Ana Garrido Aroz, la bailarina de cristal calagurritana con espíritu de acero
Ana Garrido Aroz es una calagurritana a la que con tan solo 9 años le detectaron osteogénesis imperfecta. Un trastorno genético que causa la rotura de huesos con facilidad y que es más conocida como 'la enfermedad de los huesos de cristal'.
Sin embargo, aquel diagnóstico no pudo romper sus sueños de ser bailarina que comenzaron siendo muy niña, porque a veces los deseos son de acero muy templado, tanto que el pasado viernes, Ana se graduó en el Conservatorio Profesional de Danza de Castilla y León como bailarina profesional.
Lo interesante de su historia de voluntad inquebrantable no es solo cómo ha logrado su meta, sino la lección de fe en sí misma y de perseverancia con la que su mente ha reforzado su cuerpo y el ejemplo que puede suponer para todos.
Seguramente muchos de sus paisanos conocen ya a Ana Garrido de verla bailar en distintos eventos como el Mercaforum, las actuaciones folclóricas, etc.
Lo que muchos no saben es que hace seis años tuvo que mantener en secreto que tenía los huesos de cristal porque aquello podría suponerle el veto para ingresar en los estudios de danza. Sólo tras recibir el título decidió contárselo a sus profesores y compañeros.
“La reacción fue muy emotiva -dice Ana- y consideraron que era una historia que no se podía quedar ahí”. Es por eso que hablaron con la televisión y prensa de Castilla y León donde fue protagonista de varias entrevistas que están siendo publicadas estos días.
“Como ya ha sido publicado, desde mi conservatorio me animaron a que contactara con prensa de mi tierra”. En este relato, Ana cuenta cómo le desaconsejaron hacer danza por el peligro que podía suponer para ella y cómo la orientaron a una actividad menos arriesgada y más sedentaria: la actividad profesional desde la silla detrás de un ordenador.
“Me recomendaron los videojuegos”, comenta Ana que, desde el principio, mantuvo con firmeza su voluntad de titularse en danza profesional. Así que con gran tesón y mucho ejercicio y práctica, pero de forma muy progresiva para no dañar su estructura ósea, decidió fortalecer su musculatura para proteger sus huesos.
El viernes Ana cumplió su sueño pero los sueños nunca terminan y ahora se imagina ya como instructora o profesora de danza.
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