“Las lesbianas tenemos doble discriminación: por ser LGTBI+ y por ser mujeres”
Con sólo 21 años, Marina Blanco habla alto y claro. Activista en distintos movimientos sociales y políticos, cree que todavía queda mucho camino por recorrer y, como ejemplo, cita el aumento de las agresiones homofóbicas o transfóbicas. Pese a que no fue duro para ella “salir del armario”, no todo ha sido un camino de rosas y ha vivido en sus propias carnes situaciones de rechazo y discriminación.
“Las primeras personas a quienes se lo conté fueron mis amigos, y en ningún momento obtuve rechazo, lo tomaron como lo que es, una forma tan válida como cualquier otra de vivir la vida”, explica Marina, que sí reconoce que vivió con más nervios el momento de tener que contarlo en casa, aunque la respuesta fue también positiva. “La verdad es que mis padres me apoyaron en todo momento, así que, en mi caso, tuve muchísima suerte, ya que hay muchos jóvenes LGTB+ que no lo tienen tan fácil y sufren el rechazo y el odio de sus familiares y amigos”.
Sin embargo, todavía existen prejuicios en la sociedad y Marina no se ha librado de sufrir situaciones de discriminación. “En mi caso he tenido que soportar miradas de la gente por el hecho de ir de la mano con mi pareja. Una vez cuando nos estábamos despidiendo en la estación de autobuses de Logroño, nos estábamos besando y una señora se nos acercó y nos dijo que no teníamos vergüenza y que dejáramos de montar el espectáculo”.
Situaciones ante las que asegura sentirse “indefensa y desprotegida” y que demuestran la diferencia que todavía existe entre parejas gays y heterosexuales. “Esto probablemente no hubiese pasado si hubiera sido una pareja heterosexual, por lo que sí, en nuestra sociedad se sigue percibiendo de forma distinta a una pareja gay que a una pareja heteroexual”.
Y todo ello, en una ciudad pequeña como Logroño, donde estás más expuesto a las opiniones de la gente. “En una gran ciudad te puedes refugiar en el anonimato y la diversidad es bastante mayor que en una ciudad pequeña, por lo que pueden existir más grupos de apoyo. Las personas LGTB+ pueden sentirse más solitarias en ciudades pequeñas, es por ello imprescindible la existencia de asociaciones y movimientos como la Marea Arcoíris en La Rioja, que tan buen trabajo realizan por la visibilidad del colectivo”.
Y es que, peses a lo mucho que se ha avanzado, la situación todavía no está, a su juicio, “normalizada” y, en los últimos años las agresiones de carácter homófobico o tránsfobico no solo no han disminuido, sino que han aumentado. Por ello, cree necesario seguir reivindicando y manifestándose por los derechos de todas, porque “la lucha por los derechos LGTB+ sigue estando presente”.
Además, al ser lesbiana, se enfrenta a una doble discriminación: por ser LGTBI y por ser mujer. “Este hecho tiende a invisibilizar nuestras realidades. Existe una corriente en los países capitalistas de aceptación de una minoría del colectivo (hombres blancos, gays y con una posición económica favorable), invisibilizando a todas las demás partes del mismo, lo que incluye a las lesbianas”. De ahí que Marina reivindique la presencia de mujeres lesbianas que actúen como referentes para que esta invisibilización desaparezca. Ella ya aporta su granito de arena para conseguirlo.
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