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The Guardian en español

Bannon y sus aliados ultraconservadores apuestan por la política local para fortalecer el trumpismo

Steven Bannon, asesor de la Casa Blanca durante la administración Trump

Peter Stone

Washington —

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Steve Bannon y Michael Flynn, antiguos asesores clave de Donald Trump, están al frente de una estrategia para aumentar la influencia trumpistas en la política local de Estados Unidos. Lo hacen mientras siguen promoviendo la idea infundada de que la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales de 2020 fue fraudulenta.

El creciente empuje de los partidarios más acérrimos de Trump ha hecho que los grupos de vigilancia electoral alerten sobre la amenaza que representan para la democracia Flynn, Bannon y otros acólitos del expresidente. Además de afirmar sin ningún fundamento que hubo fraude y de exigir nuevas auditorías para las elecciones de 2020, están tratando de que sean personas de afinidad conservadora las que ocupen los cargos que controlan el sistema electoral estadounidense.

Estos movimientos llegan un año después del asalto al Capitolio en Washington, cuando una turba de partidarios de Donald Trump invadió el edificio tratando de detener la certificación de Biden como vencedor en las elecciones presidenciales.

Por varios caminos, Flynn y Bannon han centrado sus nuevas energías en aumentar el poder de los conservadores buscando más aliados en puestos locales clave y de distritos electorales. Con la vista puesta en las elecciones legislativas de 2022 y de 2024, están construyendo nuevas alianzas políticas que giran alrededor de temas como la obligatoriedad de la mascarilla o los requisitos de vacunación.

Designaciones en puestos clave

Las estrategias de Flynn y Bannon se suman a las de otros grupos conservadores, como las desplegadas por la influyente asociación juvenil Turning Point USA para ampliar la base de Trump dentro del distrito electoral y para nombrar a políticos respaldados por Trump en puestos clave como la Secretaría de Estado de Georgia, de Arizona, y de otros estados en disputa.

Flynn y Bannon se han apoyado por separado en una combinación de grupos sin ánimo de lucro, incluido uno respaldado por el multimillonario Patrick Byrne; en las redes sociales conservadores favoritas de la extrema derecha, como Telegram, y en eventos que transmiten mensajes cristianos evangélicos con desinformación política.

Bannon, por ejemplo, usa su podcast War Room para defender el plan de “tomar el control del Partido Republicano a través de los comités de distrito”, invitando a participar en el programa a posibles candidatos. Con decenas de millones de descargas, su podcast ha encontrado una buena acogida entre un gran número de seguidores conservadores.

Flynn, por su parte, anda pregonando el mantra de que “la acción local tiene un impacto nacional”. En varios estados clave ha sido el orador estrella de ReAwaken America, las autodenominadas conferencias de “salud y libertad” donde se combinan temas evangélicos con desinformación sobre las elecciones de 2020 y dudas sobre las vacunas.

La cruzada conservadora de Flynn y Bannon llega después de que Trump los indultara al perder las elecciones. Flynn había sido condenado por mentir al FBI y Bannon, por fraude.

Junto a otros fieles de Trump, Flynn y Bannon también han sido piezas clave en las maquinaciones para impedir al Congreso la certificación de Biden como ganador de las elecciones, una maniobra ahora bajo escrutinio en la investigación que un comité selecto de la Cámara de Representantes está llevando adelante sobre el asalto al Congreso de hace un año.

Mientras se labran sus nuevos roles dentro del ecosistema conservador, Flynn y Bannon han seguido apoyando la teoría de la conspitación de que Trump perdió en 2020 debido a un fraude colosal, un leitmotiv que da fuerza a sus intentos de aumentar la influencia en el sistema electoral a nivel local y estatal con el objetivo de que los republicanos mejoren sus opciones de reconquistar el Congreso en 2022 y la Casa Blanca en 2024.

“Estamos viendo una tendencia peligrosa de personas que niegan el resultado de las elecciones mientras hacen cola para ocupar puestos de la administración electoral en todo el país”, dice Joanna Lydgate, directora ejecutiva de la organización States United Democracy Center [especializada en la salvaguarda del proceso electoral]. “Los intentos de Flynn, de Bannon y de otros promotores de la gran mentira forman parte del manual de jugadas para secuestrar las elecciones de 2022 y 2024 si su candidato preferido no es el que gana”, apunta.

Además de revolucionar el trabajo político en múltiples frentes, los dos exasesores de Trump han adoptado posturas más extremistas que han sido ampliamente cuestionadas. El teniente general retirado Flynn ha sido criticado por defender de manera autoritaria “una sola religión” para Estados Unidos, así como por hablar en eventos con fuerte presencia de simpatizantes del movimiento de la conspiración QAnon. 

“Si vamos a ser una nación bajo Dios, que es lo que debemos ser, tenemos que tener una religión”, dijo en noviembre durante la gira ReAwaken America frente a un público cristiano conservador de Texas. “Una nación bajo Dios y una religión bajo Dios, ¿verdad? Todos nosotros, trabajando juntos”, ha indicado.

