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The Guardian en español

¿Cómo ha influido la historia del apartheid en la demanda que Sudáfrica ha presentado contra Israel por genocidio?

Una bandera palestina a los pies de una estatua de Nelson Mandela durante un acto por el 10º aniversario de su muerte y en apoyo a Palestina

Chris McGreal

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Israel ha denunciado que la demanda presentada por Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el principal órgano judicial de Naciones Unidas, en la que se acusa a Israel de genocidio y crímenes de guerra en Gaza, equivale a apoyar a Hamás.

Israel ha calificado de “calumnia manchada de sangre” la demanda de Sudáfrica ante el CIJ –que empezará a estudiarla este jueves– en la que alega que el Estado judío ha incumplido sus obligaciones como firmante del Convenio para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, y ha matado intencionadamente a miles de civiles palestinos. Distintas organizaciones judías sudafricanas han acusado al gobernante Congreso Nacional Africano (CNA) de apoyar el terrorismo y el antisemitismo.

Sin embargo, lo cierto es que la demanda que ha interpuesto Sudáfrica, y que tiene por objetivo poner fin a los ataques que inició Israel en Gaza como respuesta a los atentados transfronterizos del grupo palestino Hamás el 7 de octubre, se produce tras años de deterioro de las relaciones entre Israel y Sudáfrica. El deterioro tiene sus orígenes en la estrecha alianza militar de Israel con el régimen del apartheid durante algunos de los años más opresivos del régimen blanco y en el apoyo brindado por el CNA a la causa palestina durante décadas.

En reacción a la demanda de Sudáfrica ante el CIJ, el rabino jefe en ese país, Warren Goldstein, ha acusado al partido en el Gobierno de actuar “como aliado y apoderado de Irán en los planes del Estado Islámico para destruir el Estado judío” y de apoyar “a Hamás, como apoderado de Irán, en sus crímenes de guerra”.

La Junta de Diputados Judíos de Sudáfrica se ha sumado a las críticas, acusando al Gobierno de seguir “humillándose en la escena internacional” y de “no tener vergüenza” a la hora de utilizar los tribunales internacionales con fines políticos. Por su parte, los críticos de la Junta han respondido acusándola de actuar como apoderada de Israel. Andrew Feinstein, exparlamentario judío del CNA, afirma que las críticas tendrán poca fuerza dentro del país. “Desde que tengo uso de razón, el Gran Rabino y el Consejo de Diputados Judíos nunca han criticado nada de lo que ha hecho Israel. Vale la pena recordar que a la comunidad judía organizada de Sudáfrica le resultó extraordinariamente difícil criticar el apartheid hasta mediados de la década de los ochenta. Así que no estamos hablando de personas que hablen desde una posición de integridad moral”, señala.

Feinstein ha destacado que, aunque los sudafricanos judíos tuvieron un papel destacado en la lucha contra el apartheid, fueron rechazados por la Junta de Diputados, que afirmaba hablar en nombre de la mayoría de la comunidad judía en el país africano. La organización colaboró con el régimen blanco y optó por honrar a figuras como Percy Yutar, el fiscal que envió a Nelson Mandela a prisión.

Feinstein ha afirmado que la base de las críticas sudafricanas a Israel es el apoyo que el CNA viene prestando desde hace tiempo a la Organización para la Liberación de Palestina –liderada por el histórico líder Yaser Arafat hasta su muerte en 2004– y lo que él considera una opinión cada vez más extendida de que Israel practica su propio tipo de apartheid en los territorios ocupados. “Hay ciertas causas que están muy arraigadas en el CNA y el apoyo al pueblo palestino es una de ellas. Existe una afinidad con la lucha palestina, ya que se percibe como muy cercana a la lucha sudafricana”, afirma Feinstein.

Una lucha “muy cercana”

El mes pasado, el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, dijo a los representantes de la Junta de Diputados que su Gobierno seguiría apoyando a los palestinos “que han soportado más de siete décadas de ocupación brutal tipo apartheid”.

Israel y la Sudáfrica de la era del apartheid desarrollaron una estrecha alianza militar que incluyó la colaboración en materia de armas nucleares, a pesar de que muchos de los líderes afrikáners de la época tenían un historial de profundo antisemitismo. John Vorster, el entonces primer ministro, fue agasajado en una visita a Jerusalén en 1976, a pesar de haber sido internado durante la segunda guerra mundial por simpatizar con los nazis y pertenecer a una milicia fascista que quemó propiedades de judíos.

Tras su llegada al poder en 1994, el CNA estableció relaciones diplomáticas plenas con Palestina, mientras que los lazos con Israel se fueron deteriorando con el tiempo. El Ministerio de Asuntos Exteriores en Pretoria ha señalado que sólo mantiene una “interacción política y diplomática limitada” debido a la “actitud antagónica” de Israel respecto a las conversaciones de paz con los palestinos y el “desprecio por el derecho internacional en relación con los derechos de los palestinos y sus territorios”.

En 2019, Sudáfrica degradó su embajada en Tel Aviv al estatus de oficina de enlace después de que el Ejército israelí matara a más de 220 manifestantes palestinos dentro de Gaza, en su mayoría civiles desarmados, durante meses de protestas junto a la valla fronteriza que separa los dos territorios. El CNA calificó al Gobierno y al Ejército israelíes de “parias y lacras de la humanidad”.

En noviembre, cuando se intensificó el asalto israelí a Gaza, Sudáfrica retiró a sus diplomáticos de Israel. El Parlamento de Ciudad del Cabo aprobó una resolución en la que pedía al Gobierno que cerrara la Embajada israelí y suspendiera totalmente las relaciones diplomáticas hasta que se produjera un alto el fuego en Gaza e Israel se comprometiera a negociar “una paz justa, sostenible y duradera” con los palestinos.

Sudáfrica también ha pedido a la Corte Penal Internacional que dicte órdenes de detención contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y otros dirigentes israelíes por “declaraciones de intención genocida” y otros presuntos crímenes de guerra. En plena escalada diplomática, Israel retiró a su embajador de Pretoria.

Las relaciones no mejorarán con la elección por Sudáfrica de John Dugard para dirigir su equipo jurídico en la CIJ. Dugard fue relator especial de la ONU para los derechos humanos en la Palestina ocupada durante la década de 2000. Sus informes acusaban a Israel de construir un sistema de dominación judía sobre los palestinos, de violar la convención internacional de 1973 contra el apartheid y de cometer crímenes de guerra. También acusó al Ejército israelí de colaborar con “el terror de los colonos” contra los palestinos. De hecho, en relación a la demanda, Feinstein ha afirmado que, lejos de dañar la posición internacional de Sudáfrica, como afirma la Junta de Diputados, el caso ante la CIJ probablemente reforzará el respeto entre aliados como India, Brasil y China.

“Los representantes de algunos sectores de la comunidad judía, por otra parte, son quizá los que se están avergonzando a sí mismos con su apoyo acrítico a cualquier cosa que haga Israel. No veo en modo alguno cómo esto vaya a humillar a Sudáfrica. De hecho, creo que hace exactamente lo contrario”, señala.

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