Vivir al otro lado del Ebro: un oasis de deporte y cultura a diez minutos del centro de Logroño

Es martes por la tarde, todavía las piscinas están cerradas, pero por Las Norias circulan decenas de personas. Unos llevan atuendos de escalada, otros corren, bastantes ocupan las pistas de tenis y pádel, también el frontón. Hay familias con niños. En la mayor instalación deportiva de Logroño y uno de los espacios deportivos más grandes de toda la zona norte, hay actividad durante todo el año, en concreto, unos 300.000 usos que se intensifican en verano cuando se han llegado a concentrar 7.000 personas en un solo día. Cien personas trabajan para que todo funcione a la perfección.

En todo este entorno deportivo también hay perros. Al fondo de la instalación tienen su propia instalación, un amplio circuito de Agility, una modalidad deportiva que las personas practican junto a sus perros buscando disciplina, obediencia, actividad física, diversión y, sobre todo, reforzar los vínculos. “La actividad es superbeneficiosa y este espacio junto al Ebro es maravilloso”, explica Ana Rodrígez, responsable de la actividad, “estamos en la ciudad pero sin molestar a nadie y además rodeados de otros deportes”.

Considera que es una gran suerte que el Ayuntamiento de Logroño haya apostado por este deporte a nivel profesional porque además tiene claro que el beneficio no es solo para los perros y sus dueños sino para toda la sociedad porque “cada vez hay más perros, más familias 'multiespecie', y este adiestramiento en positivo con buenos tratos beneficia a la convivencia en la ciudad”.

Diego y Teo son un buen ejemplo de ello. Entre obstáculo y obstáculo, entre saltos y quiebros, Diego Cabrerizo cuenta que cuando adoptó a Teo era un animal lleno de miedos, tímido, con dificultades sociales. Sin embargo, gracias al Agility, ahora es un perro totalmente nuevo. “Aquí la gente le quiere, le trata bien, le da premios, es pura diversión, su momento más feliz de la semana”, explica, “y así hemos conseguido pasar de un perro con problemas de comportamiento a un perro educado con un vínculo fuerte no solo con su dueño sino también con otras personas”.

El Campillo dejará de ser zona inundable

Solo hay un problema en este entorno tan particular y es que se encuentra en zona inundable. Pero pronto todo el barrio de El Campillo dejará de serlo. “Aunque hay gente que piensa que es por la cercanía del Ebro, El Campillo es zona inundable por la proximidad del barranco de Oyón”, explica el concejal de Urbanismo y responsable también de este distrito, Iñigo López Araquistáin, “con la DANA surgió además cierto miedo, pero es importante que la gente sepa que según los datos de la CHE, las cotas de inundación son de muy pocos centímetros en un horizonte de cien años, es decir, no hay peligro real de que suceda algo como lo que pasó en Valencia”.

Sin embargo, el hecho de ser zona inundable sí provoca algunas situaciones incómodas si llueve mucho e impide que puedan crearse dotaciones en la parcela destinada para este fin. “Por eso se va a acometer una obra hidráulica que es muy sencilla, pero que hará que esta deje de ser zona inundable”, explica el concejal, “se va a desviar el cauce del barranco por debajo de la carretera hasta su cauce original a la vez que se renaturaliza todo el entrono”. El proyecto está ya avanzado y será una realidad pronto.

Rubén Martínez, vecino del barrio, considera que esta es una muy buena noticia para un entorno al que, según él, solo le faltan más vecinos. Lo demás, lo tiene todo. “Estamos al lado del centro, en un barrio con una urbanización muy bien hecha, con muchas zonas de deporte, con un ambiente tranquilo y familiar”, cuenta, “el hecho de tener aquí Las Norias y el Adarraga hace que haya mucho movimiento y este no sea un barrio dormitorio”.

