La familia Oyaga deja el quiosco de Gran Vía después de 47 años
Enrique Oyaga ha puesto en la pizarra de su quiosco este último mes una cuenta atrás de los días que faltaban para su jubilación. Ahora, después de que este 12 de junio esa cuenta atrás se completara, reconoce que tiene sentimientos encontrados: “aunque tengo ganas de descansar y de disfrutar de la familia”.
Este quiosco frente a la rotonda de “Las Palmeras” lo empezó a regentar con su madre en 1975 y, aunque seis o siete años estuvo trabajando fuera del quiosco, Enrique Oyaga lleva desde entonces vendiendo la prensa en el centro de Logroño y desde 1995 con el quisco a su nombre.
A pesar de la jubilación, el quiosco no ha cerrado sus puertas para siempre. “No tenía esperanzas porque veía que el resto de compañeros cerraban y esos quioscos se perdían, pero mira, el legado que comenzó mi familia va a seguir funcionando”, cuenta satisfecho.
Aunque los Oyaga ya no seguirán al frente, el nuevo propietario es conocido y trabajaba como distribuidor de prensa, “conocía el sector y este quiosco”. Estos días, Enrique le está ayudando a hacerse con la clientela: “tengo malacostumbrados a mis clientes, cuando los veo venir ya sé lo que quieren, no lo tienen que pedir y eso al principio no es fácil”.
Después de tantos años, asegura que podría trabajar “con los ojos cerrados” y que se siente “uno más de casa” de muchas de las familias que compran a diario en su quiosco: “he conocido hasta tres y cuatro generaciones de muchas familias de clientes”, apunta orgulloso.
Enrique Oyaga reconoce que no es un negocio sencillo y al que la crisis de 2008 afectó de lleno: “a partir de entonces cambiaron los hábitos, era más prioritario pagar la hipoteca que comprar el periódico”. También surgieron las páginas web de los periódicos y los lectores querían inmediatez: “yo leo el periódico a la hora de comer y claro, leo las noticias de ayer”. “Los programas de cotilleos también ha afectado a la prensa del corazón, aunque el chismorreo siempre nos va a gustar”, dice.
Estos días se despide de la que ha sido su segunda casa y su segunda familia más de 40 años con ganas de descansar. En la esquina de Gran Vía y Gonzalo de Berceo dejarán de leerse sus frases pero Enrique Oyaga trabaja ahora porque su buen hacer se mantenga.
0