Las tumbas y rincones más curiosos del cementerio de Logroño

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Situado en el margen izquierdo del río Ebro, a las afueras de Logroño y unido al Casco Antiguo de la ciudad por el puente de piedra, se encuentra el Cementerio Municipal de la ciudad. Se trata de una construcción que data del siglo XIX y que, a partir del antiguo camposanto, ha ido sufriendo numerosas ampliaciones a lo largo de los años. En un principio, el cementerio perteneció a la iglesia de Palacio y fue después de muchos cambios cuando acabó convirtiéndose en cementerio municipal.

El recorrido comienza en la tumba de un arquitecto, Fermín del Álamo, conocido por edificios como el colegio Escolapios. Las guías comentan que esta tumba resulta peculiar porque no perteneció a él, sino a la familia de su mujer. La razón de ser enterrado aquí y de no disponer de una sepultura propia es porque murió repentinamente en el derrumbe de un edificio que había ardido en la Guerra Civil y que iba a visitar en calidad de arquitecto municipal. Se supone que al ser una muerte tan repentina y de edad temprana, no tuvo tiempo para disponer de un enterramiento propio. Se trata de una tumba común, lo que se llama tumba de catálogo.

*Tumba del Ruso (Fernando Gallego)

Continuamos la visita al camposanto visitando la tumba de Fernando Gallego. La espectacularidad de esta tumba llama la atención de cualquier curioso, ya que es la única de estas características que podemos encontrar en el recinto. Fernando Gallego construyó es su ratos libres su propia tumba, cuidándola y pidiendo que se talasen los árboles que pudiesen afectarla. Su morador era un señor muy prestigioso: fue ingeniero e inventor, trabajó en Barcelona y tiene diversas patentes de inventos que posteriormente o en la época, tuvieron bastante fortuna, sobre todo aparatos voladores. La tumba tiene gran valor artístico. Tiene mucha influencia egipcia, también de Barcelona ya que recuerda mucho el estilo de Gaudí y está decorada con muchos motivos y poemas escritos por él mismo y por su esposa y, en muchas ocasiones, firmados con sus nombres: Fernando o Humildad. También tiene una pequeña biografía en la que se dice que fue ingeniero, aviador, inventor de estructuras... aunque la mayor parte se ha perdido ya que, al morir sin descendencia nadie se ha hecho cargo de la tumba y está en muy malas condiciones. Esta tumba es de lo más original que podemos encontrar en el cementerio.

Los entresijos de tumbas y panteones nos conducen hasta una construcción en la que está enterrado Isidro Bretón, el constructor del Palacete, el edificio donde está hoy la Presidencia de la comunidad autónoma. Es miembro de una familia de comerciantes y emparentado con la familia Iñíguez Carreras, algunos de los cuales, que fueron alcaldes y políticos de la ciudad, están enterrados dentro. Isidro se trasladó a Londres, donde hizo fortuna y lo que le aportó gran influencia inglesa tanto a su obra del Palacete como a su propia tumba.

Uno de los panteones más sublimes y elegantes del cementerio da morada al Marqués del Romeral. Aquí están enterrados los fundadores, Manuel y su esposa Isabel, por eso en los pilares están las iniciales de sus nombres. Probablemente sea de los que más decoración tienen, con recuerdos modernistas y esculturas muy originales. El simbolismo cobra protagonismo: encontramos dos mujeres custodiando la entrada al panteón, como en las tumbas antiguas; también relojes de arena alados que simbolizan el paso del tiempo a la eternidad; la antorcha hacia abajo también significa la muerte; la cerradura, aunque muy estropeada, tiene una escalera con unos clavos, como recuerdo de la pasión; los búhos también recuerdan la muerte porque son animales que viven de noche, entre las tinieblas; y los motivos florales recuerdan la caducidad de la vida.

Los pasillos conducen hasta una tumba que sirve de recordatorio para un numeroso grupo de militares que fallecieron ahogados en el río Ebro en el año 1880. Se trata del Regimiento de Valencia que cuando intentaba cruzar el Ebro a bordo de una barcaza que sustituía al puente de piedra hundido por una riada. En la inscripción de la lápida se pueden ver todavía los nombres de todos ellos junto al cargo que desempeñaba cada uno, desde los capitanes hasta los aprendices de trompeta. Se trata de un tumba en memoria de todos ellos.

