Ángeles Espinosa: “Las mujeres iraníes no necesitan que vaya ninguna occidental a decirles si tienen que ponerse o quitarse el velo”

Ángeles Espinosa: “Las mujeres iraníes no necesitan que vaya ninguna occidental a decirles si tienen que ponerse o quitarse el velo”

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Con la ilusión y la efervescencia de quien acaba de salir de las aulas de la carrera de Periodismo, la riojana Ángeles Espinosa llegó a Beirut como corresponsal, desde ahí fue “una bola de nieve”, como describe, que le llevó a El Cairo y los últimos 18 años a Oriente Próximo, utilizando como bases Teherán y Dubai para narrar en El País episodios que han marcado la historia reciente del Golfo Pérsico.

El periodismo de guerra para Espinosa es “pasión”, pero, asegura que lo que hace seguir en el oficio e implicarse es “la empatía” con las víctimas.

La calceatense ofrece este martes, en el marco de la Escuela Feminista, la ponencia ‘Las mujeres y las protestas de Irán: Más allá del velo’ en el salón de actos de la Biblioteca de La Rioja Almudena Grandes.

El asesinato de la jóven Masha Amini ha desatado en estos dos meses protestas ininterrumpidas en Irán protagonizadas por jóvenes. Al feminismo se le han unido la reclama de más derechos universales y, con ello, el cuestionamiento del régimen dictatorial del país. “En la medida en que las protestas se prolonguen en el tiempo se van a convertir en algo más que en una irritación para el régimen, (en un análisis para El País) decía que irritan, pero no amenazan al régimen porque, lo primero, el número de personas que salen a las calles y desafían al régimen todavía es limitado, aunque el hecho de que se mantenga en el tiempo es muy significativo, hay que ser muy valiente para salir a la calle”, explica. También, como analiza, entra en juego la “desproporción” entre unos manifestantes sin armas y este sistema dictatorial.

“Llevamos más de una década viviendo protestas periódicas, pero es cierto que se han acelerado”, contextualiza. Desde finales de los 90 Espinosa ha cubierto protestas estudiantiles. La primera por el cierre de un periódico reformista en 1999, en 2009 con millones de personas en las calles de las grandes ciudades, siendo acalladas “con un gran número de muertos, detenidos y heridos”. Las últimas, transcurrieron entre finales de 2017 y principios de 2018 y a finales de 2019, esta última “por razones económicas”. Por ello, expresa en definitiva, “tenemos precedentes de que el régimen está dispuesto a usar la fuerza para acallar las protestas”.

Con ello, Espinosa destaca dos elementos en estas revueltas: están muy extendidas en el país y trascienden a diferentes grupos. “Comienzan con las mujeres, se extiende al apoyo de hombres, sobre todo jóvenes universitarios, y de ahí a otros sectores”.

El papel de las redes sociales

TikTok, Instagram, Facebook, Twitter… las redes sociales han servido para acercar estas protestas hasta Occidente ya que, como recalca Espinosa, no hay prácticamente periodistas internacionales, independientes, en Irán. “No quiero decir que no haya buenos periodistas iraníes, pero están sometidos a una presión brutal, hay medio centenar, la mayoría mujeres, encarcelados por haber estado cubriendo las protestas”, cuenta. Entre ellos su amiga y compañera la fotógrafa Yalda Moiaeri.

Esta viralización en redes “puede que tenga más un efecto hacia el exterior que al interior”, opina. “Como hicieron en 2009 el régimen se ha dado cuenta de la importancia de las redes sociales y, prácticamente las ha bloqueado, por eso tiene muchísimo más mérito el aluvión de vídeos que nos llega, no nos podemos hacer idea de lo que a los jóvenes iraníes les cuesta sacar esos vídeos fuera ”, pues el país cuenta con tres o cuatro proveedores de internet y todos controlados.

