De luto en Nueva Zelanda

Los vecinos de Christchurch, en el sur de Nueva Zelanda, han comenzado a celebrar los funerales por las víctimas del terremoto que el pasado martes sacudió la ciudad. De momento han sido entregados ocho cadáveres, aunque todavía quedan 140 por identificar, según el último balance divulgado por las autoridades.

La primera víctima en recibir sepultura ha sido un bebé de cinco meses. Mientras, otras siete familias se disponen a celebrar a lo largo de este lunes los funerales por sus seres queridos.

Entretanto, los equipos de rescate se afanan por encontrar a las 50 personas que continúan en paradero desconocido. “El foco de nuestra energía en el terreno está en rastrear las áreas donde todavía podría haber gente viva”, dijo el jefe de Bomberos, Jim Stuart Black.

Uno de estos escenarios es el hotel Grand Chancellor, que ha tenido que ser apuntalado para evitar que las numerosas réplicas que se han producido desde el martes terminen por derrumbarlo. Otros puntos de búsqueda son la Catedral, el edificio de la televisión local y un bloque de oficinas del centro de la ciudad.

No obstante, los equipos de emergencia se muestran pesimistas, ya que desde el miércoles por la tarde no se ha rescatado a ningún superviviente. Existe gran preocupación por los estudiantes extranjeros que se encontraban en Christchurch estudiando inglés y que están entre los desaparecidos.

En este contexto, el primer ministro neozelandés, John Key, ha anunciado la creación de un paquete de emergencia para afrontar las consecuencias del seísmo, que ha provocado unas pérdidas económicas de 9.800 millones de dólares (7.128 millones de euros).

“Anunciaremos hoy una pequeña parte de este paquete y en los próximos días lo completaremos hasta llegar a cientos de millones de dólares”, dijo a la cadena TVNZ