Los afectados por la promotora Levalta acuden al Defensor del Pueblo

Los afectados por la promotora Levalta acuden al Defensor del Pueblo

Laura Olave Lozano

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“Llevamos luchando seis años, seis años con la espada encima porque cuando no era un embargo, era una sentencia negativa…”. Es el estado de ánimo de Rosa, una logroñesa que en pleno boom inmobiliario compró un piso a la constructora Levalta.

Rosa, y una decena de afectados más, han llevado toda la documentación de su caso al Parlamento de La Rioja. “Queremos que nos escuchen y que, a través de la Comisión de Peticiones, trasalden nuestro caso a la Defensora del Pueblo nacional ya que aquí esta institución la han suprimido”.

Lo que estos afectados quieren es rescindir sus contratos con Levalta. Entre 2005 y 2007, recuerda Rosa, firmamos unos contratos “de muerte” con esta promotora y cuando estalla la crisis, “los bancos nos denegaron a la mayoría de nosotros los créditos”. Es ahí cuando empieza la lucha, recuerda.

La situación actual de estas personas es dura, no tienen piso pero sí deuda. “Hemos sufrido embargos, a otros, como a Esther, le han quitado su hogar, porque estos pisos de los que estamos hablando ni siquiera los hemos visto, hemos perdido el dinero que entregamos a cuenta… y no tenemos nada”.

Y el Defensor del Pueblo se ha convertido para estos afectados en el último cartucho. “Queremos que se nos escuche y que se tramite nuestra queja al Defensor del Pueblo, que la estudie y ver si todos estos contratos se pueden dar por nulos”.

Rosa insiste en que a pesar de que la documentación entregada en el Parlamento es de algo más de una decena de afectados, hay muchos más. De hecho asegura que cuando se constituyó la asociación había al menos medio centenar. Por esta razón, quiere hacer un llamamiento a todas las personas afectadas para que se pongan en contacto con la asociación a través del correo electrónico afectadoslevalta@gmail.com y a través de twitter, @EstafaLevalta, cuenta que resume perfectamente el sentir de estos afectados, “queríamos un piso donde vivir y ahora nos encontramos arruinados de por vida”.

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