Con la “extra” a San Fermín

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A Pamplona hemos de ir, con una media...y con la cartera llena si pretendemos pasar una noche en la capital navarra. Y es que, aunque parezca mentira, por el mero hecho de estar celebrando San Fermín, los precios pueden duplicarse en Pamplona. Veamos cuánto dinero se gasta un riojano desde que sale de la estación de autobuses de Logroño hasta su regreso a la capital riojana, después de una noche de desenfreno por la ciudad vecina.

Nuestro personaje, llamémosle “Fulanito”, de 22 años de edad, sale de Logroño, con diez amigos, en el último autobús de la tarde, a las 20:00 horas, tras comprar su billete: 7,69 euros.

LA VESTIMENTA

Después de una hora de viaje llega a Pamplona y se da cuenta de que no va vestido con la indumentaria apropiada que requieren estas fiestas. La operación “vestir a Fulanito” está en marcha. Para parecer un auténtico pamplonica necesitan: camiseta y pantalones blancos, pañuelo rojo y fajín. Los demás complementos que añadan, como jersey, gorras o bolsos, irán a parte.

Si todas estas cosas las hubiesen comprado en un hipermercado, su factura disminuiría considerablemente, ya que se pueden encontrar camisetas que rondan los 3 euros y pañuelos por un euro y medio.

Si Fulanito se deja llevar por la emoción y se viste en uno de los miles de puestos y puestecitos que pueblan las calles de Pamplona, los precios subirán considerablemente, llegándole a costar la camiseta entre 10 y 30 euros, el pantalón a partir de los 15 euros, el precio del pañuelo variará dependiendo de si es un simple pañuelo rojo o está bordado, costándonos si es así no menos de 3 euros. Por último, el fajín, prenda imprescindible en Pamplona, rondará los 3 euros y medio, si es de los normales, o los 10 si tiene algún adorno añadido.

Para evitar que Fulanito y su cuadrilla se resfrien, han decidido comprar una sudadera con el logotipo de Kukusumusu, la marca reina de las fiestas sanfermineras, que les costará más de 24 euros, a cada uno, la más sencilla. Y si ya añadimos, gorras, gorritos, chapas, abanicos y demás artilugios con el clásico toro adornando el complemento el presupuesto se dispara.

A CENAR

Una vez vestidos en condiciones toca la hora de cenar. Los precios aquí varían muchísimo. Tienen para elegir desde la clásica sidrería, con su menú de más de 40 euros, hasta los actuales Kebabs que nos costarán 4 o 5 euros. Lo que nuestros amigos quieren es ir acercándose a la zona de “marcha” y probar suerte en los bares próximos a la plaza de toros, que ofrecen bocadillos de ayer a precios de hoy. Los bocatas rondarán los 5 euros y, tras pagarlos, disfrutarán de una loncha de jamón transparente, un poco de queso derretido por el calor y un pan elástico que parecerá goma de mascar al llevarlo a la boca. De cualquier forma, lo disfrutarán, porque están en San Fermín.

Fulanito y sus amigos han terminado de cenar y se disponen a salir de fiesta, esto es: beber como cosacos hasta bien entrada la mañana. El presupuesto de nuestros amigos ya se ha disparado. Si con suerte encuentran un bar en el que les ofrezcan algo así como un 2x1, que los hay, pagarán por dos katxis de cubata alrededor de los 17 o 18 euros; si prefieren el kalimotxo o la cerveza les cobrarán 8,5 o 9. Si el vaso le pareces grande y prefieren un cubata normal y corriente ya pueden ir preparando 6 euros mínimos para darle al camarero que, resignado por saber que son precios abusivos, los cogerá con gusto.

Para cuadrar cuentas y que todos los amigos se gasten lo mismo, deciden poner un bote al que cada uno aporta 60 eurazos. Todos confían en que este dinero dé de sí toda la noche, si no habrá que repetir la puesta en común. La cantidad de alcohol o refrescos que ingieran la dejaremos en duda, por no asustar a nadie.

A mitad de la noche el gusanillo contraataca y apetece volver a llenar el estómago con algo sólido que intente paliar los efectos del alcohol. A Fulanito le apetece otro bocadillo de los de antes, esta vez caliente y de bacon y queso: 7 euros.

La mañana va llegando y los ánimos y las fuerzas decayendo, hace falta un café. Café + bollo = 5 euros. Fulanito los paga y disfruta de su desayuno mientras piensa qué recuerdo se va a llevar a casa de tan memorables fiestas.

LA VUELTA A CASA

Una vez que ha terminado el tentempié y antes de coger el autobús de regreso a Logroño, Fulanito se recorre los puestos ambulantes en busca de “algo” que llevarle a su madre. Puede elegir un dedal que le cuesta 3 euros; aunque quizás su madre sea más feliz con un abanico de 8 euros; un delantal de Kukusumusu, con un toro en una posición un tanto obscena, le costará 18 euros; los peluches o la ropa interior superará los 12 euros; y los calendarios 7,50.

Una vez observado el elenco de ofertas, Fulanito cierra la cartera después de haber pagado 1,5 euros por un bolígrafo que dudosamente aguantará medio folio de escritura. Pero está feliz, porque tiene regalito de recuerdo.

De vuelta a la estación, Fulanito compra el billete de vuelta a Logroño, otros 7,69 euros. Los San Fermines se han terminado y ahora toca hacer recuento de lo poco que queda de la paga extra.

Hagamos recuento: 15,38 euros del autobús, 15 de la camiseta, 15 del pantalón, 2 del pañuelo, 6 del fajín, 24 de la sudadera, 5 del bocadillo, 60 euros de bote para pasar la noche, 7 euros del tentempié de mitad de fiesta, 5 del desayuno y 1,5 del recuerdo para mamá.

En total: 155,88 euros le ha costado a Fulanito ir a San Fermín, eso y una resaca de caballo, claro.

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