Grávalos revive una Navidad única con la Cofradía de los Hermanos del Niño
“Pertenezco a la Cofradía desde que nací. De hecho, hay una fotografía en la que aparezco en brazos de mi abuelo con sólo un mes de vida mientras éste participaba en la ofrenda de Roscos”. Son palabras de Pedro Arnedo, joven logroñés de 26 años, que este año ha sido Mayordomo de la Cofradía de los Hermanos del Niño Jesús de la pequeña localidad riojabajeña de Grávalos.
El pueblo ha celebrado estos días una fiestas navideñas que lo hace único en todo el mundo. De ello, es artífice la Cofradía de los Hermanos del Niño que nació en el siglo XVII, su libro fundacional data de 1630, y que ni las guerras ni los tiempos modernos le han hecho desaparecer.
En su origen, un grupo de hombres jóvenes del pueblo decidió organizarse para celebrar juntos la navidades con una serie de actos religiosos y culturales sujetos a una serie de reglas establecidas en el propio libro de la Hermandad: cómo la forma de elección de los cargos de la Cofradía, las misas que se deben celebrar y las procesiones a las que se debe acudir y que ellos, los Hermanos, deben ser varones jóvenes y solteros no mayores de 40 años.
Todo ello tiene un fin: crear un vínculo social fuerte que sirviera de apoyo y ayuda en los momentos difíciles. La Cofradía la componen los Hermanos Mayores (jóvenes con más de 15 años) y los Hermanos menores. Mucho tiempo ha pasado de aquellos primeros años de la Cofradía y hoy, en pleno siglo XXI, un grupo de 35 jóvenes de Grávalos o vinculados a él, siguen manteniendo las tradiciones y los actos navideños que dibujan la historia del pueblo. Unos actos que comienzan la noche del 24 de diciembre con el bailes de los pastores en la Misa del Gallo, un baile ancestral en el que los jóvenes ataviados como los antiguos pastores, danzan avanzando hacia el altar de la Iglesia del Nuestra Señora de la Antigua, hasta llegar a la imagen del Niño Jesús. Es entonces cuando se hace el tradicional traspaso de poderes y el alcalde del pueblo cede su autoridad -de una manera figurada- al Mayordomo del año anterior.
De todo ello sabe bien, Pedro, el Mayodormo de este año, que ha organizado con ayuda de su familia los actos de la Cofradía. Es un trabajo que requiere dedicación y que él, recién llegado de Francia donde estudia ha delegado en su padre, José.
Durante la semana pasada, Pedro no ha parado. Él y todos los Hermanos han debido cumplir con la tradición de la ronda matinal que comenzó el Día de Navidad: el Mayordomo junto con el gaitero y el tamboril rondan por la calles del pueblo e invitan a su vecinos a seguir la música. Este acto tiene lugar de 12 a 13 horas. La Cofradía al completo debe de recorrer las calles de Grávalos desde el día 25 al 30 de diciembre a las 12 en punto, bajo pena de multa para después ensayar el baile de 'Los Brindis' en las Escuelas del pueblo. “Mi casa no tiene espacio para acoger a tanta gente y pedí permiso al Ayuntamiento que me cedió las escuelas” asegura Pedro, “el baile de 'Los Brindis' es muy sencillo, tiene una serie de pasos fijos, pero no hay nadie que lo baile igual que otro”.
ALBADAS: FUEGO, TOSTADAS Y RONDA
El pasado día 30, la Cofradía celebró el acto conocido como el 'Reparto de las Tortas'. Tuvo lugar como es tradición en la puerta de la casa del Mayordomo, y los miembros de la Cofradía se reunieron a las nueve de la noche en torno a una mesa donde se habían colocado las tortas de pan de anís. Presidiendo la mesa estaban el Mayordomo, el Alguacil y el Alcalde. El Mayordomo repartió las tortas a los cofrades tras rezar por los hermanos difuntos. Es el momento en el que Pedro tuvo que disputarse su torta con el resto de Hermanos. Y es que marca la tradición que el Mayordomo tenga que ganarse la suya. A pesar de que nunca se ha dado el caso de que el Mayordomo pierda, el juego es siempre reñido.
La noche también acoge una tradición marcada por la música y el fuego. Del 30 al 31, los cofrades recorren el pueblo cantando las 'Albadas', una canción que originariamente iba dirigida a las novias de los Hermanos Mayores o a las mozas solteras del pueblo. Ahora, las Albaldas se cantan ante todas las casas habitadas y los Hermanos van encendiendo hogueras en los diferentes 'cantones' (puntos tradicionales de reunión) del municipio. Hogueras que servirán para tostar el pan con aceite, ajo y sal con los que obsequiarán a los vecinos que les acompañen.
El día grande para Pedro ha sido el 1 de enero cuando bailó 'Los Brindis' en la plaza del pueblo. Al acto acudieron todos los Hermanos Mayores llevando colgado al cuello el medallón de la Cofradía, que también se lleva en todos los actos oficiales durante el año.
Tras la Misa de Año Nuevo se congregan en la plaza vecinos, familiares y amigos de los Hermanos. A la música de gaita y de tamboril, Pedro inicia el baile, una ronda por cada cargo oficial -como las autoridades municipales- y por cada uno de sus Hermanos, también a la gente se lo solicitan. “Es el acto más emotivo, se lo dediqué especialmente a mi padre. Participo de la Cofradía porque me hace ilusión pero también se lo hace a mi padre ya que le viene de tradición familiar”.
UNA COFRADÍA CON PASADO, PRESENTE Y FUTURO
Pedro lo tiene claro: la Navidad es diferente porque así es en Grávalos y lo es porque existe la Cofradía. Sin ella, esta localidad riojabajeña no sería única en el mundo. “Si no hubiera sido Hermano de la Cofradía hubiera pasado la Navidad en un cotillón en Logroño” asegura este joven, “pero he venido desde siempre, aunque llegara más tarde y me fuera antes por los exámenes de la Universidad, siempre las he pasado aquí”.
Pedro también explica que sus amigos se sorprenden de que pertenezca a una Cofradía porque en ocasiones se relaciona con la religiosidad, “pero les cuento que somos todos gente joven y que disfrutamos mucho juntos”.
Y es una Cofradía con futuro. Desde 2003 había tenido bajas porque nadie se había apuntado. Y eso preocupaba a los Hermanos. Sin embargo, en el recién terminado año se han apuntado cinco niños, algunos de ellos, hijos del pueblo cuyos padres no quieren que se pierda esta tradición. Por lo que hay Cofradía para unos cuantos años.
“Siempre ha habido épocas de poca gente. Cuando mi padre era Hermano tan sólo eran 5 personas y mantuvieron la Cofradía”. Ahora son casi 40. Y los que vendrán. Por lo menos visitantes. “Invito a todo el que quiera pasar con nosotros una Navidad especial y diferente a que venga a Grávalos. En 2010 se pone en marcha el Balneario, con lo que la falta de alojamiento ya no es excusa”.
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