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The Guardian en español

Los niños que sobrevivieron a la masacre de una familia en México pasaron 10 horas escondidos en el campo

Una mujer camina frente a una casa en la comunidad de LeBaron, en el municipio de Galeana, en el estado de Chihuahua (México).

Jo Tuckman

Ciudad de México —

Diez horas, heridos y solos, esperaron a recibir ayuda los niños supervivientes de la masacre en el norte de México que este lunes terminó con la vida de tres mujeres y seis niños de la misma familia. Tras presenciar el asesinato de gran parte de su familia, los niños sobrevivieron escondiéndose en una remota carretera del norte de México donde un cártel emboscó a los vehículos en los que viajaban.

Uno de los supervivientes, Devin Langford, de 13 años, tuvo tiempo de esconder a sus seis hermanos en los arbustos de la carretera antes de salir a buscar ayuda. Pero cuando su hermana de nueve años, McKenzie, vio que se hacía de noche sobre la montaña y Devin no regresaba, salió ella misma a buscarlo, pese a tener una herida de bala en la muñeca.

La publicación este miércoles de los últimos y estremecedores detalles sobre el ataque en el que perdieron la vida tres mujeres y seis niños ha hecho evidente el horror sufrido por la familia mormona mexicano-estadounidense y ha aumentado la presión sobre el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, al que exigen que se enfrente al crimen organizado.

“Ahora es cuando la petición ha sido escuchada, lo notamos”, señaló el miércoles Adrián LeBarón, padre de Rhonita LeBarón y abuelo de cuatro de los niños asesinados. “Mi sensación es que si no llegamos nosotros, si no gritamos y si no hablamos, ahí se hubieran quedado, estarían tal vez ahorita echándose a perder los cuerpos porque no parece que las autoridades los levanten”.

LeBarón hablaba desde La Mora, un pueblo del estado de Sonora cerca de la frontera con Chihuahua, donde preparaba el funeral de sus familiares asesinados, en su mayoría miembros de una rama de la religión mormona.

Las tres mujeres asesinadas –Langford, Miller y Johnson– habían salido con sus 14 hijos en tres coches desde un pequeño pueblo de Sonora para encontrarse con familiares en Chihuahua. Homero Mendoza, jefe del Estado Mayor del Ejército mexicano dijo el miércoles que el Chevrolet Tahoe en el que viajaban Rhonita LeBarón y sus cuatro hijos por la carretera de tierra había sido atacado el lunes a las 9:40 de la mañana. Según Mendoza, los cinco fueron asesinados de inmediato y el vehículo se incendió. El ataque contra los otros dos vehículos tuvo lugar 18 kilómetros más adelante, en torno a las 11 de la mañana.

En declaraciones a la cadena CNN, Lafe Langford, familiar de las víctimas, dijo que los ocupantes del segundo coche supieron que estaban en peligro cuando vieron el ataque sobre el primero. “Empezaron a agarrar a los bebés para intentar esconderlos y de repente recibieron una lluvia de balas desde arriba”, dijo. “Una vez que cesaron los disparos, los hombres bajaron de la montaña, sacaron a todos los niños del vehículo y les dijeron que se fueran de allí”.

Langford explicó que, antes de ponerse a cubierto, los niños caminaron unos 300 metros, turnándose para cargar a Cody, de ocho años, con un disparo en la mandíbula y otro en la pierna. Devin, que había salido ileso, caminó 23 kilómetros de regreso a su aldea para buscar ayuda después de esconder a los más pequeños.

El primer grupo de rescate no pudo llegar porque también dispararon contra ellos. Cuando por fin llegaron al lugar, con una escolta del ejército, ya se había hecho de noche. Aterrorizados y heridos, los niños habían pasado 10 horas solos. El grupo de rescate también encontró a un bebé de siete meses en su silla de seguridad y sin una sola herida. McKenzie caminó más de 15 kilómetros buscando a Devin antes de perderse en la oscuridad. Pasaron varias horas más antes de que la encontraran.

En la rueda de prensa del miércoles, el general Mendoza dijo que las investigaciones iniciales sugerían que la familia había quedado atrapada de forma involuntaria en una batalla territorial entre el cártel de La Línea, que opera en Chihuahua; y una rama del cártel de Sinaloa, conocida como el Salazar, radicado en Sonora.

Pero los familiares de las víctimas dicen que sus vehículos eran muy conocidos en la zona y que una de las madres fue asesinada después de salir del coche con las manos sobre la cabeza. “Dónde está la confusión, es mi pregunta”, dijo Adrián LeBarón el miércoles durante una entrevista.

Se trata del último ataque en una serie de asesinatos masivos que está poniendo a prueba la estrategia del presidente López Obrador: abordar las raíces sociales del crimen en vez de enfrentarse directamente a los cárteles.

El presidente de EEUU, Donald Trump, ha pedido a López Obrador que inicie una “guerra” contra los cárteles después de un ataque que terminó con la vida de ciudadanos estadounidenses. La masacre también ha generado críticas entre la izquierda mexicana.

La estrella de cine Gael García Bernal, que apoyó a López Obrador en la víspera de su aplastante victoria electoral de 2018, tuiteó el martes que el presidente debía “cambiar de narrativa para asumir sus responsabilidades. ”¿Para qué chingados votamos por ustedes?“, escribió en la red social.

Comúnmente conocido como Amlo, López Obrador sostiene que la militarización de sus antecesores fue una estrategia equivocada y una de las razones de la violencia que sufre México hoy en día. Pero también tiene mucho interés en mantener en buenos términos su relación con Trump.

El miércoles trató de conciliar las dos posiciones diciendo que los que piden mano dura contra los cárteles incurren en “razonamientos fascistas”, pero tuvo mucho cuidado también en darle las gracias a Trump por su oferta de ayuda, así como por no haber tratado de imponerla. “Le agradezco su interés de participar en este tema y al mismo tiempo le agradezco que sea respetuoso de nuestra soberanía, que no haya dicho ‘estamos pensando en enviar un equipo, un grupo a México’. Su planteamiento fue ‘estamos en disposición de ayudar cuando ustedes lo decidan, cuando ustedes lo determinen’, que es distinto”.

Sin embargo, estuvo muy lejos de respaldar la retórica de Trump. “Se da este hecho lamentable, doloroso, de la familia LeBarón, duele mucho, perdieron la vida niños, pero ¿vamos a querer resolver el problema declarando la guerra?”, dijo. “En nuestro país, se ha demostrado que esto no funciona”.

En su entrevista con la CNN, Langford subrayó que muchas personas en México, donde se cometen casi 100 asesinatos por día, conocen demasiado bien experiencias como la que está viviendo su familia. “Estas cosas llevan sucediendo durante años a la gente de todo México y nunca han tenido la voz o el apoyo que nosotros tenemos”.

Traducido por Francisco de Zárate

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