Antecedentes de Cristina
El calvario de Cristina comenzó hace diez años en un colegio de monjas. Allí, después de recibir empujones, insultos y todo tipo de agresiones, vivió uno de los momentos más duros de su vida: sus compañeros la encerraron en el servicio y le ataron el cuello con la cadena del baño. La directora del centro afirmó entonces que se había tratado de un simple empujón.
Cristina era una niña de altas capacidades. Los alumnos de clase la veían como un “bicho raro” y quizás utilizaban esta excusa para agredirle. Sus padres pidieron a la Consejería que se hiciese una adaptación curricular, recibiendo siempre la misma contestación: no hay personal capacitado para hacerlo. Tras el terrible acontecimiento, Cristina acudió a Madrid, a un centro especial para altas capacidades pero por diversos motivos, tuvo que volver a Logroño.
En 2005 Cristina se matricula en el IES Práxedes Mateo Sagasta. Cursó 3º y 4º de la ESO, etapa durante la que se pidió constantemente una adaptación curricular que nunca llegó. Se acepta una flexibilización para el siguiente curso, 1º de Bachillerato, decidiendo que se matricule en 2º, ya que en el primer curso estudian varios de los compañeros con los que lidió en su estancia en el colegio de monjas y con los que comenzó su drama.
Y volvió su calvario. Se encuentran una serie de pintadas en el baño, anónimos con amenazas de muerte, etc. El Instituto informa a la familia de las medidas que se van a tomar, sin embargo nunca aparecen los culpables. Tras esta inseguridad, la madre de Cristina decide llevársela de Logroño a una ciudad cercana, donde la joven tiene que volver a matricularse en 2º de Bachillerato. Sin embargo, la situación la supera y hace imposible que siga cursando estos estudios, teniendo que recibir asistencia psicológica y psiquiátrica.
Siguiendo un consejo, Cristina decide volver a Logroño y enfrentarse a su mayor miedo. Regresa y se matricula en el IES Batalla de Clavijo en 1º de Bachillerato, donde terminaría sus estudios con una de las mejores notas de España. Con el fin de que las vejaciones no continúen a su regreso a la capital riojana, en mayo de 2007 Cristina envía una petición a la Defensora del Pueblo de La Rioja. En ella, solicita amparo ante la situación vivida durante los pasados años.
Un mes después, la madre de Cristina recibe la contestación de la Defensora en la que una vez trasmitida la queja a la Consejería de Educación, se determina archivarla ya que no considera que se haya incumplido la normativa en cuanto a la adaptación curricular de la alumna.
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