Tras las manillas del reloj
El Reloj de Ibercaja de Logroño abrirá sus puertas al público para aquellas personas que lo deseen puedan conocer cómo es su funcionamiento y un poco más de su historia.
Este año la visita vendrá de la mano del relojero y restaurador de relojes monumentales, José Luis Tomás, que toma el relevo a Tomás Fernández Carrillo, relojero de la relojería Cadarso, después de 58 años cuidando del mantenimiento y de la conservación del reloj de Ibercaja.
Las visitas, que comenzaron el sábado 27 de octubre, continuará hoy y se extenderá a los siguientes sábados hasta el 22 de diciembre. La cita es a las 11.30 horas y se organizará en grupos de ocho a diez personas de forma gratuita, según ha explicado el guía de la visitá, José Luis Tomás.
La visita guiada comenzará con la explicación al público de la historia de los relojes mecánicos y las consecuencias de su paulatina desparición. Una vez finalizada la introducción histórica, sonará el carillón que dará las 12 del mediodía, la sirena que antes empleaban las fábricas logroñesas, y la popular melodía.
EL ÚNICO RELOJ MECÁNICO EN LOGROÑO
El Reloj de Ibercaja de Logroño se construyó hacia la década de los cincuenta del siglo pasado y tiene la peculiaridad de ser mecánico, lo que hace que sea el único que queda en la ciudad de estas características, ya que el resto de relojes mecánicos que existían han sido sustituidos por relojes electrónicos.
El relojero y restaurador de relojes monumentales, José Luis Tomás, explicó que se caracteriza por ser un reloj de horas y cuartos y que tiene un sistema de escape de esfuerzo constante. Además añadió que conserva colgado un carillón que se activa todas las horas.
También, cuando el reloj marca las 12 del mediodía suena una sirena y, antiguamente, existía un micrófono que conectado con Radio Rioja se comunicaba la hora y se llamaba a rezar el Angelus. Justo después los tres martillos que tiene el reloj golpean las siete campanas que representan la escala musical entonando una melodía.
UN OBJETO CON MUCHA HISTORIA
La historia del Reloj de Ibercaja se remonta tan sólo 50 años atrás. Sin embargo, según cuenta Tomás es ya en el siglo XIII, más o menos, cuando se crea el reloj de escape denominado de foliot, que tenía el inconveniente por no ser muy exacto ya que llegaba a perder una media hora al día.
Sin embargo con Galileo inventa el péndulo, descubriendo así el reloj mecánico que mejoró notablemente su precisión. Pero será su hijo quien implante el concepto de relojería como se conoce hoy día. Avanzando en el tiempo, llegó la Revolución Industrial que permitió mejorar la calidad de los relojes y fabricar relojes de forma industrial.
El siglo XIX tuvo la singularidad de que los relojeros de la época eran los herreros que los construían en la fragua.
Con el descubrimiento del cuarzo a mediados del siglo XX se produjo una transformación en el mercado relojero, haciendo desaparecer las fábricas de relojería mecánica impidiendo que compitieran con la nueva relojería electrónica, ya que su precisión era exacta.
Así multitud de relojes que se exhibían en diferentes monumentos han cedido el testigo a nuevas imitaciones electrónicas que precisan de un menor mantenimiento, como ha sucedido en Logroño, por ejemplo, con los relojes de la Redonda, Santiago y Palacio.
0