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¿Qué se juega en las elecciones legislativas de Venezuela? El futuro de Guaidó y tal vez la estrategia de la UE

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, durante un acto celebrado el pasado 27 de noviembre

Javier Biosca Azcoiti

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Desde las elecciones legislativas de 2015, cuando la oposición venezolana se hizo con el control de la Asamblea Nacional, el Parlamento se convirtió en el núcleo de la lucha para intentar expulsar a Nicolás Maduro y sirvió a Juan Guaidó para autoproclamarse presidente encargado del país, reconocido como tal por buena parte de la comunidad internacional, incluida la inmensa mayoría de la UE. Este domingo, el país celebra nuevas elecciones legislativas y se prevé que Maduro recupere el control de la Cámara, en parte, por el boicot electoral propuesto por buena parte de la oposición.

Desde que en enero de 2019 Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, se autoproclamó presidente con la ayuda de sus aliados internacionales –especialmente EEUU–, todos sus intentos para desplazar del poder a Maduro han fracasado. La vía que representaba Guaidó está enormemente debilitada y la oposición está más dividida que antes. España y la UE consideran que estas elecciones no son legítimas y pueden no reconocer los resultados. Pero la dinámica política en Venezuela cambiará a partir del domingo, complicando aún más la actual estrategia europea.

Esta situación puede agravar el bloqueo institucional ya existente, con un presidente autoproclamado reconocido por la UE y EEUU que pierde el control del único organismo público que estaba en manos de la oposición.

En un memorando confidencial de la Fundación Alternativas y firmado por el analista Vicente Palacio al que ha tenido acceso elDiario.es se recomienda explorar una “tercera vía” más pragmática por parte del Gobierno español y de la UE. El documento no representa ninguna postura oficial, sino que refleja una opción que se estaría manejando tanto en España como en Bruselas a la espera de cómo evolucionen los acontecimientos tras este domingo.

Esta “tercera vía” apunta a un giro paulatino por parte de la UE y el Gobierno español para explorar una interlocución con la nueva Asamblea Nacional e identificar en el gobierno de Maduro un interlocutor con alguna legitimidad. Al mismo tiempo, dice el documento, se debe presionar a la oposición para unirse y cambiar de estrategia para poder derrotar a Maduro en próximas citas electorales.

Un elemento fundamental para propiciar cambios, según este análisis, consiste en aliviar la crisis humanitaria mediante el levantamiento de ciertas sanciones económicas condicionado a avances políticos por parte del régimen de Maduro. En este sentido, un trabajo conjunto entre la UE y el nuevo gobierno de Joe Biden en relación a la oposición venezolana, con el apoyo de algunos países vecinos latinoamericanos, podría facilitar el tránsito progresivo hacia este nuevo camino, y en último término, hacia una negociación.

“El problema no es Guaidó, sino que Maduro ha demostrado una capacidad de resistencia mayor a la que se suponía”, afirmaba Josep Borrell, alto representante de la política exterior de la UE, en una entrevista reciente con elDiario.es.

“Después de que la nueva administración americana haya tomado posesión y se hayan celebrado estas elecciones en unas condiciones que nos han impedido participar como observadores, habrá que replantearse de qué manera se aborda la situación en Venezuela [...] Habrá que convocar otra vez al grupo de contacto y poner sobre la mesa una estrategia más realista que no redunde en aumentar el sufrimiento del pueblo venezolano”, añadió.

Sin embargo, Borrell mandó el pasado 24 de septiembre una delegación a Venezuela para intentar retrasar las elecciones al año que viene porque “las condiciones electorales ahora vigentes no permiten la celebración de elecciones justas, democráticas y competitivas”, según señala un comunicado de la UE. “Sin un aplazamiento y mejora de las condiciones, la UE no puede plantearse el envío de una misión de observación electoral”. Por su parte, la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, declaró en octubre: “Las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre no reúnen los requisitos necesarios desde un punto de vista democrático. Si esas condiciones democráticas no se dan, no podremos reconocer los resultados”.

“No podemos seguir jugando a ser un Gobierno de Internet”

Según datos recientes de la encuestadora Datanálisis, la mayoría de la población venezolana (62,2%) no se identifica ni con el Gobierno de Maduro ni con la oposición. En este sentido, muchos venezolanos rechazan la estrategia opositora de no participar en las elecciones (47,8% frente a un 25,8% a favor de no participar). 

La decisión de boicotear los comicios ha provocado divisiones dentro de la oposición. “Yo no me voy a quedar de brazos cruzados. Nosotros no le vamos a dejar a la gente sin opción, no le vamos a regalar la Asamblea a Maduro”, declaró Henrique Capriles en septiembre cuando anunció su participación en las elecciones. “Nosotros no podemos seguir jugando a ser un Gobierno de Internet, usted es Gobierno o es oposición. No se puede seguir obviando la realidad que tenemos ante nuestros ojos”. Poco después del anuncio de la UE sobre la ausencia de observadores electorales comunitarios, Capriles informó que finalmente no participará.

Por su parte, Maduro goza de una popularidad muy baja (13%-14%), pero existe una nostalgia por Hugo Chávez, ya que casi el 60% de la población aprueba el legado del expresidente.

Según los datos de Datanálisis, la participación en estos comicios será muy baja y Maduro ha ofrecido un “premio especial” a las 100 comunidades que tengan mayor porcentaje de votantes. “La comunidad nos dirá: necesitamos tal cosa y el comando de campaña se mueve y resuelve, compadre”, señaló el presidente.

Maduro: “Si vuelve a ganar la oposición, yo me voy”

“Se lo digo al pueblo venezolano, dejo mi destino en sus manos. Si vuelve a ganar la oposición, yo me voy de la presidencia”, ha afirmado Maduro en varias ocasiones durante la campaña. Parte de la oposición que sí participará ha utilizado la promesa del presidente para movilizar a sus seguidores bajo el lema “si votas, Maduro se va”.

Guaidó y los suyos creen que estos comicios son un “fraude” que solo servirán para legitimar al Gobierno. En este sentido, Guaidó ha organizado una consulta popular para la semana que viene con el objetivo de intentar demostrar al Gobierno el rechazo que genera entre la población.

Se trata un último intento de legitimar su idea de continuar ostentando un mandato interino sin instituciones a su cargo, sin fuerzas de seguridad del Estado, sin capacidad de maniobra y, a partir del 5 de enero, también sin el control del Parlamento.

“¿Exige usted el cese de la usurpación de la Presidencia de parte de Nicolás Maduro y convoca la realización de elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y verificables?”, dice la primera pregunta de la consulta. ¿Rechaza usted el evento del 6 de diciembre organizado por el régimen de Nicolás Maduro y solicita a la comunidad internacional su desconocimiento?“, se lee en la segunda. ”¿Ordena usted adelantar las gestiones necesarias ante la comunidad internacional para activar la cooperación, acompañamiento y asistencia que permitan rescatar nuestra democracia, atender la crisis humanitaria y proteger al pueblo de los crímenes de lesa humanidad?“, dice la tercera.

Un informe de la ONU de septiembre acusa al Gobierno de Venezuela de crímenes contra la humanidad, entre ellas ejecuciones extrajudiciales, desapariciones, detenciones arbitrarias y torturas. “Nadie en su sano juicio va a dudar de que hay abusos y torturas en Venezuela”, declaró uno de los autores del informe en una entrevista con elDiario.es.

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