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Así funciona el exitoso bono cultural en Francia

El copropietario de la librería Shakespeare and Co., David Delannet, en París.

Sara Canals

París —

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En Francia se llama Pass Culture y fue una de las promesas de campaña del presidente Emmanuel Macron. Extremadamente popular entre los jóvenes —lo utilizan más de 750.000 personas, equivalente al 85% de franceses de 18 años— este bono cultural ofrece 300 euros para gastar durante un máximo de dos años. La oferta es amplia: exposiciones, películas, visitas guiadas, cursos de arte y de música, conciertos, libros, instrumentos, videojuegos y suscripciones a periódicos y plataformas en streaming

La gran variedad de actividades y productos explica el objetivo de esta iniciativa. “La idea es que los jóvenes descubran una oferta más diversificada, que tengan la posibilidad de ser curiosos, de abrirse, de probar nuevas experiencias y que, a la larga, se conviertan en ciudadanos ilustres”, explica a elDiario.es Sébastien Cavalier, presidente de Pass Culture. Para Cavalier, el hecho de que España haya anunciado una ayuda similar “es una prueba de que el proyecto funciona”.

La implementación de este bono fue progresiva. Se empezó a instaurar en 2019 en algunas regiones del país, pero no fue hasta mayo de este año cuando se extendió a toda Francia, coincidiendo con la reapertura del ocio y de la cultura después de seis meses de confinamiento. Además, a partir de 2022, dejará de ser una ayuda exclusiva para los jóvenes de 18 años y se ampliará a los menores que cumplan 15, 16 y 17 años.

Furor por el manga

Este bono funciona a través de una aplicación donde el usuario puede explorar el tipo de productos y actividades disponibles. Hay 12 categorías: cine; visitas y exposiciones; música; espectáculos; cursos y talleres; libros; películas, series y podcasts; prensa; videojuegos; conferencias; instrumentos de música; y material de arte creativo. 

Según el Ministerio de Cultura francés, los libros lideran el ranking de popularidad, representando el 78% del total de las reservas, seguido de la música y el cine. La aplicación dispone de más de 2,5 millones de libros, aunque Sébastien Cavalier atribuye este boom a la pandemia.

Uno de los géneros literarios que más está triunfando entre los jóvenes es el manga, que llegó a suponer más del 80% de ventas antes de verano.

“La obra maestra de Miura completa y en mi poder, ¡con esto concluyo mi pase cultural! (Esta foto es sinónimo de felicidad)”, escribe un joven Twitter.

Este furor por los cómics japoneses generó cierta polémica, aunque la controversia ha derivado en un debate más amplio sobre qué se considera una obra o experiencia cultural. “Los cómics en Francia empezaron a ser reconocidos como el noveno arte en los 80 y se popularizaron en los 90”, explica Cavalier. “Japón dispone de grandes clásicos del manga, comparables con Tintín o Astérix y Obélix en Francia”. Una polémica que el director de Pass Culture transforma en una oportunidad: “Al darles la palabra a los jóvenes, nos obliga a los adultos a interrogarnos sobre qué consideramos como parte de la cultura”, opina.

Experiencia cultural

Para que este bono consiga inspirar y despertar la curiosidad a los jóvenes, la aplicación tiene varias limitaciones para forzar a los usuarios a diversificar sus compras. En primer lugar, no es posible gastar más de 100 euros en productos y servicios digitales, como videojuegos o suscripciones a Spotify o Canal+. Tampoco se permite superar los 200 euros en un mismo producto.

El bono tampoco ofrece un servicio de envío a domicilio. “Para nosotros es crucial que los jóvenes tengan que ir a recoger lo que han comprado”, cuenta Cavalier. “De este modo entran en la atmósfera cultural, descubren todo tipo de establecimientos y, una vez allí, el vendedor tiene un rol esencial de mediador para aconsejar y recomendar otros productos a los jóvenes”, explica. 

La oferta de contenidos premium es otro aspecto que, desde Pass Culture, se quiere fomentar: desde encuentros con artistas y talleres especializados, hasta visitas privadas en el Palacio del Elíseo. La semana pasada, por ejemplo, se ofrecieron 1.400 invitaciones para ir a la Ópera de París. Las entradas se agotaron en dos horas.

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