Declara el jefe de los antidisturbios: “Nada más reunirse fueron a por nosotros”
El agente responsable del operativo desplegado tras conocerse la convocatoria de una concentración sin permiso, y que acabó de forma violenta, ha asegurado hoy que las personas “activas” que se concentraron actuaron desde el principio contra ellos: “nada más reunirse fueron a por nosotros, estaba muy claro”.
Hoy se desarrolla la segunda sesión del juicio a ocho acusados tras los desórdenes ocurridos el pasado 31 de octubre, dentro de una concentración sin permiso contra las medidas anti-COVID, que acabaron con mobiliario urbano destrozado, lesiones a policías y una tienda arrasada tras romper el escaparate. Está previsto que testifiquen doce policías.
El primero en testificar ha sido el Jefe de la Unidad de Prevención de la Policía Nacional, que fue el encargado de dirigir un operativo de más de 25 personas (21 agentes estaban llamados y el resto acudieron más adelante) y que ha descrito cómo la información que tenían era que se había convocado, a través de la redes sociales, una concentración no comunicada a la Delegación del Gobierno.
Su testimonio se ha alimentado de cosas que vio de primera mano y otras que le fueron comunicadas. “Nada más empezar la concentración”, ha contado, los asistentes empezaron con cánticos y bengalas; y no pasaron cinco minutos cuando se “desplazaron” hacia los agentes desplegados en preventivo lanzando petardos y objetos pequeños.
De ahí pasaron a lanzar piedras y tapas alcantarilla. “nada más reunirse fueron a por nosotros, estaba muy claro”, ha declarado. Ha identificado “claramente” a D.C, al que le piden doce años y que “lanzó directamente una piedra”. En este momento, decidió ir a por él y no perderle de vista.
Del relato tanto del jefe de la unidad como de sus dos acompañantes se ha sabido que éste, tras verle lanzar la piedra, decidió ir a por él y no perderle de vista. Una prenda de ropa “singular” ayudó a hacerlo. Ordenó a la conductora (que había sentido el impacto) que le siguiera y, a la altura de Miguel Villanueva, abrió la puerta, se bajó del coche y, seguido de un compañero, corrió tras él y lo redujo. Al hacerlo comprobaron que tenía una riñonera de Lacoste (tienda arrasada esa noche).
A S.F, al que le piden diez años, ha dicho verlo “en primera línea en la zona del Espolón”, de forma “activa”. “No es una persona que pasaba por ahí”, ha dicho añadiendo que opuso “resistencia” en la detención.
Ante la pregunta de su abogada, que ha querido saber si hizo referencia al demonio, ha afirmado: “Al revés, estaba normal” añadiendo que no tenía “ninguna actitud que hiciera pensar que tenía problemas psicológicos”.
Ha insistido en que, durante la concentración, que acabó en manifestación, se distinguió claramente entre las personas que estaban “activas”; las que participaron al inicio pero se dispersaron cuando comenzó la violencia; y quienes estaban pasivos, viéndolo o grabando.
De B.G ha dicho que estaba “alentando” a los participantes. Otro agente ha afirmado de esta acusada que estaba “alentando a las masas para que fueran contra las fuerzas del orden”.
Otro agente ha identificado “sin género de dudas” a J.C como persona que lanza objetos en distintas ocasiones hacia donde estaban los agentes. Objetos diversos y “contundentes” que no ha sabido identificar, salvo un balón de fútbol. Ha explicado que lo conoce porque lo ha detenido en otras ocasiones.
Otro de los agentes ha aportado cómo, en un momento en que la situación parecía estar calmada, uno de los grupos del Espolón continuó tirando piedras. Entre éstos identificó a J.B que portaba una gorra roja de Lacoste. Un compañero de este agente ha añadido que entre él y otra persona tiraban piedras y palos de madera.
Este último ha identificado también a L.M, al que le piden 15,5 años y se le considera, desde fiscalía, instigador, indicando que lo vieron poniendo una barricada con contenedores. Se trata de alguien a quien la policía conoce de estupefacientes desde que era menor.
Han sido varios los agentes que han identificado a L.M hablando por el móvil y montando una barricada. El más concreto ha relatado cómo esa noche estaba en su casa cuando, a través de los medios de comunicación y las redes sociales, se enteró de los sucesos.
Acudió con su inspector a ayudar, y llevar agua, a los compañeros, que estaban “asfixiados”. Ha mostrado un escenario dantesco de una masa de entre 80 y 120 personas “con agresividad y violencia impresionante”, gritos de policía asesina, ciudadanos en sus casas intentando ayudar y, en medio de esta escena, pasó “al lado del señor” L.M, al que “se le veía la cara perfectamente”.
Este acusado, ha contado, “volcaba contenedores con la clara idea de no dejar pasar el tráfico” y, a la vez, hablaba por el móvil y daba “indicaciones” a los manifestantes. “Igual que puedo ver a un policía dirigiendo la circulación él estaba dando indicaciones, no tenga duda”, le ha replicado al abogado de L.M ante sus preguntas.
Por otro lado, durante el testimonio de uno de los agentes, el fiscal ha relatado cómo todos los acusados se han reconocido en las imágenes menos H.P. Ante esto, el policía ha señalado cómo se le ve “saliendo de la tienda de Lacoste”. “Le reconozco por su fisionomía y por la ropa”, ha dicho recordando esa noche, en la que salió corriendo detrás de él.
A J.B lo ha identificado lanzando objetos y moviendo contenedores; a G.B con unos pantalones de Lacoste; y a L.M moviendo contenedores, “muy activo” y hablando con gente.
De este último también ha dicho que se le identifica en el vídeo en la tienda Lacoste porque “es una persona que no pasaba desapercibida”. Ha entendido que se le veía que tenía “rango” en la concentración, aunque no le vio arrojar nada.
De H.P otros dos agentes, los que le llevaron en el coche policial, han relatado que se golpeó contra la mampara del coche y, también, al bajar del mismo.
HECHOS JUZGADOS
La Audiencia Provincial inició este lunes 18 de octubre el juicio contra los ocho acusados por los desórdenes y destrozos ocurridos tras la concentración, convocada sin el necesario permiso y a través de la redes sociales, el pasado 31 de octubre contra las medidas previstas ante la expansión del virus COVID-19.
Para la fiscal, los hechos descritos suponen un delito de desórdenes públicos previsto; un delito de atentado a agentes de la autoridad en relación de concurso ideal con dos delitos de lesiones y con siete delitos leves de lesiones. También, un delito de daños y un delito de robo con fuerza en las cosas en establecimiento abierto al público fuera de las horas de apertura.
Hoy, todos los acusados han sido identificados como autores de los hechos, ocurridos esa noche, por parte de la Policía Nacional. Mañana, miércoles 20 de octubre, se continuará con el testimonio de policías locales. En principio, el juicio quedará visto para sentencia el jueves, con la lectura de conclusiones, aunque podría demorarse al viernes.
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