Los manifestantes no se rinden frente a la embajada israelí en El Cairo
Cientos de manifestantes egipcios continúan congregados hoy frente a la Embajada israelí en El Cairo tras los graves disturbios de anoche, que causaron tres muertos y que han puesto en jaque las relaciones entre Egipto e Israel.
Esta mañana, tras unas horas de tensa calma, volvieron a producirse más choques de forma esporádica entre manifestantes y las fuerzas de seguridad frente a la sede diplomática, ubicada en los últimos pisos de un edificio situado en el distrito de Giza, en la ribera oeste del Nilo.
En los aledaños, los restos de vehículos y neumáticos carbonizados reposaban junto a los tanques y camiones del Ejército y la Policía, que seguían en alerta.
Apenas una decena de militares, subidos a vehículos blindados, custodiaba la entrada al edificio, frente a la cual centenares de personas seguían coreando lemas contra Israel y discutían apasionadamente sobre el futuro de la movilización.
Las protestas han dejado al menos tres muertos y más de un millar de heridos después de que ayer miles de manifestantes se congregasen ante la Legación israelí y derribasen el muro de más de dos metros que impedía el acceso al edificio.
Acto seguido, algunos de ellos ingresaron en el inmueble y alcanzaron las últimas plantas desde donde arrojaron al vacío documentos y archivos, aunque no lograron traspasar la última puerta, detrás de la que se refugiaban seis israelíes que tuvieron que ser rescatados por un comando especial egipcio, según fuentes oficiales de Israel.
Un manifestante se encaramó a la fachada y trepó para sustituir la bandera israelí por una egipcia, ante la mirada impasible de los pocos soldados apostados a la entrada del edificio que no hicieron nada para impedir el asalto al inmueble.
Aun así, poco después, la Policía y el Ejército egipcio desplegaron refuerzos en el lugar y emplearon gases lacrimógenos y dispararon al aire para dispersar a los manifestantes. Las fuerzas del orden y los manifestantes se enfrentaron durante toda la noche frente a la Legación y en otras zonas cercanas, lo que llevó a la detención de al menos 38 personas.
La respuesta diplomática de Israel no se hizo esperar: el embajador israelí en Egipto, Yitzhak Levanon, abandonó el país junto a su familia y personal diplomático. El jefe del Gobierno israelí, Benjamín Netanyahu, calificó el ataque de los manifestantes de “incidente serio” y agradeció el “ayuda” de Estados Unidos, al tanto de lo que ocurría en el país norteafricano.
Por el lado egipcio, la reunión del gabinete de crisis convocada hoy por el primer ministro de Egipto, Esam Sharaf, se centró en revisar la situación interna tras los sucesos violentos, incluido el incendio de una parte del Ministerio del Interior, aunque no trascendió ninguna medida aparte del estado de alerta de seguridad ya impuesto.
El Movimiento opositor 6 de Abril culpó a los simpatizantes del expresidente Hosni Mubarak de estar detrás de los disturbios, mientras que los Hermanos Musulmanes reclamaron hoy una justa investigación sobre lo sucedido.
La que ayer empezó como una multitudinaria protesta en la plaza Tahrir, en el centro de la capital, para agilizar el proceso de transición democrática en Egipto derivó en una demostración de rabia contra Israel.
Entre los motivos de esta reacción, destaca el último ataque de la aviación israelí que el pasado agosto mató a seis soldados en la frontera que comparten ambos países en la península del Sinaí, según el último recuento proporcionado hoy por las autoridades.
La tibieza diplomática entre los gobiernos israelí y egipcio ante el incidente contrastó entonces con las fuertes protestas que durante días se organizaron frente a la Embajada israelí.
“Queremos acabar con la relación entre ambos países, la salida del embajador (israelí) fue un primer paso pero no pararemos hasta que se corten las relaciones totalmente”
, señaló el joven Ahmad Saber, que hoy acudió a protestar frente la Legación.
Egipto luchó contra Israel en cuatro guerras -1948,1956, 1967 y 1973-, que culminaron con un tratado de paz firmado en Washington en 1979 por el entonces presidente egipcio, Anuar al Sadat, y el primer ministro israelí, Menajem Beguin, bajo los auspicios del que fuera gobernante estadounidense, Jimmy Carter.
De esa forma, Egipto se convirtió así el primer país árabe que firmó un tratado de paz y en el principal mediador en Oriente Medio entre israelíes y palestinos.
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