Los inmigrantes tienen menos enfermedades crónicas
El 52,3% de la población española padece enfermedades crónicas, un porcentaje que casi duplica la incidencia de estos problemas entre los inmigrantes, que se sitúa en un 27,56%. Es el dato de un estudio presentado en el XXVIII Congreso de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).
Según José Vázquez, coordinador del Grupo de Atención al Inmigrante de semFYC, por lo general, en la población inmigrante hay tres factores que determinan los problemas de salud que desarrollen: son la edad, el sexo y el tipo de trabajo que realicen. “En nuestro país la edad media de los inmigrantes es de treinta años por lo que las enfermedades crónicas, bien sean enfermedades osteoarticulares, cardiovasculares, etc., no van a ser muy prevalentes, ya que son más propias de edades más avanzadas y están más ligadas con el estilo de vida occidental”.
En general, las condiciones de vivienda de la población inmigrante suelen ser deficientes, tanto en salubridad, como a veces en suministro de agua y electricidad, lo que favorece la transmisión de algunas enfermedades infecciosas (tuberculosis, diarreas, sarna, etc.). Además, el trabajo del inmigrante con frecuencia es en empleos temporales y en malas condiciones lo que favorece los accidentes laborales. “Éstos factores de riesgo”, explica el doctor Vázquez, “convierten a las infecciones respiratorias, problemas gastrointestinales, dolores musculares o heridas por accidentes en los problemas de salud más frecuentes entre los inmigrantes”.
Del uso de los servicios de Atención Primaria por parte de los inmigrantes, los datos presentados en el Congreso, revelan que el 57,75% de la población española había acudido al menos una vez frente al 12,7% entre los primeros. “El trabajo es imprescindible para un inmigrante, por ello intentan buscar una solución rápida a su problema de salud que les permita volver a incorporarse cuanto antes a su puesto de trabajo, aunque no sea en las mejores condiciones; también es común que no vuelvan a las revisiones pertinentes”, afirma el doctor Vázquez.
SALUD MENTAL
Los expertos aclaran que aunque una mala calidad de vida condiciona por igual a la persona inmigrante que a la autóctona, en el caso del primero se suelen sumar otros problemas como una situación irregular de residencia, condiciones laborales de alto riesgo, el hecho de vivir, en algunos casos, en zonas de riesgo social elevado, la dificultad de acceso a los servicios sanitarios por falta de información ó problemas de comunicación relacionados con el idioma.
A las enfermedades relacionadas con el trabajo, el doctor Vázquez recuerda que deben añadirse las psicosomáticas y las que se denominan reactivas y que se derivan del proceso migratorio como son los trastornos depresivos, el insomnio y la ansiedad, que en muchos casos no pueden superar por incapacidad o falta de recursos. Entre un 20-30% de los problemas de salud que tienen los inmigrantes son mentales.
En este sentido, otro estudio que se ha presentado durante el congreso permite determinar la prevalencia de trastornos de ansiedad o depresión en este grupo de población. Se ha observado que son las mujeres (61,8%), con edades comprendidas entre los 30 y 44 años, las que presentaban con más frecuencia alguno de estos trastornos. “Son más vulnerables a desarrollar este tipo de problemas dado que sufren más situaciones de aislamiento y se enfrentan a grandes choques culturales. Por ejemplo, en el mundo árabe el papel de la mujer es muy diferente al existente en el mundo occidental. Además, muchas de ellas dejan a sus hijos en el país de origen y eso les genera sentimientos de culpabilidad que pueden conducir a estos cuadros de patología mental”, asegura el doctor Vázquez.
El perfil del inmigrante en nuestro país es el de una persona joven, con una salud normalmente superior a la existente en su país de origen y que no suele presentar enfermedades tropicales o importadas. “Sin embargo, hay que tener en cuenta que por venir de determinadas zonas de riesgo, debemos realizar un cribado, para detectar de forma precoz posibles enfermedades y tratarlas”, concluye.
Por comunidades autónomas, las zonas con mayor concentración son Madrid, Cataluña (sobre todo Barcelona), Andalucía, el litoral Mediterráneo y los dos archipiélagos. La procedencia de los inmigrantes también varía según la zona. Así mientras en Cataluña predominan los magrebíes, sobre todo marroquíes, en Madrid la mayoría proceden de países latinoamericanos. En Andalucía predominan británicos y marroquíes; en las Islas Canarias la mayoría son subsaharianos y en Baleares abundan los ciudadanos de la Unión Europea.
0