“Era un sádico, disfrutaba haciendo daño y todo aquello no puede quedar impune”
Le encantaba la pistola. De ahí le viene el mote. Juan Antonio González Pacheco, Billy el Niño, fue el el inspector de la Brigada Político Social en los años más duros del franquismo, un brazo ejecutor que acumula las víctimas por decenas. Más de 40 años después, el asunto llega a los tribunales españoles. Este miércoles se ha registrado la primera denuncia contra González Pacheco. Se esperan muchas más en los próximos días.
Pedro Aceña vive en Logroño. De hecho, fue concejal de Izquierda Unida en la capital riojana. Actualmente trabaja en el archivo de la Universidad de La Rioja y lleva una vida tranquila. Pero no siempre ha sido así. En su intenso pasado destaca un nombre propio, el de su torturador. Aceña formaba parte de la Liga Comunista Revolucionaria y, por pertenecer a esta organización, considerada de carácter extremista por la Brigada Política Social, sufrió la más dura represión franquista y tuvo que verse de frente con Billy el Niño.
“Te llega a doler tanto el cuerpo que te la suda. Cuando te detienen y te han frito a palos intentando sacarte información, el cuerpo no te duele. Tienes tanto dolor que ya no te duele. Las plantas de los pies, con lo sensibles que son, las tienes ensangrentadas y te siguen sangrando porque te han zumbado ahí, pero, aunque pueda parecer increíble, te da igual. Hay un momento en el que te da igual”. Cuenta sin embargo que lo complicado era el estar durante varios días sin dormir, el bajar a la celda y en dos horas volver a subirte para seguir con las torturas, las preguntas y los intentos de sacar información.
Este relato se hizo público por primera vez en el año 2014. Hasta entonces, cuando Aceña eligió Rioja2 para contar su historia, este duro relato sólo lo compartía con su entorno. “Durante muchos años hemos callado”, reflexiona ahora, “os lo conté por primera vez a vosotros y luego lo hice en una charla en el Ateneo porque ahora tengo claro que, para que no vuelva a suceder, para que se conozca todo lo que ha pasado, debemos contarlo y denunciarlo, para que pueda ser juzgado y condenado”.
Por eso no descarta sumarse ahora a las decenas de personas que denunciarán al torturador franquista ante la Justicia española. “Recibí un comunicado de La Comuna (organización ligada a la Liga Comunista que debe su nombre al colectivo que formaron los presos políticos en Carabanchel) en el que se nos animaba a dar este paso y a buscar en el Archivo Histórico de Simancas todos los documentos necesarios, pero yo ya tengo todo, tengo mi expediente policial completo porque ya lo adjunté en la denuncia interpuesta en Argentina”.
Se refiere a un proceso iniciado en Buenos Aires por el que la jueza María Servini llegó a emitir una orden de captura internacional contra Billy el Niño y otros imputados por crímenes contra la humanidad. La Audiencia Nacional española rechazó entonces la extradición por considerar que los delitos imputados prescribieron 30 años antes.
“Esa vía quedó muerta porque la justicia española no permitió la extradición pero ahora lo que se busca es que se le juzgue en España”, señala Aceña que, aunque todavía no ha dado ningún paso más, podría sumarse pronto a este nuevo grupo de denunciantes. “Seguramente chocaremos con la amnistía, esa por la que yo me libré de los tres años de cárcel que me pedían pero que también ha hecho que todos nuestros torturadores no hayan pagado ni una sola de sus acciones”.
En 1974 Pedro Aceña tenía 19 años. En ese año vivió una de sus detenciones más duras. Después vinieron otras. En todas ellas estaba Billy el Niño con su arsenal de prácticas sádicas en busca de una confesión. Y en la cabeza de Aceña una sola premisa: aguantar. Tanto lo ha hecho que está a punto de cumplir 63 años y sigue teniendo igual de claro que todo aquello merece una condena, por mucho que hayan pasado los años. “Algunas de esas personas que hicieron tanto daño siguen vivas y deben ser juzgadas”.
Aunque ahora esté algo “desligado”, aquella historia le acompañará siempre. “Yo estoy aquí solo en Logroño, el resto de mis compañeros están en Madrid, a algunos los conozco y a otros no, incluso puede que los conozca pero no lo sepa porque hemos cambiado con los años, y en aquella época usábamos nombres falsos, pero recibo actas de cada encuentro de La Comuna y creo que este nuevo proceso es importante”.
Sigue leyendo historias y en todas ellas se ve reflejado. “Todos padecimos las mismas torturas, todos percibimos ese sadismo patológico”. Todo ello merece justicia. Y también recuerdo. “Las cosas por las que hemos peleado, las estamos perdiendo todas. Lo estamos perdiendo todo. ¿Para esto he estado peleando yo? Que me he jugado ni se sabe cuánto para esto. Es que no puede ser, que yo creía que íbamos a una sociedad mejor”.
La historia completa de Pedro Aceña:
1. “Te llega a doler tanto el cuerpo que te la suda”
2. “Estaba helado, sin comer, sin dormir... sólo pensaba en aguantar”
3. “Me cogieron del pelo y gua, gua, gua, empecé a tragar agua en la pila”
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