Encogido en el tramo final
Niang, balón fuera. Niang, campo atrás. Marín, pérdida. Lobo, pérdida. Ott, triple fallado. Esa fue la sucesión de ataques del Reina Yogur Clavijo después de que Gallina pusiera el 67-66 a falta de tres minutos y medio para que el enfrentamiento contra el Marbella llegara a su conclusión. Un lanzamiento en 210 segundos, en cinco posibles jugadas de ataque. Con ese bagaje resultó imposible ganar en el Carlos Cabezas. Su rival, tampoco le fue a zaga y se contagió de errores porque hasta los segundos finales, los riojanos pudieron dar la vuelta al marcador. Eso sí, los locales sí que tiraron a canasta, hasta en tres ocasiones, además de cuatro tiros libres que fallaron, que unidas a dos pérdidas provocaron que el duelo no se cerrara hasta que Knudsen sí acertó desde la personal, 70-66, a 8 segundos del final.
De esta forma, los de Jenaro Díaz dilapidaron la posibilidad de equilibrar sus triunfos y derrotas (ahora queda con un 4-6) en un choque extraño donde las defensas y los erráticos ataques se impusieron. Con 35 pérdidas acumuladas entre ambos contendientes (una tónica habitual en los partidos de los riojanos) fue difícil encontrar ritmo anotador. Y eso que lo hubo por momentos cuando se intercambiaron los triples tanto en tramos del primer cuarto como en el arranque del último.
De Pablo, con 5 puntos seguidos, y Lobo, con 10 tantos en el primer cuarto (no volvería a anotar) lideraron a un Reina Yogur Clavijo que apostó por la individualidad. Del 0-2 se pasó al 9-5. Entonces, el escolta catalán asumió galones para que su equipo sumara puntos con asiduidad y para que el cuadro logroñés fuera por encima en el luminoso con rentas mínimas hasta el 17-19 después de 10 minutos.
Lafuente dio un estirón, 18-23, pero entonces el bloque logroñés se atascó. Tanto que encajó un 11-0 en prácticamente cinco minutos. Marbella iba por delante, 29-23, y los visitantes cortaron la sangría tímidamente con el 29-27. Sin embargo, Muñoz se erigía en protagonista de los malagueños para que los suyos fueran al descanso con una ventaja, 37-28, que se quedó como la máxima del partido.
Cuatro puntos seguidos de Niang, tras el paso por los vestuarios reactivó al Clavijo, aún así los anfitriones continuaban liderando hasta el 44-38. Pero el bloque logroñés estaba decidido a poner todo patas arriba con un parcial de 2-9 gracias a dos triples de Marín y Ott y un posterior tiro libre anotado por Niang para dejar el 46-47 mediado el tercer acto. El equilibrio volvió a aparecer, para lo bueno y para lo malo. Las pérdidas, en los dos lados, seguían su curso y daba la sensación de que los dos equipos se marcaban mutuamente pese a que Marbella tomaba la iniciativa en los últimos cuarto con el 55-53.
El miedo a perder se acusó con el paso de los minutos y eso que hubo momentos de fluidez e intercambio de canastas hasta el 63-62. A partir de entonces, los nervios, la ansiedad y la presión por el triunfo pesó a todos los contendientes. Knudsen (máximo anotador de la tarde con 21 puntos) dejaba el 67-64 a poco más de cuatro minutos para el final, mientras que Gallina colocaba el 67-66 a tres minutos y medio de la conclusión. Con todo por decidir, el Reina Yogur Clavijo decidió hacerse el harakiri. Ni una opción de lanzamiento en los siguientes cuatro ataques. Inadmisible. Marbella sufría porque tampoco era capaz de sentenciar ante un contrincante empeñado en no querer ganar. En esa lucha por ver quién lo hacía peor -evidentemente el cuadro riojano, pese a que Karahodzic y Muñoz desperdiciaba dos tiros libres cada uno-, Knudsen, a 8 segundos del final, desatascó el entuerto con dos tiros libres. Por fin, Ott pudo lanzar a canasta, un triple desesperado. No entró y aunque lo hubiera hecho era demasiado tarde porque el 70-66 resultó concluyente.
Foto: Reina Yogur Clavijo
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