Álvaro, bienvenido
Cuatro horas llevaba la segunda jornada del Debate del Estado de Logroño hasta que aparecieron las noticias y los titulares. Tuvo que salir el portavoz del Grupo Popular, Javier Merino, para levantar una sesión que había acabado con la capacidad de atención de todos los presentes. El concejal que nació con un blog de running debajo del brazo puso tono dramático y contó una anécdota que le había ocurrido el pasado verano al encontrarse con “un buen amigo de la juventud”. Primera noticia: Javier Merino tiene o ha tenido amigos. Álvaro, que así se llama el susodicho, estaba en Logroño de veraneo con su familia porque durante el resto del año vive en Madrid. Segunda noticia: la capital riojana es la preferida por los habitantes de la capital del Reino para pasar sus vacaciones. Tiembla, Gandía. Al encontrarse estos dos colegas, que seguramente habrían compartido noches de francachela inenarrables para sus hijos, Álvaro no pudo contener las ganas de preguntarle a Merino algo que le rondaba la cabeza y tenía que soltar. “Javi, dame tres razones para dejar Madrid y venir a vivir y a trabajar a Logroño”. Una conversación de lo más normal.
Ante esta situación, se quedó un rato pensando. Tercera noticia: Merino piensa. No se sabe el tiempo que duró su reflexión. Pudieron ser centésimas de segundo o pudieron ser semanas, aunque si el concejal corre medias maratones y no los cien metros lisos, se puede intuir por dónde van los tiros. No pudo darle tres argumentos, así que le dio diez. Entre ellos, le adelantó que la alcaldesa Cuca Gamarra se había marcado como propósito convertir a Logroño en una Smart City. ¿Quién no quiere vivir en una Smart City? Ríete de Futurama. Seguramente ese fuera el motivo decisivo por el que Álvaro y su familia “han decidido volver a Logroño para continuar con su proyecto vital”. Las comillas, por recordar, quieren decir que esas palabras salieron exactamente así de la boca del portavoz. Las risas del resto de concejales al escuchar esa parte de su discurso son irreproducibles en un texto. Quizás así: JAJAJAJAJAJA. Ahí hay un reportaje: De Madrid a La Rioja, pasando por la persuasión de Javier Merino.
La cuarta noticia se resume en que Álvaro es de izquierdas. Según explicó el popular, se trata de una persona “muy comprometida con los movimientos sociales” y que “siempre sostiene que el ciudadano debe estar en el centro de la acción pública”, además de apostar por “menos Administración y más corazón”. Los amigos de Merino son gente peligrosa, aunque, quizás, como le pasaba al protagonista de 'Marcelino, pan y vino', se trate de ese hijo del que le habla una mujer, alguien a quien no llega a conocer, pero que, desde entonces, se convierte en su inseparable amigo imaginario.
No piensen que el concejal terminó ahí su intervención. Contada su fábula, arremetió contra el PSOE y le dijo que no se preocupara por el PP. Volvió a hacer de vidente, prediciendo el futuro, como en 2011, cuando les dijo a los socialistas que “el tsunami Gamarra les arrastraría hasta la oposición”. En esta ocasión se dejó de fenómenos naturales y tiró por lo musical. Eligió Mecano: “La fuerza del destino nos hizo repetir”. No sonó la canción. Hubiera sido el cierre perfecto. Periodistas, políticos y público, todos juntos cogidos de las manos: “Y nos metimos en el coche mi amigo, tu amiga, tú y yo. Te dije: nena, dame un beso. Tú contestaste que no”. Y al terminar, se habrían apagado las luces, habrían encendido los focos de colores, habrían soltado el humo y habría aparecido la alcaldesa como si participara en Lluvia de Estrellas imitando a Karmele: “Y es que yo soy un tsunami, yo soy una chica in. Y es que soy algo imparable. No te puedes resistir”. Faltó magia. Espectáculo. Americanizar la política. Hacer de cada debate una final de la Superbowl.
Hasta la actuación estelar de Merino, tan importante fue el desarrollo de los acontecimientos que lo más destacado fue el scouting que Javier Campos, compañero del Diario La Rioja, hizo de Rochina para su Comunio. Quería saber si le compensaba vender a Isaac Cuenca para fichar al delantero del Granada. Mientras tanto, otra compañera leía un libro de Harry Potter en el Kindle y el resto se debatía entre irse a fumar un cigarro o irse a tomar un café. Sólo cuando la alcaldesa llamó al portavoz del PSOE, Domingo Dorado, cabezón, se activaron las mentes. Gamarra quería resaltar su perseverancia, así que le pidió disculpas y utilizó el adjetivo tozudo. En sus últimas palabras reconoció que ella también lo era y todo terminó con un abrazo entre la primera edil y la oposición. Era el último debate de Domingo Dorado como portavoz. “Si el invierno viene frío, quiero estar junto a ti, Cuca”.
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