El padre de Dolly cambia de técnica
El profesor Wilmut, que saltó a la fama en 1997 al presentar al mundo a Dolly, la primera oveja clonada de la historia, anunció al diario británico 'Daily Telegraph' que tiene previsto abandonar la técnica de clonación que empleó para duplicar los genes del animal mediante transferencia de núcleo.
Ahora se centrará en un sistema alternativo que están desarrollando en la actualidad científicos japoneses y que, según Wilmut, puede ser socialmente más aceptable.
“Hace unas semanas decidí dejar de emplear la técnica de la transferencia de núcleo”, confesó Wilmut al diario, al tiempo que declaraba su intención de rechazar la licencia para clonar embriones humanos que le concedieron las autoridades británicas hace dos años.
Wilmut considera que el método de transferencia de núcleo -por el que el ADN de una célula adulta se inserta en un óvulo vacío al que se estimula por medio de electricidad- es una técnica que, a pesar de dar algunos buenos resultados, desperdicia demasiado material genético como para resultar rentable. “Dada la escasa eficiencia”, afirmó Wilmut al diario, “uno termina preguntándose durante cuánto tiempo la transferencia de núcleo será considerado un método útil”.
En consecuencia, el científico británico ha decidido apostar por el método alternativo que el doctor japonés Shinya Yamakana está desarrollando en la Universidad de Tokio, por el que se puede revertir el desarrollo de las células de la piel hasta convertirlas, de nuevo, en células madre, capaces de asumir cualquier tipo de función biológica. En los primeros experimentos, el equipo de científicos japoneses ha conseguido esta inversión añadiendo virus a las células de la piel de ratones.
Para Wilmut, éste procedimiento supone el futuro de la investigación celular. Con el tiempo, la técnica del doctor Yamakana -conocida académicamente como “de-diferenciación”- permitiría reparar cualquier tipo de daño en tejidos epiteliales, musculares
o cerebrales sin recurrir al uso de óvulos, que serían destinados única y exclusivamente a su aplicación en procedimientos de fertilidad, lo que al científico británico le parece un proceso “cien veces más interesante”.
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