Concierto de órgano a cuatro manos en La Redonda para celebrar San Bernabé
La Concatedral de La Redonda acogerá este próximo domingo, 11 de junio, día de San Bernabé, un gran concierto de órgano a cuatro manos. La actuación se enmarca dentro del convenio firmado entre el Ayuntamiento y la Asociación 'Antonio Brocarte, Amigos del Órgano', que permite traer a primeras figuras de la interpretación.
La concejala de Cultura, Comercio y Turismo, Pilar Montes, ha presentado la actuación junto a los representantes de la Asociación 'Antonio Brocarte. Amigos del órgano' -su presidente Federico Nalda, el asesor musical Jesús Amurrio, y el secretario de la asociación, Jesús Pérez-Caballero-.
“Este concierto se enmarca en la programación anual del órgano de La Redonda, que incluye cuatro conciertos, que se celebran en Año Nuevo, San Bernabé, San Mateo y el día de la Virgen de la Esperanza”, ha explicado Montes. “Se trata de un convenio que se inició hace tres años con la asociación 'Antonio Brocarte, amigos del órgano', motivado por el interés del Ayuntamiento por la promoción de la Cultura y la difusión del patrimonio artístico y cultural de la ciudad”, ha dicho.
La concejal de Cultura ha resaltado la importancia del órgano de la concatedral, “un instrumento de grandes dimensiones, que desde su inauguración en 1995 ha ofrecido numerosos conciertos gracias al convenio suscrito entre el Ayuntamiento y el Cabildo Catedralicio, ofreciendo conciertos de organistas de reconocido prestigio”.
Por este motivo, el Ayuntamiento ha editado un folleto que explica las características técnicas del mismo, así como su composición e historia de cada consola.
El concierto del domingo será a las 21 horas, con las organistas Ana Aguado y Ana B. García, que interpretarán obras de Mozart, Morandi, Merkel, Saint-Saëns, Tchaikovsky o Wagner, entre otros compositores.
EL ORGANO DE LA REDONDA
Grandioso, de impactante presencia, se alza sobre la sillería del Coro el Órgano de La Redonda. Un magnífico instrumento cuyos sonidos, potentes o sutiles y de muy variada tímbrica, solemnizan las celebraciones litúrgicas y otros actos religiosos de nuestra catedral logroñesa.
Pero también, desde que se inauguró en 1995, han venido sucediéndose sin interrupción los conciertos de órgano que se incluyen en la programación del Ayuntamiento de Logroño para las fiestas de San Bernabé, San Mateo, Virgen de la Esperanza y Año Nuevo, gracias al convenio entre el Ayuntamiento y el Cabildo Catedralicio.
Dos cuerpos de órgano, separados y de muy distinto tamaño, saltan a la vista: la gran caja rococó, de finales del siglo XVII, y otro cuerpo más pequeño réplica del mayor, adelantado en voladizo. Esas dos cajas articulan en sus vanos grupos de tubos o “castillos”, quedando así configuradas las dos bellas fachadas.
Ese conjunto de tubos que se ven, constituyen una parte mínima (sólo representativa y con función estética) de todo el material sonoro alojado en el interior de ambas cajas; un auténtico bosque que en este órgano alcanza la cifra de 2.678 tubos sonoros.
La disposición de los castillos visibles en el exterior ya indicaban cosas. Detrás de los tubos, cuatro grandes agrupamientos o secciones ocupan completamente el interior de las dos cajas (en la mayor, situados en distintas plataformas o pisos).
Realmente son cuatro órganos independientes, cada uno con su completa gama de sonidos y teclado propio en la consola del organista (tres teclados manuales y el otro de pies llamado Pedal). Pudiendo sonar con independencia o en conjunto, los cuatro integran la totalidad del imponente instrumento.
El puesto natural del organista se encuentra arriba, en contacto directo con el instrumento. Allí está la genuina consola del órgano para poder interpretar con precisión gracias a los teclados mecánicos.
No obstante, para el uso habitual en el culto, el Cabildo solicitó al taller una segunda consola para ser instalada en medio del Coro, abajo, y por tanto, su conexión con el órgano sería por transmisión eléctrica. Y ello por dos razones: evitar al organista litúrgico la frecuente y penosa subida hasta el órgano por una lóbrega y empinada escalera y, en segundo lugar, para que el organista quedara integrado físicamente con el amplio coro de cantores en las celebraciones más solemnes.
Se pretendía proyectar un órgano completo, al moderno estilo europeo pero sin perder las características hispanas (nuestro Flautado español tan exquisito, trompetería horizontal etc.). Un prestigioso taller castellano de organería (Torquemada, Palencia) fue el seleccionado: el del Maestro Federico Acitores y su equipo de especialistas.
Diligentemente se pusieron a diseñar un órgano del todo nuevo; si bien, conforme a la vieja tradición en organería, se aprovecharía algún material sonoro válido del órgano anterior: ciertos juegos románticos del órgano de Eleizgaray se conservaron en el Órgano Recitativo, y en el Pedal. El 7 de Mayo de 1995 fue la inauguración. Ante los teclados del nuevo órgano, en la tribuna de arriba, se encontraba la ilustre organista Monserrat Torrent.
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