El Real Madrid luce su pegada frente al Marsella

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Una goleada en la que de nuevo no hubo mucho fútbol pero sí gran pegada, la de un Cristiano Ronaldo que resolvió el encuentro en dos acciones antes de marcharse lesionado del terreno de juego.

El conjunto blanco sigue sin convencer en su trato del balón y encuentra continuos problemas para construir el juego de ataque, pero mientras encuentra la forma de confeccionar un estilo propio vive acomodado en los grandes resultados que le proporciona su batería de artilleros. Si en la última ocasión fue Benzema, esta vez el francés se apiadó de sus compatriotas y fue Cristiano el que apuntilló al rival.

El delantero portugués finiquitó el partido en tres acciones, chispazos concentrados en diez minutos suficientes para embolsarse los tres puntos. Salvó por bajo una desastrosa salida de Mandanda para conseguir el primero, provocó el penalti que dio origen al segundo dejando al Marsella con diez y culminó en el tercero una excelente combinación entre los tres hombres de arriba.

Pero el brillante marcador conseguido en esta segunda jornada se vio empañado por la lesión de Cristiano Ronaldo, aquejado de problemas en el tobillo, y la persistencia del mal juego entre las filas de Manuel Pellegrini. Lo positivo es que, mientras persisten los mismos problemas de siempre, los blancos acumulan muy buenos resultados que sobre el papel conformar un gran inicio de temporada.

Por parte francesa quedó el compromiso en defensa, refugiados en una barrera interminable de efectivos que contuvo durante casi una hora el ataque madridista. El único que trató de romper con el conservadurismo fue Mamadou Niang, cuya persistencia sólo encontró el premio de cuajar una buena actuación en el Bernabéu. El atacante senegalés martirizó a Sergio Ramos, pero la falta de compañía le privó de hacer más daño.

EL ATAQUE TOTAL NO TERMINA CON EL MAL JUEGO

Se estrenaba el nuevo Real Madrid en su feudo con la promesa de un ataque total que apabullara a los de Deschamps y la presión de convencer a su público en el escenario que presenciará la final del que se supone su gran objetivo de la temporada. A cambio, volvió a ofrecer un primer tiempo presidido por el juego ramplón y la falta de ideas en ataque para hacer daño a una escuadra francesa bien pertrechada atrás.

Una vez más, el juego madridista se orientó en exceso por el centro y echó en falta la incisión de los laterales que permitiera ensanchar el campo y abrir huecos en la imperturbable defensa gala. Pero Sergio Ramos sigue muy lejos de su mejor nivel y Marcelo apenas dio señales de vida, mientras que la verticalidad de los hombres de arriba no ayudó a encontrar la paciencia y el toque que exige un juego más elaborado.

Tampoco ayudó un centro del campo lleno de imprecisiones, en el que Guti se mostró como el único jugador con la intención de intentar algo diferente en la búsqueda del camino hacia la portería. Fue en la recta final de la primera mitad, iluminado por el de Torrejón de Ardoz y empujado por la urgencia del marcador cuando el Real Madrid dejó ver sus mejores minutos, aunque aún sin resultados de cara a portería.

En ese espacio de tiempo, Benzema tuvo en sus botas las mejores ocasiones, pero su chilena se marchó centímetros arriba del larguero y en el uno contra uno no pudo superar a un atento Mandanda. Una de las pocas intervenciones acertadas del portero francés, que se mostró muy inseguro en todas sus decisiones, no atajó ningún disparo y abrió el camino hacia el triunfo madridista con su calamitosa salida en el primer tanto del partido.

Con el primero del portugués y la posterior expulsión de Diawara, el Real Madrid vio la senda abierta hacia la goleada que le confirma como uno de los equipos con más pegada del 'Viejo Continente' pero que no espanta los fantasmas que se ciernen sobre su mal juego.

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