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The Guardian en español

La estrella del rock ucraniano que lleva su música al búnker

El cantante ucraniano Svyatoslav Vakarchuk actuando en Leópolis (Ucrania) en marzo.

Daniel Boffey

Leópolis (Ucrania) —

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Seguramente será una de las giras de rock más peligrosas de la historia. Svyatoslav Vakarchuk, de 46 años, vocalista del grupo Okean Elzy y quizás la mayor estrella del rock de Ucrania, debía estar preparándose para tocar el último álbum de la banda en salas repletas de todo el mundo a partir de abril. Okean Elzy ostenta el récord de asistencia a un concierto en un estadio. La popularidad de Vakarchuk es tal que dos de cada tres ucranianos querían que se presentara a las elecciones presidenciales hace tres años.

Sin embargo, su visita a un hospital en Zaporiyia, una ciudad del sureste de Ucrania, poco después de la invasión rusa, ha empujado a Vakarchuk a una gira mucho menos cómoda que le ha llevado a la primera línea de los combates, a hospitales, a vestíbulos de estaciones de tren llenos de personas que huyen desesperadas de sus ciudades, a andenes subterráneos donde los civiles se protegen de las bombas, y a lugares recientemente bombardeados. Todo ello en total secreto para evitar ser objetivo de las fuerzas rusas.

“El primer concierto fue el de Zaporiyia hace unas semanas”, explica Vakarchuk, durante una breve parada en Leópolis, la ciudad del oeste de Ucrania. “Querían que cantara delante del personal y de algunos soldados con heridas leves. Salimos al patio. Y estábamos rodeados de, ya sabes, un montón de material, como mascarillas o material miliar de camuflaje. Así que fue muy conmovedor. Canté un par de canciones. A capela. Y decidí seguir haciéndolo”.

Desde entonces, ha cantado en Odesa, cerca del monumento del Duque de Richelieu que conmemora al fundador de la ciudad, a distancia de tiro de los buques de guerra rusos que acechan en el Mar Negro, y a quienes se refugian en una estación de metro de Járkov, la ciudad oriental donde se han producido algunos de los peores bombardeos.

Vakarchuk, conocido como Slava, tocó en un piano frente a la estación central de Leópolis, un concierto de 50 minutos para los desplazados, para la policía y para las unidades militares que se enfrentan diariamente a los ataques rusos. Se ha presentado en las universidades y en los principales centros de trabajo para darles fuerza para seguir en el infierno. Explica que toca para que “los ciudadanos sientan” que está “con ellos”. “No llevo la cuenta pero probablemente he cantado en ocho o diez ciudades”“, dice.

Los bombardeos de Londres

El cantante dice que en su visita a Járkov, mientras tocaba para los que se escondían de las bombas en los refugios, no pudo evitar recordar los bombardeos del ejército alemán sobre Londres durante la Segunda Guerra Mundial.

“Es fácil pensar en esta imagen de las películas de Londres de 1941, cuando los londinenses se escondían en el metro durante los bombardeos nazis”, dice. “El sentimiento es similar. Los ucranianos saben que probablemente ningún otro país vaya a luchar contra este enemigo. Aunque nos hayamos quedado solos, estamos destinados a hacerlo por nuestra cuenta y no tenemos otra opción porque de lo contrario desapareceremos como país”. Cuenta que cuando actúa solo busca inspirar o consolar a los demás. Otras veces canta para protestar contra la situación. 

Vakarchuk lleva consigo como talismán un coche de juguete que le dejó su hijo de nueve meses, Iván, que está refugiado en un lugar seguro desde hace unas semanas. El cantante reconoce que sí le preocupa su propia seguridad durante la gira: “Me preocupa, pero les diré algo: somos un equipo pequeño y contamos con cierta seguridad. No es que esté solo, la verdad. En segundo lugar, lo cierto es que ya no queda un lugar seguro en el país”.

Vakarchuk tiene el rango de teniente del ejército, lo que le permite viajar por el país. Ha sido invitado a recaudar fondos en el extranjero, pero él dice: “La ley no permite salir del país a los hombres que pueden llevar armas, y en realidad no quiero hacerlo”.

¿Sería capaz de disparar a otro soldado? “Es una pregunta muy complicada para alguien que nunca lo ha hecho. No creo que esa pregunta tenga una respuesta fácil. Pero estoy seguro de que, al igual que otros miles de personas, yo también lo haría llegado el caso”.

Traducción de Emma Reverter

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