El origen de la migraña
Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha logrado desentrañar los mecanismos celulares que subyacen a la Depresión de Leão, la mayor señal eléctrica del cerebro y causa de la migraña clásica. El hallazgo, publicado en la revista European Journal of Neuroscience, podría cambiar la visión tradicional sobre esta onda, también responsable de la muerte neuronal que ocurre tras los ictus, y abrir una nueva vía de investigación para el desarrollo de terapias.
El investigador del CSIC Óscar Herreras, del Instituto Cajal (CSIC), en Madrid, explica por qué decidieron estudiar esta onda cerebral: “A pesar de los importantes efectos nocivos que puede provocar la Depresión de Leão, las aproximaciones farmacológicas para detener su avance o su poder han sido infructuosas”.
Según Herreras, la clave de las investigaciones fallidas en esta onda se debe a su magnitud. “Su imponente naturaleza macroscópica, que puede ser incluso apreciada a simple vista en preparaciones experimentales adecuadas, había dirigido las pesquisas de los científicos hacia los cambios en grandes variables del tejido nervioso, no a sus posibles bases celulares”, apunta.
Los hallazgos de Herreras, en colaboración con las investigadoras del CSIC Marta Gómez-Galán y Julia Makarova, dan un giro a algunas de las explicaciones sobre el fenómeno. “La conclusión fundamental del estudio muestra que las neuronas no son sufridoras pasivas de la Depresión de Leão, como hasta ahora se pensaba. Son protagonistas necesarias”. El trabajo expone que un canal de las membranas neuronales media en el proceso de inactivación que caracteriza a esta onda.
Por ahora, los autores desconocen cuál es el canal, pero sus observaciones revelan dos cosas: que existe y que no es ninguno de los múltiples canales que la comunidad científica ha identificado hasta el momento. Herreras añade más datos: “Sabemos que esta conductancia se distribuye de forma heterogénea en las neuronas, fundamentalmente en las dendritas, y que su apertura está controlada por algún proceso celular interno, quizá de tipo metabólico y, por tanto, independiente de voltaje y neurotransmisores clásicos”.
“La investigación también ha comprobado que uno de los cambios más conocidos de la Depresión de Leão, el aumento de la resistencia eléctrica del tejido cerebral a su paso, había sido enormemente subestimado”, explica el investigador del CSIC.Y añade: “Hemos observado que la resistencia eléctrica es mucho mayor de lo que se pensaba, ya que aumenta hasta seis veces los niveles normales. Este dato destierra la idea de que se requería una corriente eléctrica enorme para generar la Depresión de Leão. En realidad, la electricidad necesaria es bastante pequeña”.
NUEVAS TERAPIAS
En opinión de los autores, el estudio abre una nueva forma de interpretar los orígenes celulares de la Depresión de Leão. “La búsqueda de la identidad del canal neuronal que media en la aparición de la onda será la principal vía de investigación. De esta manera, se podría abrir paso a nuevas estrategias farmacológicas y al diseño de sencillos experimentos con aplicación clínica en terapias del ictus isquémico y prevención de migraña”, vaticina Herreras.
La Depresión de Leão, descubierta en 1944, se propaga por el cerebro a unos cientos de micras por segundo y genera, a su paso, un apagón momentáneo en el tejido nervioso al que afecta. Este paulatino avance coincide con la fase de aura de la migraña, aquellos síntomas (temblores, mareos o incluso sensación de hambre) que preceden al dolor de cabeza intenso que caracteriza a esta enfermedad neurológica. En ictus isquémico y otros accidentes cerebrovasculares, aparece a posteriori: “Tras producirse el trombo o traumatismo, estas ondas se desencadenan en las zonas aledañas a la región cerebral afectada provocando la muerte de neuronas. Esta es la razón por la que, en accidentes de este tipo, la atención médica debe ser inmediata. De esa manera puede evitarse la muerte de un número superior de neuronas.
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