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El sida, el hambre, las guerras, los refugiados, Mandela, la democracia; retrato de Kofi Annan en diez frases

Kofi Annan.

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Sobre Naciones Unidas frente a los estados y los mercados en plena crisis económica (2013).

“Hoy tenemos un problema: la confianza entre los líderes y la gente está rota. El contrato social que existía entre Gobiernos y el pueblo está roto. Si tuviera que ir a España, a Portugal, a Chipre o a cualquiera de los países en que tenemos este problema y hablase con la gente corriente, me dirían: No puedo cuidar de mis padres, no puedo pagar facturas de hospital y el Gobierno me dice que no hay dinero. De pronto empiezan las dificultades en los bancos y aparecen millones para salvarlos. Los ricos cuidan los unos de los otros, no les intereso yo como individuo”.

Sobre le 11S y la guerra contra el terror.

“Para muchos, la mayor amenaza para la paz mundial pasó a ser la ira y la necesidad de revancha de Estados Unidos. La guerra contra el terror implicó daños colaterales. La gente sintió que las libertades civiles y los derechos humanos estaban siendo atacados, o que no eran respetados, y algunos gobiernos actuaron como si hubiera un intercambio entre seguridad y derechos humanos o derechos civiles. Fue un peligroso trueque: si renuncias como individuo a tus derechos humanos por la seguridad, ¿obtienes finalmente seguridad?”

Sobre la posibilidad de una intervención militar contra Irak en 2001.

“No hay ninguna prueba de la complicidad de Bagdad en los acontecimientos del 11 de septiembre. Atacar Irak sería una equivocación. Sólo se conseguiría aumentar la tensión en la región”.

Sobre el calentamiento global.

“El calentamiento global debe ser visto como una amenaza económica y de seguridad. Cuando hablamos en términos de seguridad y protección, tendemos a enfocarnos en conflictos políticos, conflictos militares, cuando algunas de las fuentes pueden ser enfrentamientos por escasez y recursos. Los políticos enfocados en rescatar la agobiada economía mundial no deberían olvidar los riesgos que sus poblaciones enfrentan por el calentamiento global”.

Sobre la lucha contra el Sida durante una intervención ante la Asamblea General de Naciones Unidas en 2006.

“Queda mucho por hacer. La acción contra la propagación del virus entre mujeres y niñas está siendo increíblemente lenta. Debe garantizarse la protección de grupos vulnerables, como drogadictos y prostitutas, a los que algunos países niegan ayuda. Hay que ser realistas y no pretender que esta gente no existe”.

Sobre las guerras.

“Muchos pensaban… Que los horrores de la segunda guerra mundial… No se podrían repetir. Y sin embargo se han repetido en Camboya, en Bosnia y Herzegovina, en Ruanda. Nuestra época nos ha demostrado que la capacidad del hombre para la maldad no conoce límites.”

Sobre el hambre y la pobreza en una reunión de la FAO en Roma en 2011.

“Si los países no pueden asociarse con éxito para garantizar la seguridad alimentaria -la más básica de las necesidades humanas- nuestras esperanzas de una mayor cooperación internacional parecen condenadas al fracaso. En los últimos años se ha producido un ominoso retroceso de la idea de objetivos comunes basados en valores compartidos. Hemos presenciado un preocupante incremento del proteccionismo, de prohibiciones unilaterales a las exportaciones, el acaparamiento de tierras y acuerdos exclusivos para cubrir las necesidades alimentarias de los ricos, pero no de los pobres”.

Sobre la democracia.

“No existe un solo modelo de democracia, o de los derechos humanos, o de la expresión cultural para todo el mundo. Pero para todo el mundo, tiene que haber democracia, derechos humanos y una libre expresión cultural.”

Sobre los refugiados.

“Los diferentes, los desplazados y los refugiados enriquecen todas nuestras vidas. La tolerancia hacia ellos abrirá nuevos mundos y hará que sean bienvenidos donde quiera que vayan”.

Sobre Nelson Mandela y el liderazgo.

“El liderazgo no tiene necesariamente que ser algo de dimensión o trascendencia mundial. Si un dirigente gobierna en su propio país, se ocupa del bienestar de su pueblo, ofrece claridad moral y sabe guiar, otros reaccionarán en consecuencia. Mandela no se propuso gobernar el mundo. Se propuso ocuparse de su entorno, intentar liberar a su pueblo y adoptar un principio de perdón y reconciliación que fue una gran lección para la gente de todo el mundo. O sea que, si tenemos un líder que se comporta así en su propio país y destaca, la gente reacciona”.

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