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The Guardian en español

La cifra de muertos por coronavirus entre la población negra de EEUU es desproporcionada

Metro de Nueva York (Europa Press)

Kenya Evelyn

Washington —

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Aunque el gobernador del estado de Nueva York afirmó hace unos días que el coronavirus “nos iguala a todos” [no hacía distinciones por motivo de raza, religión o ingresos], los datos muestran que esto no es así en absoluto. El lunes, Estados Unidos superó la cifra de 10.000 muertos por coronavirus y ahora las autoridades sanitarias lidian con el hecho de que la pandemia está sacudiendo a la población afroamericana de forma desproporcionada, especialmente en grandes ciudades como Nueva Orleans, Chicago y Detroit, donde la densidad de población afroamericana es alta.

Luisiana es el cuarto estado del país con más casos de coronavirus. La ciudad de Nueva Orleans, donde el 60% de la población es negra, concentra la mayoría de las muertes del estado. “Un poco más del 70% de los muertos por coronavirus en Luisiana son afroamericanos”, señaló este lunes el gobernador del estado, John Bel Edwards, en rueda de prensa: “Tendremos que estudiar este dato con detenimiento para ver qué podemos hacer para abordar este problema”.

Algunas ciudades del medio oeste, como Detroit, Chicago y Milwaukee, también han alertado de la creciente desproporción de afroamericanos muertos por coronavirus. Detroit, donde prácticamente el 80% de la población es negra, es la ciudad del estado de Michigan que concentra más casos. La tasa de mortalidad de la ciudad representa el 40% del total de muertes del estado.

En Chicago, donde el 30% de la población es afroamericana, este grupo concentra el 70% de casos de coronavirus en la ciudad y más de la mitad de las muertes por coronavirus del estado. “Somos muy conscientes de que en lo relativo a la atención sanitaria se dan desigualdades estructurales en ciertos grupos y es probable que esto también sea aplicable en el caso de la detección y tratamiento por esta enfermedad”, ha señalado Ngozi Esike, director del departamento de salud pública de Illinois.

Los afroamericanos tienen una mayor exposición al virus y, por lo tanto, un riesgo mayor a contraer la enfermedad. Suelen concentrarse en áreas urbanas y trabajan en los sectores esenciales [que no han parado su actividad]. Según el Economic Policy Institute, solo el 20% de los trabajadores negros está teletrabajando, en comparación con el 30% de los trabajadores blancos. Por este motivo, en los estados sureños, el virus ha matado a más hombres negros mayores, aunque también ha sacudido a las mujeres y a los jóvenes afroamericanos.

Por otro lado, los expertos señalan que las investigaciones preliminares muestran una mayor prevalencia de Covid-19 entre quienes sufren de obesidad, presión arterial alta y diabetes; factores de riesgo más comunes entre los estadounidenses afroamericanos. El virus resulta más peligroso para aquellos con patologías previas y muchos hospitales sólo hacen pruebas de detección del coronavirus a los que están ingresados en cuidados intensivos.

Algunas voces críticas han recordado que estos riesgos aumentan considerablemente debido a la desigualdad racial predominante en el ámbito de la atención sanitaria, como el cierre de centros médicos [en zonas predominantemente afroamericanas] y recortes en programas públicos de atención sanitaria para personas sin recursos o mayores, como Medicaid y Medicare. Los afroamericanos tienen el doble de probabilidades de carecer de un seguro médico, en comparación con la población blanca, y también tienen más probabilidades de vivir en una zona que carezca de los servicios de salud adecuados, y donde la atención primaria es escasa o demasiado cara.

Además, y según un artículo publicado en el Journal of General Internal Medicine [una revista médica sobre medicina interna general], algunos prejuicios racistas inconscientes también pueden contribuir a exacerbar estas desigualdades en la atención sanitaria, especialmente cuando los profesionales de la salud no están familiarizados con la mentalidad de la comunidad donde trabajan. La Century Foundation ha constatado que los proveedores de servicios de salud que trabajan en barrios predominantemente afroamericanos o latinos tienden a proporcionar un servicio de menor calidad.