Organizaciones detrás de Trump

Patrick Byrne, el multimillonario fundador de The America Project [una organización creada para difundir teorías de la conspiración en torno a la elección de 2020], ha contratado a Flynn como portavoz y asesor especial. Según Byrne, el papel destacado que el militar retirado ha tenido durante los eventos de ReAwaken America en estados como Michigan y Florida no es una casualidad.

En mensajes de texto, Byrne responde que él y Flynn tuvieron una gran participación en el lanzamiento de la gira ReAwaken durante la primavera, usando algunas “decenas de miles de dólares” de The America Project para financiar los eventos del ReAwaken.

En total, Byrne dice que The America Project había recaudado unos 9,5 millones de dólares, siete de ellos donados por él. Byrne y esta organización invirtieron más de tres millones de dólares en una auditoría que duró meses en el principal condado de Arizona. Trump contaba con esa auditoría para encontrar un fraude significativo. Para su consternacioń, no dio lugar a cambios que pudieran influir en la victoria de Biden en el estado y tampoco en el condado.

Según Byrne, The America Project ha ayudado a financiar auditorías electorales en otros estados, además de Arizona. Byrne tiene un patrimonio neto de unos 75 millones de dólares y es el antiguo consejero delegado de la cadena de muebles Overstock.

Byrne dice que no votó por Trump. Se considera un defensor del “Estado de derecho” y habla de una “montaña de pruebas” que aún respaldan acusaciones de fraude que han sido ampliamente descartadas.

A la organización de Byrne no le han faltado vínculos con Trump. Hasta finales de diciembre, su presidenta era Emily Newman, una exasesora de Trump. En diciembre de 2020 Newman, Byrne y Flynn asistieron a una reunión con Trump para evaluar formas de impedir la toma de posesión de Biden.

Según múltiples informaciones de ese encuentro, Flynn defendió la posibilidad de declarar la ley marcial para desplegar el ejército y repetir las elecciones en los estados clave donde Trump había perdido. Según Byrne, la persona que ha sucedido a Newman en la presidencia es Joe Flynn, hermano de Michael Flynn.

Además de su trabajo con The America Project, los esfuerzos de Flynn en agrandar a nivel local las bases MAGA [trumpistas, por las siglas en inglés del eslogan de campaña del expresidente] aumentaron en mayo, cuando lo nombraron presidente de America's Future, otra organización sin ánimo de lucro que a su vez se ha asociado con Turning Point USA y otras para formar la alianza County Citizens Defending Freedom USA.

Según el abogado de Florida y exfiscal Ron Filipkowski, autor de un artículo en The Washington Post sobre los avances en la política local de los simpatizantes de Trump, esta alianza está financiando una variedad de protestas, programas de formación y encuentros con candidatos en torno a temas como la obligatoriedad de la mascarilla, los requisitos de vacunación y la teoría crítica de la raza.

Manipulación electoral

Por su parte, la estrategia de Bannon de mejorar la fortuna electoral del Partido Republicano mediante el control de los distritos electorales locales es una combinación de bravuconerías conspirativas y apocalípticas. En diciembre, el que fue asesor especial de Trump durante el inicio de su presidencia dijo a la cadena CNN que War Room, su podcast, era una herramienta para ampliar la base electoral del magnate inmobiliario. “Se trata de ganar las elecciones con la gente adecuada: la gente de MAGA”, dijo Bannon. “Vamos a tener a nuestra gente en todos los niveles”, ha indicado.

“Vamos a tomar todas las elecciones”, dijo en noviembre Bannon en su podcast War Room. “Vamos a llegar al fondo [de las elecciones del año pasado] y vamos a retirarle la acreditación a los electores. Y va a haber una crisis constitucional. Pero, ¿saben qué? Somos un país grande y duro, y podemos gestionarlo. Seremos capaces de manejarlo. Lo superaremos”, dijo.

Según Megan Squire, profesora de Ingeniería Informática en la Universidad de Elon, gran parte de los mensajes políticos de Bannon se han transmitido por canales alternativos de redes sociales como Telegram donde se pide a los aliados conservadores y de extrema derecha que difundan el evangelio pro-Trump y ayuden a ampliar a nivel local la base electoral de MAGA.

Squire dice que la retórica de Bannon y su gran audiencia son cada vez más peligrosas. “Tras haber sido expulsado el año pasado de las principales redes sociales, Bannon ha estado promoviendo canales en redes sociales 'alternativas' y permisivas como Telegram y Gettr. Allí sus oyentes son capaces de amplificar los mensajes de Bannon durante 24 horas al día con desinformación, estafas y teorías de la conspiración”, dijo.

Para Lydgate, del States United Democracy Center, las campañas en múltiples frentes de Bannon, Flynn y otros importantes fieles de Trump representan un grave riesgo para la integridad de las futuras elecciones. “Quieren sembrar la duda en nuestra democracia y facilitar que la voluntad de los votantes estadounidenses no sea tenida en cuenta”, ha indicado.

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