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ELECCIONES FRANCIA

Eric Zemmour, el ultra que podría desbancar a Marine Le Pen en las presidenciales

Eric Zemmour da un discurso durante la reunión "Día de los Conservadores".

Sara Canals

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En Francia es prácticamente imposible encontrar a alguien que no reconozca su cara. Eric Zemmour, de 63 años y nacido en Montreuil, en las afueras de París, es un monstruo mediático. Lleva más de una década participando en programas de televisión de gran audiencia, animando mesas de debate y siendo famoso por opiniones racistas que le han enfrentado con la justicia en varias ocasiones.

Periodista de formación, Zemmour es columnista, escritor (ha publicado 17 libros, entre ensayos y novelas), filósofo y tertuliano y, desde hace unos meses, también se le considera un potencial candidato a las elecciones presidenciales francesas. Un reciente sondeo le atribuye el 13% de intención de voto, a solo tres puntos por debajo de Marine Le Pen (16%), empatado con el líder de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon (13%) y a un punto de  Xavier Bertrand (14%), uno de los aspirantes a liderar Los Republicanos, la derecha tradicional francesa. El presidente Emmanuel Macron se sitúa como líder en la encuesta, con el 23% de los votos.

Sin embargo, Eric Zemmour aún no ha oficializado su candidatura. El polemista mantiene un cierto suspense sobre su voluntad de presentarse a las elecciones, aunque nadie duda de que lo acabará haciendo. “Hay mucha gente que quiere que sea candidato”, dijo hace unas semanas. Espera el momento idóneo para anunciarlo. 

Más radical

Judío y de padres argelino-franceses, su familia se instaló en Francia en los años 50, durante la guerra de la independencia en Argelia. Está casado, tiene tres hijos y él mismo se define como bonapartista y gaullista.

Eric Zemmour quiere “re-francesificar” el país, abanderando una política extremadamente estricta contra los inmigrantes. De Marine Le Pen, cuyo programa se centra en la inmigración y la seguridad, Zemmour dice que “la clase política ha permitido que tenga el monopolio de la lucha contra la inmigración”. Zemour, por ejemplo, defiende que los empleadores “tienen derecho a rechazar a árabes o negros” o que la mayoría de traficantes son inmigrantes. “Es así, es un hecho”, afirmó durante una entrevista, sin ofrecer pruebas. 

Algunas de sus intervenciones han terminado en los tribunales, imputándole por racismo, homofobia o discriminación contra las mujeres. En una de sus causas más recientes, se le juzgó por provocación al odio racial por haber dicho en televisión que los niños migrantes no acompañados “son unos ladrones, asesinos, violadores… y hay que echarles del país”. 

De llegar a la presidencia, Zemmour también quiere aplicar una política más dura contra el uso de símbolos religiosos o impedir que las familias pongan nombres de pila que no sean franceses. “Haré lo que Napoleón Bonaparte hizo con los judíos durante la revolución francesa”, explicó en un programa, poniendo como principal ejemplo el nombre de Mohamed. Napoleón prohibió que los niños que nacieran en Francia adquirieran nombres extranjeros, una ley que permaneció en vigor hasta 1993. 

El periodista también es favorable a reinstaurar la pena de muerte y considera que la Unión Europea es “inútil”, puesto que representa la erosión de la identidad francesa al permitir oleadas migratorias. La semana pasada viajó hacia Budapest para encontrarse con el presidente Viktor Orbán, que describe como “un dirigente que defiende la identidad de su país, su soberanía y sus fronteras”.

Buscando apoyos

Aunque su candidatura aún no es oficial, Eric Zemmour lleva meses poniendo en marcha toda la estructura necesaria para ser un contendiente en la carrera para el Elíseo. A principios de septiembre publicó un libro sobre su visión del país, Francia no ha dicho su última palabra, entre los más vendidos. 

También está recogiendo las firmas y el apoyo necesarios para lanzar su campaña a través de una asociación, Los Amigos de Eric Zemmour, y ha retado a Marine Le Pen a un cara a cara, una oferta que la líder ultraderechista rechazó, alegando que solo aceptará un duelo con Zemmour cuando haya oficializado su campaña. 

En definitiva, la estrategia de Zemmour es la de atraer al electorado ultraderechista, pero también a la derecha tradicional, dividida entre parte del electorado de Emmanuel Macron y el partido de Los Republicanos, huérfano de líder tras perder a su hombre fuerte, el expresidente Nicolás Sarkozy. Esta formación elegirá a su candidato final en un congreso el próximo diciembre.

Sarkozy, quien esta semana ha sido condenado por financiación ilegal de su campaña de 2012, también ha sido respaldado públicamente por Zemmour. “Un nuevo episodio de acoso judicial”, escribió Zemmour en Twitter tras hacerse pública la condena.

Mientras tanto, desde el Gobierno francés se evitan al máximo las referencias directas al posible candidato. Algo que cambiará cuando su campaña pase de ser un rumor a convertirse en un programa electoral.

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