El SIDA: problema de todos
La expansión del VIH o virus del SIDA alcanza en la actualidad a 33 millones de personas repartidas por todo el mundo, de las cuales, el 95 % se encuentra en países en vías de desarrollo.
Esta enfermedad supone la primera causa de mortalidad en el África Subsahariana, donde viven dos tercios (68%) del total de las personas infectadas por VIH, aunque allí solamente habite el 9% de la población mundial.
En el caso de Asia, la expansión del virus del SIDA es mayor en el sudeste, donde las tendencias de la enfermedad varían mucho de un país a otro. Aproximadamente 4,9 millones de personas en Asia vivían con el virus en el 2007. En el año 2008 hubo 440.000 casos nuevos.
Si nos referimos a Europa Oriental y Asia Central, la cifra de seropositivos en la región asciende a 1,6 millones de personas, un 150% más actualmente que en 2001. Rusia y Ucrania son los países europeos que más nuevos casos registran cada año, según el foro mundial contra el SIDA, la tuberculosis y la malaria.
En América Latina la epidemia del VIH se mantiene estable, y los casos nuevos de infección se producen sobre todo entre las poblaciones de mayor riesgo, como personas relacionadas con el mundo de la prostitución. En el 2007, 100.000 personas contrajeron el VIH, lo que eleva el número total de seropositivos en esta región a 1,6 millones.
El número de personas seropositivas está aumentando en Norteamérica y Europa Occidental y Central, donde eran 2,1 millones las personas infectadas en el año 2007, a las que se sumaron las 78.000 que contrajeron el virus el año pasado. Estos países son los que tienen menos dificultades para el acceso a retrovirales que alarguen su esperanza y calidad de vida.
Mujeres, jóvenes, y niños
En los sectores de población conformados por mujeres, jóvenes, y niños, la presencia de VIH es cada vez mayor, lo que les convierte actualmente en grupos especialmente vulnerables.
Desde el año 2005, el número de niñas y mujeres infectadas por el VIH ha aumentado en todas las regiones del mundo. Este aumento se produce con más rapidez en la zona de Europa Oriental, Asia y América Latina.
Niñas y mujeres representan el 50% de todas las personas infectadas por el virus en el mundo y el 61% de las infecciones en el África Subsahariana.
De los 6.800 nuevos casos de VIH al día, el 45% se dan en jóvenes de entre 15 y 24 años. En el África Subsahariana, el 74% de los jóvenes de entre 15 y 24 años infectados por el VIH son mujeres. El número de casos nuevos de VIH entre niños menores de 15 años ha disminuido, pero asciende a unos 420.000. Casi el 90% de los niños seropositivos viven en el África Subsahariana.
Otra problemática que afecta a la infancia en relación con el SIDA, es la orfandad a la que muchas llegan tras la muerte por la enfermedad de sus dos progenitores, lo que les relega a ámbitos sociales de exclusión, suburbios y delincuencia.
Impacto en el desarrollo
El SIDA ha sido declarado por el Banco Mundial como una crisis de desarrollo en el año 2000. Se calcula que el crecimiento per capita en la mitad de los países del África Subsahariana disminuye entre un 0,5% y un 1,2% cada año como consecuencia directa del SIDA.
En muchos países, los sistemas sanitarios están desbordados por el número creciente de pacientes con la enfermedad. Los estudios prevén que en los países más afectados, los costos sanitarios pueden multiplicarse por diez durante los próximos años como consecuencia de la epidemia.
La presencia de grandes grupos de población infectados de SIDA sobrecarga los sistemas sociales y obstaculiza el desarrollo educativo. En toda África Subsahariana por ejemplo, la enfermedad se está cobrando la vida de miles de maestros, lo que conduce al cierre de numerosas escuelas.
La epidemia también restringe la producción agrícola en muchas zonas al reducir las inversiones en riego, mejora del suelo y otras aportaciones de capital.
La esperanza para los más pequeños
El programa “Abuelas contra la pobreza y el sida” [GAPA] ha conseguido juntar ya a alrededor de 250 mujeres de más de 50 años de Sudáfrica a las que ofrece talleres educativos, actividades en grupo y la posibilidad de inculcar a las generaciones futuras la importancia de prevenir las infecciones por VIH.
La historia personal de cada anciana participante en el programa esconde una superación ante todo tipo de adversidades, como el 'apartheid', o como la pérdida de seres queridos por el SIDA. Para estas mujeres, GAPA ofrece la doble posibilidad de colaboran en la educación de los niños del suburbio y hacen más llevadera la ausencia de sus padres, también víctimas del VIH.
“Los niños se sienten como en su segunda casa”, asegura una de las abuelas participantes, al tiempo que también sirven de terapia para las abuelas que, como ella, en realidad no lo son. Los más de 100 que acuden al centro de Khayelitsha suelen tener entre 7 y 14 años y al salir de la escuela salen disparados con “sus abuelas” para prolongar el tiempo de recreo, siempre insuficiente a esas edades.
El objetivo es que disfruten de la tarde con sus amigos, bailen, canten, corran, siempre sonriendo, al tiempo que se les educa en unos valores y se les mantiene alejados de los problemas que acechan en los suburbios: delincuencia, pobreza y sida.
El VIH se mantiene imparable en Sudáfrica y afecta ya al 10 por ciento de la población, más de 5,7 millones de personas según ONUSIDA, aunque los propios ciudadanos de Khayelitsha están convencidos de que hay más infectados, entre ellos, muchos de los niños que cada día corren por GAPA.
Sin embargo, en estos campamentos se intenta que, al menos, las generaciones futuras puedan poner fin a ambas vías de contagio, conociendo desde pequeños la importancia de prevenir una enfermedad destructiva e indestructible.
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