El gobernador del estado de Illinois, Jay Robert Pritzker ha reconocido que los prejuicios racistas han influido en la respuesta que ha dado el estado al brote de coronavirus. Sin embargo, considera que forma parte de “un problema mucho más complejo” que no podrá solucionarse en cuestión de semanas. “Es difícil solucionar décadas, incluso siglos, de desigualdad en lo relativo a los servicios de salud que se han proporcionado a la población negra”, ha señalado. Y, si bien es cierto que el virus no hace distinciones [entre personas por motivo de raza, religión o situación económica], la doctora Uché Blackstock, responsable de Advancing Health Equity, una entidad sin ánimo de lucro que defiende una atención médica de calidad para los grupos más vulnerables, señala que la respuesta del gobierno sí puede ser discriminatoria.

Explica que cuando se propagó el virus, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos publicaron unas directrices para las pruebas de detección de coronavirus que daban prioridad a las personas que habían viajado al extranjero. Como consecuencia de esta medida, a los pacientes de Blackstock que viven en zonas de renta baja de Brooklyn y Queens, en su mayoría afroamericanos, no se les practicó la prueba con tanta celeridad como a aquellos pacientes blancos de Blackstock que viven en Manhattan y tienen mayores ingresos y más facilidades para viajar. “Ahora sabemos que el Covid-19 se estuvo propagando en nuestras comunidades mucho antes de lo que creíamos”, indica.

En Wisconsin, más de la mitad de las muertes que ha confirmado el estado (86) son de habitantes de la ciudad de Milwaukee. La escasez de test y la lenta reacción de las autoridades propiciaron que el número de casos en la ciudad pasara de sólo uno a más de 350 en menos de dos semanas. Las autoridades sanitarias creen que el virus entró en la ciudad después de que la primera persona infectada entrara en contacto con alguien de un barrio próspero y predominantemente blanco situado cerca.

El político demócrata afroamericano David Bowen, representante del estado, fue el primer legislador de Wisconsin al que se le diagnosticó coronavirus. Explicó a The Guardian que más tarde se confirmó que había pasado el virus a otras tres personas. Sólo a una de ellas se le practicó la prueba. “Las comunidades blancas enferman y esa misma enfermedad podría matar a las comunidades negras, ya que la falta de atención sanitaria a menudo nos obliga a autodiagnosticarnos”, lamenta.

Según las directrices del Centro para el Control y Detección de Enfermedades, todos los estados del país están obligados por ley a proporcionar información sobre la raza de los pacientes a los que se le ha practicado la prueba de detección del coronavirus y ha sido tratado, como ha hecho con brotes anteriores. Hasta la fecha, solo unos cuantos estados han dado a conocer esta información.

La semana pasada, los demócratas en el Congreso, entre ellos, la senadora Elizabeth Warren y la congresista Ayanna Pressley, las dos de Massachusetts, mandaron una carta al Centro para el Control y Detección de Enfermedades para instarlo a proporcionar información sobre la raza de los enfermos. La carta indicaba que sin esta información las autoridades sanitarias y los legisladores no podrán abordar estas desigualdades en las pruebas de detección y el tratamiento.

El Comité de Abogados por los Derechos Civiles también ha criticado al CDC por no proporcionar el desglose de esta información. “Estamos ante una crisis sin precedentes y las autoridades del estado y del gobierno desempeñan un papel muy importante en lo relativo a la promoción de la transparencia”, ha indicado Kristen Clarke, presidenta y directora ejecutiva del comité.

El comité envió cartas instando a las autoridades sanitarias del estado y del gobierno a publicar la información. El lunes, la alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, publicó por primera vez las cifras de coronavirus por raza: de los 24 muertos por coronavirus, catorce son afroamericanos. Hasta 2011, Washington era una ciudad predominantemente negra. En la actualidad, el 45% de los habitantes de la ciudad son afroamericanos.

Bowser no quiso hacer una lectura de desigualdad racial, y optó por afirmar que “todas las muertes [por coronavirus] son preocupantes”. Sin embargo, para muchas comunidades afroamericanas, el riesgo de infección es proporcional a su miedo. Según el Pew Research Center, el 46% de los afroamericanos perciben el coronavirus como una amenaza a su salud; más del doble que los estadounidenses blancos.

“Sabemos que los afroamericanos son particularmente vulnerables. Se trata de una injusticia social, económica y racial”, ha afirmado Clarke: “El tratamiento que recibe una comunidad tiene un impacto en todas las comunidades del país”.

Traducido por Emma Reverter

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