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ANÁLISIS

La Justicia ha golpeado a la política en Portugal y el resultado ha sido el auge del discurso antisistema de la extrema derecha

El primer ministro portugués, António Costa, habla con los periodistas durante la noche electoral en Lisboa.

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Cuando la Justicia golpea a los políticos, la extrema derecha sale ganando. Con los mayores partidos de Portugal implicados en causas judiciales, el discurso antisistema ha cobrado fuerza. Este sentimiento contra los políticos llevó este domingo a la tasa de abstención más baja en décadas, haciendo volver a las urnas a votantes que llevaban varios comicios sin participar en la elección democrática de sus representantes. El discurso fácil contra las élites, en un intento de aglutinar a los descontentos con un sistema político que no les ha dado la respuesta que desean, ha funcionado a la perfección: los ultras de Chega, que han basado su campaña en la premisa de 'limpiar Portugal', han protagonizado un ascenso meteórico hasta cuadruplicar su número de escaños.

Las elecciones anticipadas han provocado un terremoto político, en una noche de consecuencias imprevisibles. Pero es cierto que el adelanto de las elecciones estuvo motivado por una investigación judicial, la 'Operación Influencer', que aún no ha dado resultados prácticos, pero que ha provocado la caída de un gobierno con mayoría absoluta. La única realidad visible fue el dinero escondido –78.000 euros– dentro de libros en el despacho del jefe de gabinete de António Costa, Vítor Escária –que dice no tener nada que ver con este caso– y supuestas presiones para facilitar licencias de inversión en Portugal en los sectores de energía y centros de datos, en un país donde la excesiva burocracia ralentiza los procesos. Pero la implicación en el caso del todavía primer ministro es difícil de explicar. Él mismo dice que aún no ha sido oído en el marco de esta investigación judicial.

Desde la confusión de nombres entre el ministro de Economía, António Costa e Silva, y el nombre del primer ministro, António Costa, en la transcripción de una escucha telefónica, hasta el hecho de que el juez instructor del caso considerara “vagas” y “contradictorias” las acusaciones contra el primer ministro, la “Operación Influencer” ha estado envuelta en un manto de opacidad que hace que, más de cuatro meses después del registro de la residencia oficial del primer ministro, no estén claras las acusaciones contra los implicados.

El mayor enemigo de Costa: los plazos judiciales

La semana pasada, el medio internacional Político mostraba cómo António Costa se enfrentaba al reto de limpiar su imagen para poder alcanzar el puesto al que aspira: líder del Consejo Europeo.

Costa ha rechazado sus ambiciones para otros cargos políticos, como la presidencia de la República –dice que “no tiene el perfil” para un papel no ejecutivo–, pero nunca ha negado su interés por el puesto europeo. Conocido por su capacidad para crear consensos que parecían imposibles, Costa era el candidato más fuerte para el puesto dentro de este grupo político. La 'Operación Influencer' le ha dejado atrapado en una realidad sobre la que no tiene ningún control. Durante la jornada electoral de este domingo, Costa comentó a los periodistas que no recordaba la última vez que no había sido candidato en unas elecciones y que, por tanto, iba a vivir una noche electoral muy diferente a la habitual. Aun así, se presentó por la noche en el hotel de Lisboa donde el Partido Socialista recibió los resultados electorales, tras confirmarse la derrota de la formación, como forma de mostrar su solidaridad con el secretario general de los socialistas, Pedro Nuno Santos.

De momento, el principal enemigo de Costa es la Justicia portuguesa, conocida por su lentitud, con casos que duran décadas y se eternizan de recurso en recurso. La ambición europea sigue en pie, pero la realidad es que Bruselas no quiere que haya la menor sospecha sobre sus máximos representantes. Para que Costa pueda continuar con su sueño, es necesario que se aclare si las acusaciones eran infundadas o no, pero esta aclaración tarda en llegar.

A pesar de la derrota de los socialistas el domingo, no se descarta que António Costa encabece la lista del Partido Socialista para las elecciones europeas de junio. Es un rumor que circula dentro del partido y que nadie importante se ha apresurado a desmentir. Pedro Nuno Santos ya ha dicho que Costa “será lo que quiera” en el Partido Socialista.

Aun así, la 'Operación Influencer' hizo daño al resultado electoral de los socialistas, pero no puede considerarse el único factor que llevó al país a girar a la derecha: el aumento del coste de la vida y el rechazo de ciertos sectores de la población a las comunidades de migrantes, así como el descontento con la clase política, con los impuestos que se pagan y con los débiles servicios públicos hacen el resto.

En cambio, el presunto caso de corrupción en la región insular de Madeira, que afectó al entorno del líder del gobierno regional de centroderecha de la región, Miguel Albuquerque, elegido por el conservador Partido Social Demócrata (PSD), no ha tenido el mismo impacto en la pérdida de votos. La coalición de centroderecha entre el PDS y el democristiano CDS fue la más votada en Madeira, donde siempre ha ganado las elecciones democráticas. Sacó los mismos tres de los seis diputados por circunscripción de la región. Esta investigación judicial también está en curso, sin detenidos, pero el presidente dimisionario del gobierno regional quiere volver a presentarse a unas nuevas elecciones, que aún no es seguro que se convoquen.

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