De hecho, reconoce que cuando hace diez años les tocó en esta zona de la ciudad una Vivienda de Protección Oficial, a su mujer no le hizo mucha gracia lo de irse a vivir al otro lado del Ebro. “Pero me he dado cuenta de que eso es solo una barrera mental que tenemos los que hemos crecido en Logroño porque la gente de fuera no lo siente así”, señala, “y cuando vives aquí no se siente tampoco, es más, cuando hemos decidido cambiarnos de piso, directamente hemos buscado por aquí porque ahora mi mujer es la primera que quiere quedarse en el barrio”.

Cultura y naturaleza: Camino de Santiago, Casa de las Ciencias y ruinas de Cantabria

Otra de las estampas típicas al norte del Ebro es la llegada de peregrinos. Desde la Casa de las Ciencias, punto de encuentro de la cultura más familiar, llegamos al fielato del Puente del Ebro, donde los voluntarios de la Asociación de Amigos del Camino reciben a los peregrinos y les informan. Ahora además, Logroño cuenta con una nueva señalética que incluye la ruta Eurovelo. “Era paradójico que, a pesar de haberse presentado en Logroño en los años 90 y pasando por aquí dos de las rutas, la 1 y la 3 que coinciden con el Camino, no tuviéramos señalética en la ciudad. Por eso hemos querido instalarlas”, explica López Araquistáin.

Y así, entre mochilas, conchas y el murmullo de media docena de idiomas diferentes, el barrio de El Campillo se funde con San Antonio y se extiende hasta el Monte Cantabria. Los accesos están deteriorados pero ya se está trabajando para que puedan ser asfaltados antes de finalizar la legislatura. En lo alto nos recibe un entorno más verde que de costumbre, se nota la primavera lluviosa.

Isaac Martínez, presidente de Rioxa Nostra, contempla las ruinas sobre las que se levantó uno de los primero asentamientos de Logroño. “Este lugar no es sólo el gran mirador de la ciudad sino también su origen. Es la deuda que tenemos los logroñeses con nuestro pasado porque este yacimiento no ha tenido la suerte que merece por diferentes circunstancias”, reflexiona. “Podría estar en el Top 10 de los yacimientos de España y sin embargo, muchos logroñeses ni lo conocen y otros incluso no lo respetan”, señala contemplando las vayas rotas en el límite del mirador natural.

Explica que en este lugar se ubicó uno de los primeros asentamientos; el otro estaba en Varea, donde se instalaron los pueblos pre indoeuropeos, “los famosos berones”. Ha habido después ocupación romana, medieval... “Cantabria siempre ha sido un lugar de refugio físico y espiritual”, añade, “lo miramos con orgullo, pero no lo cuidamos como deberíamos”.

El concejal de Urbanismo y Patrimonio confía en que ese proyecto que lleva años acordado por las diferentes corporaciones algún día pueda ver la luz. “Es un proyecto de consenso, un proyecto muy bonito que mejora los accesos y conecta el monte con el Camino de Santiago, que mejora todo el entorno para que las ruinas puedan ser visitadas y el monte reforestado”, explica, “pero supone una imporantísima inversión, es muy costoso y requiere de la captación de fondos. Estoy convencido de que se conseguirá”.

Proyectos de futuro

A más corto plazo, esta zona de la ciudad ya mira a otros proyectos que comienzan a dar sus primeros pasos. La reforma del Mundial 82 es uno de ellos. El proyecto está ya en fase de redacción gracias a un convenio entre el Ayuntamiento de Logroño y el Gobierno de La Rioja. Se van a mejorar las instalaciones para que no sólo puedan jugar los equipos de deporte base sino también los de categorías semiprofesionales. Unas instalaciones que pronto serán totalmente renovadas con un edificio de vestuarios y dos campos de fútbol totalmente homologados.

Y en el solar contiguo, uno de los proyectos más novedosos de esta legislatura: la parcela musical. “Será un edificio totalmente aislado acústicamente que hará que Logroño entre en la ruta musical de España”, explica López Araquistáin, “podremos acoger pequeños, medianos y grandes eventos, no solo conciertos sino otras actividades como El Circo del Sol u otras citas que ahora no pueden hacer parada en la ciudad. Y se hará de la mejor manera para que, no solo no suponga molestias para el barrio, sino que además haga de esta zona un lugar todavía más atractivo”.