Nuestras guías nos muestran la tumba de una familia que en época pasada fue una de las funerarias más prestigiosas de Logroño, siempre en competencia con los Miguel, que es lo que hoy en día dio Pastrana. La tumba es muy elegante, luce detalles y esculturas, como no podía ser menos una familia de tal profesión.

Los Marqueses de Riscal reciben sepultura en un panteón con muchos recuerdos historicistas, con más peso de la arquitectura que de la escultura, de la que sólo tiene el escudo de la familia y los capitel

es de la columnas. Y la familia de abogados de Farias, yacen en un mausoleo que imita una catedral gótica, con sus pináculos, gabletes, cruces y vidrieras.

En el recuerdo...

No podemos olvidar en nuestra visita al fundador del cementerio, Cayetano Sierra, que fue un sacerdote de Palacio que dejó el dinero para construir el cementerio viejo. Está enterrado un lugar donde antiguamente hubo una ermita que se derrumbó hacia los años 70. A pesar de que su tumba es sencilla y está bastante estropeada, cuando da el sol todavía se puede un poco la inscripción.

Martín Zurbano, militar fusilado en Logroño, recibió sepultura en el cementerio de Logroño, en una tumba discreta, muy sencilla, acorde con el motivo de su muerte, ya que al ser fusilado no se le puede enterrar con muchos honores. Hoy en día a penas se ve la inscripción que certifica su enterramiento.

La tumba de el Doctor Zubía también se encuentra en unas condiciones deplorables. La lápida que, en principio, estaba en el interior del mausoleo se sacó fuera para que quedase constancia de que era su tumba, ya que no existía ninguna placa en el exterior. Pese a ser un personaje importantísimo de la vida logroñesa, su tumba se conserva en bastante mala situación.

Amós Salvador, un político muy importante, tampoco tiene una tumba que haga justicia a su valor como personaje ilustre, ya que no tiene ni siquiera inscripción, se sabe de su existencia por los registros, pero no hay forma de certificarlo. En esta situación tenemos también la losa de la tumba que se hizo en un principio para los Príncipes de Vergara. A pesar de que Espartero y su mejor reciben sepultura en la concatedral de La Redonda, parece que por su importancia en la historia de Logroño la constancia de su muerte debería haber quedado evidenciada en una tumba que no consistiese tan sólo en una lápida que, además, está casi escondida en el cementerio.

De época más actual, pero también de un personaje conocido, es la tumba de Pepe Blanco, músico y cantante de jotas que llevó el nombre de Logroño a lo alto de los escenarios.

Como ejemplo de simbolismo podemos señalar una que muestra una columna truncada. Se trata de la tumba de Andrea Bobadilla e hijos, y es especial por la escultura que reposa sobre ella, ya que se trata de una columna partida por la mitad que es un símbolo de la muerte que trunca la columna que es la vida. En ocasiones, como poner largas inscripciones es complicado se opta, como aquí, por un símbolo que condense un epitafio.

De artistas para artistas

Debemos destacar también determinadas tumbas que artistas conocidos hacen para otros artistas que han fallecido. De esta forma, encontramos en el cementerio de Logroño dos tumbas realizadas por el escultor Daniel González. Una de ellas para la familia de arquitectos Cadarso, a la que Daniel tuvo mucho aprecio. Daniel se trasladó a Logroño desde París sólo para hacer esta tumba. La escultura original del panteón, debido a su valor fue retirada por la familia que encargó una copia, siguiendo el diseño de Daniel, del “ángel de la vida y de la muerte”. La otra construcción, de un carácter más arquitectónico que escultural la realizó para una familia que no es demasiado conocida. En esta ocasión utilizó como motivo decorativo las mariposas, al igual que la fuente situada en Logroño, en el antiguo emplazamiento de la Cruz de los caídos. Las mariposas significan cambio, pasan de ser gusano a capullo y después a mariposa, y esto simboliza el cambio de la vida a la muerte como una transformación.

Según el recorrido marcado, existen tan sólo dos tumbas en las que la decoración hace referencia al oficio el difunto, estas son la de Enrique Blanco Lac y la de Segundo Harce. La primera presume de una escultura realizada por Vicente Ochoa que representa la esencia del pintor con unas manos cogiendo un pincel y una paleta, el laurel, que es el símbolo de la gloria del artista y la inscripción “Vivir la infinitud”. La tumba de Segundo Herce tiene una escultura que imita un pergamino con un poema de su morador que habla sobre la muerte y una figura de Félix Reyes sujetando la paleta y los pinceles del pintor.

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