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The Guardian en español

Clinton consigue una ventaja difícil de superar para Sanders

Los latinos apoyan a Clinton frente a Trump con la mayor diferencia en 45 años

Lucia Graves

Nevada fue el principio del fin de las primarias demócratas. Ahora, ese fin parece estar más a la vista, tras lo ocurrido este sábado en Carolina del Sur. Este estado proporcionó a Clinton la victoria indiscutible que estaba esperando, y aportó más señales de que Sanders no puede alcanzarla ante un electorado diverso.

Cuando una Clinton eufórica salió al escenario en Columbia recibida por gritos de “¡Hillary! y ”¡señora presidenta!“, estaba batiendo a su rival demócrata Bernie Sanders en las encuestas por aproximadamente tres a uno. Una derrota que Sanders no puede interpretar como otra cosa que lo que es. En un estado en el que el 61% de los votantes demócratas son negros, Clinton se mostró como la persona mejor posicionada para continuar con el legado de un popular Barack Obama, y puso en valor su historia de lucha para superar los obstáculos que la vida pone en el camino de cada uno.

La exsecretaria de Estado venció con su promesa de ayudar a los niños de las minorías pobres del denominado “corredor de la vergüenza”, un conjunto de escuelas ruinosas a lo largo de la autopista I-95 en Carolina del Sur. Esta fue una de las promesas estrella de Obama en su campaña de 2008, en la que ganó a Clinton en 44 de los 46 condados de ese estado.

Clinton no ha vuelto a cometer ese error: ahora es ella quien está al frente de esa problemática. “La victoria de esta noche es para los padres y profesores de Carolina del Sur. Me enseñaron aulas en ruinas”, manifestó Clinton, levantando aclamaciones. Prometió que el gobierno federal trabajará con los sectores implicados del estado para dar a los niños la “educación que merecen”.

La candidata también se agarró a su identidad de luchadora, un papel que sabe encarnar con una credibilidad tremenda. “Rompamos las barreras que dejan a las personas de lado en nuestro país, especialmente a las mujeres”, propuso a una multitud que bramaba. “¿No pensáis que es el momento de que tengamos el mismo salario por el mismo trabajo?”.

“Afrontar la realidad del racismo sistemático”

Clinton no se quedó en la superación de los obstáculos de mujeres y niños. También llamó a “afrontar la realidad del racismo sistemático”. Esto es algo que a su rival demócrata, que viene de uno de los estados con mayor población blanca del país, le está costando hacer de forma convincente. Y es un mensaje de extrema importancia en Carolina del Sur, donde la raza y la clase social siguen condicionando las oportunidades educativas y económicas a un nivel profundo y desconcertante.

“Rompamos las barreras que lastran a nuestros jóvenes”, prosiguió Clinton, y entró en la cuestión de la deuda estudiantil. Los universitarios son un sector demográfico que Clinton ha estado perdiendo en favor de Sanders, pero la candidata pronto llevó el tema a sus planes de destinar fondos a universidades de alumnado tradicionalmente negro, aprovechando así su popularidad entre los estudiantes de las minorías.

Sanders, que en el momento en el que se conocieron los resultados estaba ya en el lejano y relativamente amable refugio de Minnesota, emitió un comunicado en la noche del sábado en el que no intentó negar que había sido cómodamente derrotado. Sí trató de combatir de forma preventiva el relato de que su candidatura puede estar decayendo y no ascendiendo de cara al Supermartes: “Permítanme ser claro en una cosa esta noche. Esta campaña solo está empezando. Nosotros obtuvimos una victoria decisiva en New Hampshire. Ella obtuvo una victoria decisiva en Carolina del Sur. Ahora viene el Supermartes”.

Sin embargo, hasta el momento Sanders solo ha sido capaz de ganar en estados abrumadoramente blancos, y no hay suficientes así para impulsarlo a largo plazo. Las victorias en estados como Vermont y Maine no son comparables con lugares afines a Clinton como Texas, que tiene más delegados que muchos otros estados juntos.

Hillary Clinton contra Donald Trump

Clinton, por su parte, no pareció muy interesada en enfrentarse a Sanders, sino que está guardando su fuego para el hombre al que cada vez es más probable que se vaya a enfrentar en la disputa general: Donald Trump. “En lugar de levantar muros, tenemos que derribar barreras”, dijo en una alusión no muy sutil a la frontera que Trump promete construir entre Estados Unidos y México.

En otro momento cargó contra el eslogan distintivo de Trump. “No tenemos que hacer que América vuelva a ser grande. América nunca ha dejado de ser grande”, proclamó. “Sí tenemos que hacer América toda otra vez”. Un mensaje positivo que en estas elecciones es un bien escaso.

Clinton dio un discurso fuerte que mostró su llamada a un Estados Unidos multirracial. No obstante, es aún pronto para dar por perdido a Bernie Sanders, que después de todo ha incumplido las predicciones de los gurús llegando mucho más lejos de lo que se esperaba. Su equipo aún defiende que puede recorrer un estrecho camino hacia la victoria hilvanando victorias en estados más pequeños –y principalmente blancos– del Supermartes, como Vermont, Minnesota, Massachusetts, Colorado y Oklahoma. Pero ese camino a la victoria parece muy poco probable.

Carolina del Sur no fue la puntilla decisiva para llevar a Sanders a la tumba, aunque puede que eso no esté muy lejos. Fue más bien la disputa en la que Clinton dio una zancada. Y eso era justo lo que necesitaba en este momento.

Traducido por: Jaime Sevilla

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