Ha fallecido Marino, el logroñés centenario que nunca estuvo triste una mañana
Su historia atrajo la atención de los lectores de El País el pasado mes de septiembre. Marino había cumplido cien años y el diario lo entrevistó en la clínica Valvanera de Logroño donde estaba ingresado, pero esta semana Marino nos ha dejado para siempre.
Moisés Marino Ibáñez se crió en un asilo del que apenas salía porque le tuvieron que amputar la pierna por un accidente cuando tenía sólo siete años. Era viudo y lector de libros y de prensa con una lupa enorme. Así, nunca estaba solo: “¡Tengo los libros, la música, los periódicos!”
Marino hablaba con entusiasmo de Shakespeare, Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán y, sobre todo, del Quijote: “entraña una buenísima literatura y muchas enseñanzas, como que no hace falta ser grande para ser feliz. Don Quijote no quería sino tener un caballo y hacer el bien”.
Y es que los libros son mejores que la vida. Marino se quejaba de la situación actual, “a España la veo un poco triste”.
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