El acusado del crimen de Mª Teresa Gil de Gárate admite que ese día no estaba bien
El acusado por homicidio en el crimen de Maria Teresa Gil de Gárate, J.J.B, ha asegurado hoy que aquel día “no estaba bien” y que vio en la víctima una “sonrisa delatadora”.
En la vista oral, el acusado ha empezado por reconocer los hechos, tal y como ya había hecho en un acuerdo previo con Fiscalía, Acusación particular y Defensa, según los que el 9 de noviembre de 2015 habría matado al marido de su ex pareja, con la que compartía una hija.
A la pregunta de si mató a la víctima ha dicho: “Sí, pero bueno, yo en ese momento no estaba bien”. Luego ha contado que llevaba un cuchillo porque: “Lo que quería era sacarle los abusos que estaba cometiendo a mi hija”.
Siguiendo el relato del escrito conjunto entre las partes J.J.B, de 57 años y sin antecedentes penales, presuntamente causó la muerte del marido de la mujer con la que tiene una hija en común en el transcurso de una discusión en la que le recriminó a la víctima el trato a su hija.
El acusado había mantenido una relación extramatrimonial de cuatro meses, desde finales del 2008 y principios de 2009, con la mujer de la víctima (en ese momento divorciada), fruto de la cual ella quedó embarazada.
Terminada la relación, el acusado volvió con su esposa y ella, embarazada, retomó la relación con la víctima, de 48 años, y se volvieron a casar en octubre de 2015. Tenían dos hijas, de dieciocho y diecisiete años cuando sucedieron los hechos.
Cuando ella dio a luz, en julio de 2009, el acusado reclamó la paternidad y la custodia compartida de la hija que tenían en común. Un juzgado otorgó la guarda y custodia a la madre, estableció un régimen de visitas para el padre y fijó la pensión que éste debía abonar en concepto de alimentos a la menor.
Entre ambos hombre había una “profunda enemistad” que hoy el acusado ha confirmado, y que ha explicado que venía desde cuando ella estaba embarazada. Ha asegurado que la víctima le había amenazado con ponerle “una bomba en el coche”.
El fin de semana anterior al día de los hechos, el acusado había pasado el fin de semana con su hija. El lunes, tras dejarla en el colegio, fue a casa de la madre de la niña y preguntó por la víctima. Le colocó “el cuchillo en el estómago” y comenzó un forcejeo en el que, ha asegurado: “Lo retiré para no clavárselo”.
La fiscal le ha preguntado si no asestó “tres cuchilladas”. “Sí, pero no miré”, ha contestado, “no miré”, ha insistido y, sin mirar, se fue del portal dejándolo en el suelo. A los gritos salió el dueño de un bar cercano, que hoy a testificado, y vio salir al acusado, pero “muy tranquilo” y no como alguien que acaba de dejar a una persona muriendo.
"Creo que acabo de matar a alguien y me quiero entregar"
“La inercia”, ha seguido el acusado relatando, “me llevó casi al colegio de la hija” y, en la Plaza Primero de Mayo, limpió el cuchillo y se deshizo de él. Entonces, empezó a oír sirenas, se acercó a un coche de Policía Local y les dijo: “Creo que he matado a una persona” y les llevó hasta donde estaba el cuchillo.
“Estaba con depresión”, ha insistido el acusado, “con tremendas pesadillas, tomando pastillas para dormir; lo siento mucho, pido perdón”, ha confesado.
Los peritos han descrito que la víctima tenía once heridas en el cuello, que fue una “muerte muy rápida por las heridas” y que, además, tenía heridas defensivas en la mano, al intentar coger el arma.
La acusación les ha preguntado si eran heridas para causar la muerte: “Evidentemente”, ha contestado el perito. “Había una intención clara de matar”, ha añadido.
Antes del juicio, las partes habían llegado a un acuerdo en el que el acusado reconocía los hechos y aceptaba once años de cárcel (además de 150.000 euros para la viuda y 50.000 para cada uno de los hijos).
El juicio, no obstante, se ha tenido que celebrar porque cuando se trata de penas mayores a seis años así debe ser. Durante el día de hoy, el jurado tendrá el objeto de veredicto, deliberará, tomará una decisión y, en base a esta, la jueza redactará sentencia, que irá en los términos del acuerdo.
JURADO POPULAR
El jurado para enjuiciar este crimen está compuesto por 6 mujeres y 3 hombres. Los dos suplentes son 2 mujeres. Han sido elegidos a puerta cerrada a primera hora de esta mañana en la Audiencia Provincial.
La juez que preside el juicio, la Fiscalía y los abogados de las partes han interrogado uno por uno a los 23 jurados sorteados.
Cinco miembros del Jurado residen en Logroño y los otros cuatro en Quel, San Asensio, Lardero y Galbárruli.
En concreto, hay dos personas dedicadas a la limpieza, una esteticista, una estudiante, una optometrista, una ama de casa, un autónomo, un profesor jubilado y un operario. Las edades van desde los 29 años a los 68 años.
Además, se han escogido a dos suplentes. Dos mujeres de 30 y 57 años que son bancaria y decoradora.
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