El Castillo de Viguera, “termómetro social” entre los poderes estatal y local entre los siglos IV y XV
El Castillo de Viguera sirve como “termómetro social” para explicar las relaciones entre los poderes estatal y local en el período comprendido entre los siglos IV y XV, según se desprende de un estudio publicado por José M.ª Tejado, profesor de Historia Medieval de la Universidad de La Rioja; y cuya red de comunicaciones denomina “Internet 0.0”.
La revista científica ‘Archaeopress Archaeology’ de la Universidad de Oxford ha publicado el artículo ‘Power in tension: fortifications between local aristocracies and states in the Ebro Valley during the early medieval period’, que reúne los trabajos presentados por él al Congreso Internacional de Historia y Arqueología: ‘Perchement et réalités fortifiées en Méditerranée et en Europe (Vème-Xème siècles) – Formes, rythmes, fonctions et acteurs’, celebrado en Francia.
En él, José M.ª Tejado pone de manifiesto cómo las fortificaciones de carácter militar en el alto Valle del Ebro permiten “tomar el pulso de la relación entre el poder político y su vinculación con ese territorio sobre el que se asientan”.
En concreto, toma como ejemplo tres yacimientos riojanos: el Castillo de Los Monjes (Lumbreras), Castro Bilibio (Haro) y, más detalladamente, el Castillo de Viguera.
Estos tres ejemplos son idóneos para la gestión del territorio circundante. No en vano, “por todas ellas discurren, hasta día de hoy, importantes vías de comunicación y no son aptas para un hábitat residencial”. Elevados sobre farallones rocosos de 15 a 130 metros, ofrecen defensas naturales.
Las aristocracias militares y eclesiásticas son las únicas “que pueden costear la construcción y mantenimiento de este costosísimo sistema de gestión territorial”, señala José M.ª Tejado Sebastián.
“Hay que mantener las infraestructuras (fortificaciones tipo turris o castra, aljibes y accesos). Una auténtica sangría económica si no tuviera una recompensa aún mayor: el control social y por ende económico del territorio que se pretende gestionar”.
En el caso del Castillo de Viguera, el edificio de culto localizado en lo alto del cerro se construyó entre los años 662 y 680, si bien está localizado encima de un edificio romano (así lo atestiguan más de un millar de teselas de mosaico polícromo) del s. V.
Luego, hay al menos dos enterramientos plenamente islámicos (y tres más posibles) de los siglos VII-IX con referencias a los Banu Qasi; hallazgos de la época califal de los s. X-XI; y una remodelación integral del ábside “que pone sobre la pista del denominado ‘Reino de Viguera’, una entidad política muy breve”, datada entre 970 y 1005.
“El sucesivo estadio de contracción de poder y control territorial detectado desde el registro arqueológico será la presencia a finales del siglo X e inicios del XI del denominado ‘reino de Viguera’, de base militar”, señala José M.ª Tejado.
Un cerro de “características naturales excelentes, inexpugnable al asalto, aunque reducible por medio del asedio y que juega un papel fundamental en la articulación del territorio”, subraya el profesor de Historia Medieval de la Universidad de La Rioja.
“Independientemente de que sea denominado ‘reino’ o fuerte poder local, lo cierto es que el espacio y territorio sobre el que proyectar su coercitivo control político, social y económico es minúsculo si lo comparamos con los estadios de las fases previas romana, visigoda e islámica”, detalla José M.ª Tejado.
“Posteriormente, la presencia de estructuras de hábitat dentro del yacimiento del Castillo de Viguera (hogar) para controlar el acceso, objetos como las trompas de aviso, o individuos allí enterrados (con dataciones radiocarbónicas) apuntan a la pertenencia de este yacimiento a un estadio de poder más amplio que en la fase anterior”.
A su vez, las fuentes textuales referencian un centro de control territorial importante como es la Tenencia de Meltria; por lo que “hay una progresión en cuanto a la amplitud del territorio a controlar”, explica el profesor de Historia Medieval de la Universidad de La Rioja.
Así mismo, la aparición de monedas de Alfonso XI (s. XIV-XV) tanto en el yacimiento de Castillo de Los Monjes como en el Castillo de Viguera, permiten observar la tendencia de control territorial es ascendente, es decir de concentración y aglutinación, en este espacio de órbita castellana.
En la Toscana (Italia), las aristocracias experimentaron un proceso histórico similar, al pasar por una fase de transformación en torno al siglo VI hasta el VIII, con un proceso de consolidación, crecimiento y máximo desarrollo de su poder en torno a finales del siglo X y el XI; y un posterior proceso de contracción o ‘resilienza’ hasta finales del siglo XII.
INTERNET 0.0: LA COMUNICACIÓN DE LA ÉPOCA
Una de las conclusiones del estudio es que “ya en esa época numerosos yacimientos del área funcionaban en red. Una red de castros en lo alto del valle del Iregua interconectados” con lo que el autor denomina como “Internet 0.0” mediante “ahumadas, fogatas o sonidos de cuernos (y trompas cerámicas más tarde)”.
Este elaborado sistema de comunicación tenía “una función eminentemente militar” y permitía “una adecuada gestión del territorio bajo dominio”. Era un procedimiento “generalizado, muy probablemente, por toda la Península Ibérica” y de orígenes no visigodos ni islámicos, si no que se remontan a la época romana (s. II).
Han aparecido “trompas cerámicas para el aviso, tanto en los días de niebla en que no se puede utilizar el sistema de señales visuales, como para avisos rápidos en distancias de hasta 7 km”, datados entre los s. XI-XII y, masivamente, en la última ocupación del yacimiento (s. XIV); lo que indica la utilidad de estas fortificaciones “como atalayas de vigilancia pero, sobre todo, como centro de transmisión o réplica de señales”, concluye José M.ª Tejado, profesor de Historia Medieval de la Universidad de La Rioja.
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