Agua en La Luna
Datos preliminares obtenidos de la sonda LCROSS (Lunar Crater Observation and Sensing Satellite) de la NASA han confirmado la existencia de agua en el interior permanentemente oculto al Sol de un cráter contra el que esta nave fue estrellada el pasado 9 de octubre. El descubrimiento abre un nuevo capítulo en el entendimiento de nuestro satélite, según la agencia espacial estadounidense.
La propia nave LCROSS y un fragmento del cohete Centaur que la trasladó a la Luna desde la Tierra protagonizaron un doble impacto contra el cráter Cabeus, cerca del polo sur lunar, el pasado 9 de octubre, que provocó un penacho de materiales que surgió del interior del cráter, área que no ha visto la luz del Sol en miles de millones de años, lo que ha permitido preservar el agua.
El penacho de sedimentos describió un elevado ángulo más allá del anillo de Cabeus y al alcance de la luz solar, mientras una cortina de restos de roca fue eyectada de forma más lateral. Analizando estas muestras se ha confirmado la presencia de agua en el interior del cráter.
“Estamos descubriendo los misterios de nuestro vecino más cercano y, por extensión, de todo el Sistema Solar”, declaró Michael Wargo, responsable de investigaciones lunares en rueda de prensa celebrada en la sede de la NASA en Washington. “La Luna guarda muchos secretos y LCROSS ha añadido nuevas claves a nuestra comprensión”.
Los científicos han especulado durante largo tiempo sobre el origen de las significativas cantidades de hidrógeno que habían sido observadas en los polos lunares. Los hallazgos de la sonda LCROSS vienen a arrojar nueva luz sobre esta cuestión con el descubrimiento de agua, que podría encontarsre en nuestro satélite en cantidad mayor de la que inicialmente se pensaba, según la NASA. Si el agua que se formó o depositó tiene miles de millones de años,
estas frías trampas polares de la Luna podrían desvelar una clave sobre la historia de la evolución del Sistema Solar, del mismo modo que las muestras de hielo tomadas en la Tierra lo hacen sobre el pasado de nuestro planeta. Además, la presencia de agua y otros compuestos representa una fuente potencial que podría sustentar la exploración lunar futura.
Desde los impactos, el equipo ceintífico de LCROSS ha estado analizando la gran cantidad de datos recogidos por la sonda. El equipo se concentró en los datos del espectrómetro del satélite, que proporcionan la mayor parte de la información clave sobre la presencia de agua. Un espectrómetro ayuda a identificar la composición de los materiales examinando la luz que emiten o absorben.
“Estamos extasiados”, dijo Anthony Colaprte, investigador al frente de la misión LCROSS. “Líneas múltiples de evidencias muestran que el agua estaba presente en las dos concentraciones surgidas del impacto, tanto en la de vapor como en la de escombros provocadas por el doble impacto del Centaur y la LCROSS. La concentración y distribución de agua y otras sustancias requerirá de nuevos análisis pero ya es seguro que Cabeus alberga agua en su interior”.
El equipo tomó las conocidas firmas que deja el agua y otros materiales en el espectro casi infrarrojo y las comparó con las del espectro del impacto tomadas por la LCROSS. “Fuimos capaces de configurar el espectro de los datos del LCROSS sólo cuando insertamos el espectro correspondiente para el agua”, dijo Colaprete. “No hubo ningguna otra combinación razonable de otros compuestos que tratamos de localizar en las observaciones y la posibilidad de contaminación de Cabeus ha sido descartada”, explicó. También hubo confirmación de la presencia de gaua mediante el espectro ultravioleta, atribuida al hidroxil, un compuesto que surge del agua al contacto con la luz solar.
Los datos de otros instrumentos del LCROSS están siendo analizados para detallar el estado y la distribución de los materiales detectados en el lugar del impacto. “La comprensión total de los datos recogidos puede llevar algún tiempo, porque los datos son muy ricos en información”, dijo Colaprete. “Además del agua en Cabeus, hay indicios de otras sustancias intrigantes. Las regiones que han estado permanentemente ocultas al Sol en la Luna son verdaderas trampas frías, que han recogido y preservado material desde hace miles de millones de años”, declaró.
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