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The Guardian en español

Fuertes sospechas de la complicidad de la policía de Sajonia con la extrema derecha alemana

Los policías intentan contener a los manifestantes de Chemnitz en la noche del lunes.

Kate Connolly

Berlín —

La filtración a grupos de extrema derecha de una orden de arresto ha aumentado la sospecha en Alemania sobre las relaciones entre la policía y los manifestantes xenófobos. Las autoridades han confirmado que la filtración, que incluía el nombre completo del principal sospechoso del asesinato de un hombre de 35 años, que provocó protestas violentas contra los extranjeros en la ciudad de Chemnitz, fue tuiteada por Lutz Bachmann, fundador del grupo de extrema derecha Pegida. El sospechoso es un iraquí de 22 años.

La policía de Chemnitz está siendo criticada por su escasa preparación ante las protestas ultraderechistas en la ciudad el domingo por la noche, que se produjeron después del apuñalamiento de Daniel H, cuyo apellido no ha sido hecho público por la policía, como es habitual en Alemania.

La manifestación atrajo a unas 6.000 personas y 1.500 contramanifestantes y muy pronto se convirtió en violenta cuando los grupos de extrema derecha se dividieron en grupos más pequeños y empezaron a perseguir a extranjeros por las calles en unos incidentes que se repitieron el lunes por la noche.

“Por cada alemán muerto, un extranjero muerto”, gritaron algunos manifestantes en una escena que recordaba a los pogromos de la era nazi.

Una portavoz policial confirmó la autenticidad de la orden de arresto filtrada a los medios: “El documento es real. Ya hemos iniciado una investigación judicial en relación a la violación de secretos oficiales”.

La foto de la orden de detención circuló rápidamente por internet, en especial a través de un grupo de WhatsApp de la extrema derecha llamado Pro Chemnitz, que fue el que convocó la concentración del domingo.

Martin Dulig, viceprimer ministro del Estado de Sajonia, tachó de escandalosa la filtración. “Saber que la orden de arresto fue probablemente filtrada por la policía a grupos ultras significa que tenemos un gran problema. Esto es un hecho inaudito”, dijo el político del SPD.

La filtración ha incrementado la preocupación por las relaciones entre la policía de Sajonia y el partido anti-inmigración Alternative für Deutschland (AfD) y el grupo Pegida, que ha originado que se apode “Pegizei” a la policía, una mezcla de polizei (policía) y Pegida.

La policía fue acusada la pasada semana de no hacer nada cuando los manifestantes de Pegida impidieron a un cámara de la televisión pública ZDF tomar imágenes de la manifestación de Dresde durante 45 minutos después de que un manifestante se quejara por su presencia, un manifestante que resultó ser un empleado de la policía.

Recibieron más acusaciones el miércoles al saberse que habían mentido al sostener que habían subestimado el número de las personas que asistirían a la manifestación de Chemnitz. Se supo que la oficina en Sajonia de los servicios de inteligencia había advertido con antelación de que se esperaba un gran número de extremistas de toda Alemania, incluidos neonazis, hooligans de clubes de fútbol y practicantes de artes marciales con antecedentes conocidos de actividades ultras, en un número de al menos cuatro cifras, entre mil y 5.000.

Se desplegaron 591 agentes, una cifra que los responsables de la policía admitieron después que era totalmente insuficiente.

Tras los disturbios del domingo y lunes, Chemnitz estuvo tranquila en la noche del martes, pero Michael Kretschmer, primer ministro de Sajonia, dijo que cree que los manifestantes querrán aprovechar el impulso conseguido y que convocarán más manifestaciones.

Kretschmer dijo que está convencido de que las fuerzas de seguridad estarán preparadas para la concentración organizada por Pro Chemnitz para la noche del jueves: “Dejaremos claro que el Estado tiene el monopolio del uso de la fuerza”, dijo al prometer una actitud más firme comparada con lo que ocurrió a principios de semana, cuando algunos manifestantes hicieron el saludo nazi, que es ilegal en Alemania.

Los líderes alemanes intentan desesperadamente encontrar una estrategia que afronte las consecuencias de los hechos de Chemnitz. El partido conservador de Angela Merkel, la CDU, en el poder en Sajonia desde 1990, ha sido acusado de no haberse enfrentado con decisión al creciente movimiento de extrema derecha.

Sajonia afronta unas elecciones decisivas el próximo año en las que la CDU podría perder hasta 10 puntos en favor de AfD, según los últimos sondeos. AfD, que se ha apresurado a rentabilizar el espíritu xenófobo aparecido en Chemnitz, sobre todo a través de las redes sociales, puede conseguir hasta un 25% de los votos, lo que le convertiría en la segunda fuerza del Estado.

Los antiguos estados de la Alemania Oriental comunista, como es el caso de Sajonia, no han hecho frente al problema de la extrema derecha ni han dado respuestas al legado de la época nazi que persistió bajo el comunismo.

Chemnitz, una antigua ciudad industrial que se llamaba Karl Marx Stadr en la época comunista, ha tenido serios problemas económicos en los últimos años, desde las altas cifras de desempleo hasta la pérdida de 800.000 habitantes, más del 20%, por la emigración desde la reunificación.

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