La nota más alta de las oposiciones: “el último año lo he dedicado más a pensar que a estudiar”
Una carrera de fondo. Así definen muchos opositores el proceso de preparación de estos procesos selectivos. En el caso de Elena Díaz Cenzano, han sido muchos años de trabajo y esfuerzo que han tenido recompensa: ha obtenido en orientación educativa la nota más alta de La Rioja entre todas las especialidades, un 9,32.
La preparación comenzó hace cinco años tras un tiempo anterior preparando puntos de méritos. Entonces, Elena estaba embarazada y se apuntó a una academia. “Después de dar a luz, me di cuenta que una oposición es algo personal y comencé a preparar mis propios temas”, explica.
“Fui consciente de que tenía que tener una estrategia” y así desarrolló los temas de forma que todos le sirvieran para todas las partes del examen, siempre dándoles su toque personal. “Yo me he mojado y he reflexionado sobre mi visión de la orientación”, apunta sobre lo que cree que le ha diferenciado del resto.
“Claro que mis hijos han estado privados de su madre pero no ha sido cuestión de horas”
Para Elena Díaz, no ha sido cuestión de cantidad de horas de estudio “porque hay que compaginarlo todo” y tiene un trabajo y dos hijos, sino “hacerlo de manera astuta” y aprovechar el tiempo del que disponía. No obstante, “claro que mis hijos han estado privados de su madre en muchos momentos, pero esto es un proyecto familiar”.
Así fue adaptando su horario de estudio a lo largo de los últimos cinco años, primero de 5 de la mañana a 7, cuando tenía que empezar a despertar a sus hijos, después por la noche; hasta este curso, que “he dedicado más tiempo a pensar que a estudiar”.
“Me puse a llorar delante del tribunal cuando terminé de leer”
“El proceso ha sido muy angustioso”, recuerda esta opositora, que vive junto en frente del instituto en el que se examino. “Todos los días miraba por la ventana y pensaba 'ya está el tribunal'”, recuerda. Después de los 50 minutos que duró la lectura de la primera prueba, comenzó a llorar delante del tribunal por toda la tensión acumulada.
Luego comenzaron a llegar las buenas notas en cada fase, “y me daban fuerzas para las siguientes, aunque también aumentaba la presión, la plaza estaba más cerca y quedábamos menos”. Tras ver el 9,8 que obtuvo en la defensa de la programación, no se dio cuenta que su nota total era la más alta, pero comenzó a mirar y vio que no solo era la mayor nota de Orientación Educativa, sino de todas las especialidades. “Yo nunca he sido la primera en nada”, dice emocionada.
“El proceso no es justo desde el momento que hay un factor suerte”, considera al lamentar que muchos de sus compañeros no hayan podido pasar. Aunque le cuesta encontrar que cambiaría, apunta a una entrevista de personalidad o a un examen tipo test, “que no sé si lo harían más justo pero sí más objetivo”.
A pesar de los cinco años de trabajo, sus expectativas no pasaban por obtener la mejor nota de La Rioja. “Mi objetivo era dar todo los que podía de mí misma y llegar a transmitir todo lo que he aprendido preparando la oposición”, cuenta Elena, para la que haber podido trabajar como orientadora le ha servido para plasmar esa reflexión sobre el trabajo.
“Creo que es fundamental aprender por el camino”. Por ello, ahora afronta esta nuevo camino “con mucha ilusión” y con ganas de aprovechar la oportunidad: “como interino estás limitado, pero con la estabilidad que me da la plaza me planteo muchos proyectos y retos”.
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