En el Logroño del siglo XVI

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Logroño luce esta semana sus mejores galas medievales. A lo largo de las calles y las plazas más importantes del Casco Antiguo logroñés las banderas, los puestos y los personajes medievales no han dejado de ambientar aún más si cabe el acontecimiento que conmemoran las fiestas de Logroño. En pleno siglo XXI, el tiempo se ha detenido y hemos vuelto la vista atrás, recreando a la perfección el Logroño medieval.

No es de extrañar que nuestros lectores giren la cabeza y al volverla topen con un arquero dispuesto a enseñarles las artes de lanzar con arco. También pueden encontrar un arsenal de lanzas y espadas propiedad de algún caballero que pasee por las inmediaciones. Artesanos, orfebres, vidrieros, todos tienen cabida en este mercado medieval. A lo largo de todos sus puestos podremos descubrir la forma tradicional de trabajar la madera, el hierro, la piedra... también aprenderemos a identificar las aves rapaces, ya que un enorme puesto las muestra altivas en sus ramas, esperando vigilantes cualquier movimiento de los espectadores. Los más pequeños podrán disfrutar además de un paseo en el animal de la época, el burro, o de una serie de juegos a la antigua usanza.

En la plaza del mercado un fabricante de espadas nos explicará todos los secretos que necesitamos conocer para ser unos buenos espadachines y en la calle Barriocepo, en lo que en días normales es un aparcamiento, estos días se hubica una pequeña pero escalofriante muestra de torturas donde podemos ver con asombro el uso y destino de elementos de tortura como fueron la horca, el garrote vil, cepos, tenazas....

En la Plaza de la Oca se encuentran las milicias logroñesas mientras en el campamento francés situado en la plaza Fuente de Murrieta el ejército enemigo preparaba su incursión en la ciudad.

A lo largo de la semana se va poder disfrutar de música renacentista por las calles, teatro y por supuesto estaremos al tanto de cada uno de los movimiento de nuestro ejército para combatir a enemigo francés.

Todas estas actividades podemos acompañarlas con cualquiera de los deleites gastronómicos que nos encontramos en la calle Sagasta; teteras, chupiterías, patatas asadas, crepería o kebabs, además de dos restaurantes medievales, uno en la calle Sagasta y otro en Portales, donde la carne de cerdo en todas sus variantes -chorizo, salchichón, morcilla, careta, costilla y hasta un chochinillo entero- hará las delicias de los paladares más exquisitos. Eso sí, aquí no vale el cuchillo y el tenedor, las viandas han de comerse al estilo medieval.

Un ambiente perfecto para toda la familia que une cultura y ocio a la perfección.

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