¿Jubilación anticipada?
Esta semana he estado en Pamplona hablando del concepto “gueto de terciopelo”, una expresión introducida en 1978 por la revista «Business Week» para identificar áreas de desempeño profesional y ocupacional que se «feminizan», con una consecuente disminución de la calidad, salarios y condiciones de trabajo. Y al hilo de esto, ha sido inevitable abrir la reflexión sobre el acceso a una jubilación justa y digna de los sectores altamente feminizados.
Precisamente, el pasado 28 de mayo se publicaba en el Boletín Oficial del Estado (BOE), un Real Decreto por el que se regulaba el procedimiento previo para determinar los supuestos en los que procede permitir anticipar la edad de jubilación en el sistema de la Seguridad Social. Y en este contexto, el trabajo que se está llevando a cabo por el Ministerio de Igualdad, a través del Instituto de las Mujeres, y la Asociación Española de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social (ADTSS) es clave. Así, expertos y expertas en este campo, se han referido a las profesiones que ya pueden beneficiarse de reducciones en la edad de jubilación, como los mineros, profesionales taurinos, policías locales, pilotos o bomberos, colectivos “eminentemente masculinizados”, poniendo de manifiesto que “los sectores feminizados siguen abandonados”. Y poner el acento en ello no implica negar las realidades de unos, sino “iluminar” algunos elementos que siguen estando en la sombra, a pesar de los avances legislativos.
Y es que es necesario poner la mirada en las condiciones de trabajo de actividades desarrolladas mayoritariamente por mujeres, y redefinir conceptos como la “penosidad”. Recuerden, por ejemplo, a las conocidas como “las Kellys”, trabajadoras de la limpieza en hoteles que desde hace años reclaman mejoras en sus condiciones laborales para reducir las cargas de trabajo que tienen que soportar, o a las trabajadoras de ayuda a domicilio, o a las empleadas de hogar; todas ellas profesiones “esenciales”, en los que aspectos como las posturas forzadas, los movimientos repetitivos o la carga física y mental de atender a personas dependientes hasta ahora no han sido tenidos en cuenta, para beneficiarse de la aplicación de factores reductores en la edad de jubilación.
En definitiva, se trata de tener en cuenta la dimensión de género en las políticas públicas, porque si verdaderamente creemos que los sectores más feminizados como los del cuidado o la limpieza sostienen el entramado de la vida, deberemos abordar otros instrumentos de medición, revisar ciertos requisitos, que nos permitan establecer un acceso a la jubilación anticipada más justo y equitativo. Porque no necesitamos heroínas silenciosas, sino un sistema que avance hacia un horizonte igualitario en todas las esferas de la vida.
Nota al pie:
Según datos del Instituto de las Mujeres (2025), ellas tienen una mayor presencia en el mercado laboral, en servicios sanitarios, educativos y de cuidados.
Según un Informe sobre Salud Laboral en el empleo del hogar y los cuidados de 2024, de la Universidad de A Coruña, el 83% de las empleadas de hogar han padecido problemas físicos a raíz de su trabajo como ciáticas, tendinitis o lumbalgias, o psicológicos como el estrés o la ansiedad, entre otros.
En un informe de 2023 sobre las camareras de piso, elaborado por el sindicato Comisiones Obreras, se indica que el 71,5% de ellas refieren un excesivo consumo de fármacos para mitigar el dolor y el estrés, situando esta profesión como de alto riesgo a partir de los 50 años.
En España, la brecha pensional está cuantificada en torno al 30%.
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