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El Chelsea se cita con el Manchester

Rioja2

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El Chelsea venció al Liverpool por 3-2 en el partido de vuelta de las semifinales de la Liga de Campeones gracias a un doblete de Drogba y un penalti transformado por Lampard, y logró, por primera vez en su historia, un billete para la final de la competición más prestigiosa del Viejo Continente. Los londinenses, después de dos intentos fallidos --ambos con el Liverpool-- consiguen una clasificación histórica, por lo que tanto había luchado Roman Abramovich cuando adquirió el club inglés, aunque aún falta poner la guinda al pastel, y para eso tendrán que ganar al Manchester en la final.

Y es que los de Avram Grant comenzaron creando peligro, todo aquel que se habían guardado en el envite de Anfield, donde fueron un tanto más reservones y se llevaron un excelente premio con el autogol de Riise. Sin embargo, los 'blues' cambiaron de discurso, no en demasía, pero sí lo suficiente como para que Drogba se encargara de meter miedo a Reina cada vez que cogía el esférico. La lesión de Skrtel, que dio lugar a la entrada de Hyypia en el ecuador de la primera mitad, desconcertó un tanto a la zaga 'red', que le costó atar en corto las llegadas de Michael Essien. Los de Benítez no estaban cómodos y solo Torres quiso llevar la iniciativa, aunque no con mucho acierto.

El delantero español, se plantó delante de Cech en los compases iniciales, pero se escoró demasiado y acabó estrellando el esférico en el pecho del portero checo. Este fue el único bagaje de un Liverpool en la primera mitad que se preocupó demasiado por zanjar las vías de ataque de los londinenses. Tanto fue así, que el Chelsea se adelantó en una llegada por banda izquierda. Essien arrancó como una bala y pegó a puerta tras sortear a su rival. Reina no pudo atrapar y el rechace le cayó al marfileño Drogba, que golpeó con el alma ante la media vuelta de Riise, lo que supuso el 1-0, y media eliminatoria para los de casa.

Sin embargo, la segunda mitad posibilitó que el Liverpool se adueñara más del balón, o al menos, con ciertas dosis de peligrosidad. Gerrard, con algún disparo lejano, y sobre todo Kuyt, en un remate inverosímil, pusieron en apuros la meta del Chelsea, que perdió su dominio con el paso del tiempo. Así se fraguó el tanto del cinco veces campeón de Europa, a base de mantener la pelota en su poder. Fue una inspiración de Yossi Benayoun, que arrancó en la banda derecha, pero se coló hasta el balcón del área para darle un pase a Torres de muchos quilates --entre las piernas de Carvalho--.

The Kid' no falló y remató a gol con seguridad (1-1). Corría el minuto 64 y todo a favor de los de Benítez, que siguieron intentándolo, con más cautela que bravía, sabedores de que un gol azul les echaba por tierra el de Torres, y les dejaba sin final de Moscú.

LA PRÓRROGA 'MATA' AL LIVERPOOL.

En el tiempo extra, Benítez decidió quitar a Torres, y metió a Babel, con el objetivo de dar velocidad a los suyos, pues el 'Niño' estaba algo cansado. No obstante, el Liverpool se dejó comer por un Chelsea muy hambriento de esta competición y Essien avisó con un fuerte disparo al borde del área. De hecho, ese disparo se convirtió en gol, pero Rosetti concedió fuera de juego de Carvalho, por incordiar a Reina. El Liverpool sufría en exceso cuando apenas se llevaban pocos minutos de la prórroga, que acabó dejándoles sin la que hubiera sido su tercera final en los últimos cuatro años.

Acto seguido al chutazo de Essien, Hyypia cometió un inocente penalti sobre Ballack, que transformó un emocionado Lampard, quien ha perdido a su madre de forma reciente por una enfermedad. Y sin tiempo para respirar, el Chelsea volvió a golpear. Los discípulos de Benítez se levantaban del gol de Lampard y de repente Drogba les asestó otro golpe. Un excelente pase de Anelka posibilitó al africano poner el 3-1, casi insalvable, aunque no imposible como demostró el Bayern en Getafe. De hecho, a falta de cinco minutos, Babel llevó la emoción de fuerte disparo (3-2, min.117). Emoción que no tendría premio y que deja en bandeja de plata la clasificación para la final a un Chelsea, que sin Mourinho --el encargado de ganar la 'Champions'-- se jugará el 21 de mayo el título más importante de su historia, no sin antes jugarse, también con el Manchester, el título de Liga.

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