Si bien, la periodista apunta que hay que tener en cuenta que las redes “no son totalmente representativas”. “Hay una realidad iraní que nos gusta menos en Occidente que es la de los partidarios del régimen, que no se ven tanto en redes sociales, hay algunos activistas pro régimen, por lo tanto si, para hacer el análisis de la situación nos fijamos en los vídeos, nos perdemos la otra parte y podemos tener una visión distorsionada, la dictadura iraní no es una dictadura unipersonal, en el que una persona tiene al 99% de la población oprimida, hay un sector de la población que vive del régimen, entre el 15 y el 20%, unos porque están plenamente convencidos, otros porque viven acosta de ese sistema” Por ello, en definitiva, “para que estas revueltas se conviertan en revolución, traigan un cambio de régimen, hace falta que alguien de ese sistema cuestione el monopolio del poder y comience a haber fisuras, yo de momento no las he visto”.

Activistas, artistas, políticas y, en definitiva, mujeres de todo el mundo han mostrado su apoyo a las iraníes cortándose un mechón y subiendo el gesto a las redes, un gesto simbólico, que levanta “escepticismo” en la profesional pues, aunque no le parece mal, “es algo simbólico, pero no vale decir sólo nos solidarizamos, sino ¿qué más se puede hacer?”. En el ámbito político “es importante que en las reuniones con diplomáticos o delegaciones Iraníes este asunto debe estar presente en la mesa, y dejar claro al régimen iraní que si quiere ser respetado a nivel internacional, tiene que empezar por respetar a sus ciudadanos”.

Superar los marcos occidentales

Ir más allá del velo, como dice el título de la ponencia, superar los marcos occidentales para abordar la situación de la mujer en Irán y el movimiento feminista del país es uno de los objetivos del encuentro. “Las protestas no son contra el velo, sino contra la obligatoriedad del velo”, enfatiza. “Las mujeres iraníes no necesitan que vaya ninguna occidental a decirles si tienen que ponerse o quitarse el velo”, reivindica.

El velo “es una cuestión delicada porque en Occidente hemos aprendido a ver el velo bajo dos perspectivas, o bien lo consideramos un elemento de sumisión -lo cuál es, pero no sólo- o bien lo consideramos una muestra de multiculturalidad mal entendida que pedimos respetar como si, realmente, el derecho a elegir solo lo tuviéramos las personas que hemos nacido en una determinada zona geográfica”, dos visiones “muy simplistas”. Así, en la ponencia, contará cómo el feminismo iraní “tiene unas raíces locales y, evidentemente, se ha visto influido por lo que ha pasado en el resto del mundo, nadie vive aislado”.

Los derechos en el Mundial

El Mundial en Qatar es otro de los puntos en los que esta periodista se está fijando.

En esta conversación, que tiene lugar el mismo día en el que Inglaterra e Irán se han enfrentado, Espinosa pone el foco en la imagen de varias personas en Teherán celebrando el tercer gol en Inglaterra, “el país enemigo por antonomasia del régimen iraní”, “una forma de decir simbólicamente que no se sienten representados”.

“Están muy bien las críticas, que hagamos reflexión, pero es una vergüenza que hayamos tenido que esperar a que se vaya a celebrar para poner a Qatar a caer de un burro y que no hiciéramos este ejercicio cuando se concedió el Mundial”, reivindica, a la par que considera “incoherente” esta posición cuando el pasado Mundial fue celebrado en Rusia donde la falta de derechos LGTBI “fue criticada algo,pero no vi a nadie saliendo con el brazalete”.

En cuanto a la situación de las mujeres qataríes, “tienen como otras de la península arábiga el beneficio de que les ha caído el maná de vivir en países ricos que, a pesar de sus valores tradicionales y patriarcales, han apostado por la educación, lo que ha hecho que hoy en día por ser países de poca población autóctona necesiten que las mujeres participen en la gestión”, contextualiza. “Esto produce una tensión entre estos valores tradicionales y las nuevas posibilidades que se abren”. Aunque, al mismo tiempo, no tienen igualdad ante la ley, siendo “un sistema muy limitado” , pues permanecen bajo tutela de una figura masculina y, en cuanto al ámbito educativo se recoge ya no el derecho, sino la “recomendación” como apunta Espinosa, a los hombres “de que dejen a las mujeres estudiar”.

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