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La superbomba lanzada sobre Afganistán pudo causar un daño menor del anunciado

Fotografía de una bomba GBU-43 Massive Ordnance Air Blast (Moab).

Sune Engel Rasmussen

Kabul —

Después de lanzar el 13 de abril en Afganistán la mayor bomba convencional –no nuclear– jamás usada en combate, los militares norteamericanos afirmaron que la Moab (por las iniciales de massive ordnance air blast) mandaba “el mensaje muy claro al ISIS” de que serían “aniquilados”.

El secretario de Defensa, Jim Mattis, dijo que la bomba era “necesaria para destruir al ISIS”. El Gobierno afgano afirmó que la bomba había matado a 94 miembros del ISIS, pero sin causar víctimas civiles.

Sin embargo, una nueva investigación por analistas independientes arroja dudas sobre la eficacia de la bomba al sugerir que causó daños menores que los anunciados inicialmente y cuestiona una vez más las razones aducidas para lanzar la bomba.

Utilizando imágenes de satélite, imágenes tomadas sobre el terreno y visualización 3D, el instituto de análisis geográfico Alcis realizó un examen de la zona atacada en la provincia de Nangarhar. Descubrió 38 edificios y 69 árboles destruidos en un radio de 150 metros, lo que desmiente las versiones locales según las cuales la bomba había dañado casas a tres kilómetros de distancia.

En las imágenes no aparece ningún cráter de 300 metros, como se podría esperar tras el ataque. Alcis cree que los daños producidos a más distancia se deben a combates sobre el terreno.

Alcis también se muestra escéptica sobre el balance hecho por el Gobierno afgano, que dijo que la bomba había matado a 94 miembros del ISIS. “Estoy perplejo por eso”, dice Richard Brittan, director ejecutivo del instituto. “Simplemente, no entiendo de dónde sacan ese número”.

Fuentes del Gobierno afgano señalan que sacaron 94 cadáveres de los túneles atacados.

Además, al igual que en la información de The Guardian en su visita al pueblo de Asadkel, a 650 metros de la zona del impacto, otras fuentes del Gobierno alegan que los militares de EEUU han restringido o impedido el acceso a la zona de impacto, donde continúan los combates.

EEUU aún ha realizado una estimación de bajas. “No hemos podido ir allí y hacer una estimación, y probablemente no la hagamos”, dice el portavoz militar norteamericano en Kabul, el capitán William Salvin, que se negó a comentar sobre las cifras facilitadas por los afganos. Salvin dice que eso sería “demasiado peligroso” y que los militares “tienen cosas mejores que hacer”.

Alcis afirma que la versión de que no hubo bajas civiles es “anómala”. El ataque ocurrió menos de un mes antes de la cosecha. Aunque muchos agricultores habían huido antes de los combates, muchos habían regresado para acampar en la zona cerca de sus cosechas, dijo Brittan. “Es el único lugar donde puedes estar si quieres ocuparte de los campos. Es perfectamente posible que los agricultores en edad de trabajar hayan sido contabilizados como terroristas muertos”.

El capitán Silvan dice que está seguro de que no hubo bajas civiles porque las fuerzas de EEUU habían realizado una intensa vigilancia de la zona durante más de una semana antes del ataque. “La gente no tiene problemas para denunciar bajas civiles en este país. Y no hubo tales denuncias en este caso”, explica.

El análisis plantea dudas sobre las razones del uso de la Moab. En Afganistán, ISIS supone una amenaza militar menor comparada con los talibanes. Se ha especulado con que EEUU quería enviar un mensaje a otros países en la región, pero Salvin insiste en que la Moab fue utilizada con un “propósito específico táctico en el campo de batalla”.

Brittan afirma que el argumento sólo tendría sentido si EEUU hubiera lanzado bombas como la Moab sobre centenares de lugares similares en el valle de Mahmand que está siendo atacado, lo que pondría en peligro años de asistencia de la zona.

“Si lo que quieren es destruir el valle y todos sus asentamientos, entonces (que haya) una lluvia de Moabs”, dice. “Pero en lo que hay que centrarse es en conseguir que la gente vuelva para vivir de la tierra”.

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