Se buscan voluntarios para la cría de aves huérfanas
Cada año, entre los meses de abril y septiembre, cientos de crías de aves caen de sus nidos y necesitan de alguien que las cuide hasta que puedan valerse por sí mismas. En los últimos años, la sensibilización creciente de la población ha resultado esencial para que centenares de estos polluelos hayan llegado hasta el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de La Fombera y hayan salido adelante. El Gobierno de La Rioja quiere ahora dar un paso más y facilitar que los ciudadanos que lo deseen puedan contribuir también en el cuidado y desarrollo de estas crías huérfanas.
De esta forma, la Consejería de Sostenibilidad y Transición Ecológica crea el proyecto ‘Ayúdale a volar’, un programa de voluntariado ambiental que busca fomentar la participación ciudadana en el cuidado de crías de aves huérfanas que han caído del nido. Consiste en acoger en domicilios particulares, centros o residencias a estos polluelos durante un tiempo que oscila entre dos y cuatro semanas, alimentarlos y prepararlos para su vuelta al medio natural.
El programa se dirige a particulares y familias que quieran contribuir al cuidado de las aves de su entorno más cercano, así como a centros o residencias que trabajen con personas mayores, personas con diversidad funcional, colectivos en riesgo de exclusión social, etc. El director general de Biodiversidad, José Luis Rubio, ha destacado que “esta iniciativa pretende, por un lado, involucrar a la sociedad en la conservación de las aves autóctonas; por otro, aspira a ser una oportunidad educativa para las familias, que pueden sensibilizar a los niños sobre la importancia de proteger la biodiversidad, al tiempo que puede resultar una experiencia enriquecedora y con notables beneficios terapéuticos para determinados colectivos, y, por último, impulsar el voluntariado como una herramienta de concienciación y educación ambiental”.
Junto a esto, Rubio ha puntualizado: “Los participantes deben recordar en todo momento que se trata de animales silvestres, no de mascotas, y que si los tocamos o acariciamos podemos poner en peligro su adaptación a la vida en el medio natural, que es el fin último del programa. Del mismo modo, deben ser conscientes de que a pesar de los cuidados, siempre hay un porcentaje de crías que no sobreviven”.
Las especies que participarán en el programa serán crías de aves silvestres que no sean especies amenazadas, rapaces ni aves de gran tamaño. La inmensa mayoría son pequeñas aves como vencejos, aviones, gorriones, verderones y demás paseriformes (estorninos negros, jilgueros, verdecillos…). También otras como palomas torcaces o tórtolas turcas; incluso, esporádicamente, se puede incorporar al programa de voluntariado algún pequeño mamífero como ardillas o erizos. Antes de la entrega, todos los animales serán supervisados por el personal del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre, que registrará su ingreso y certificará el correcto estado sanitario de la cría.
El papel de los voluntarios
La tarea de los voluntarios consistirá básicamente en alimentar a las aves entre 5 y 7 veces al día (cada 2-3 horas), el tiempo necesario hasta que el polluelo esté en condiciones para ser devuelto al medio natural, entre dos y cuatro semanas, dependiendo de la especie y de su edad. A la hora de inscribirse en el programa, los voluntarios podrán indicar las fechas en las que tengan disponibilidad, siempre entre primavera y otoño, que es cuando se desarrolla el programa. También, entre las tareas, deberán encargarse de mantener limpia la caja en la que se entregue el animal.
Los voluntarios recibirán, junto con el ave o las aves que hayan decidido acoger, todo el material necesario para su cuidado: caja/transportín, papilla, insectos, vitaminas, jeringuilla, etc. así como información detallada de todo lo relativo a la alimentación y cuidado, tanto de las crías en general como de la especie que se vaya a llevar a casa.
Además, mientras dure la acogida, el voluntario tendrá a su disposición un teléfono, los siete días de la semana, en el que el personal del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de La Fombera podrá resolver cualquier duda que surja durante la crianza, y desde el que se informará también sobre la evolución del animal y se indicará el momento en el que esté listo para ser liberado.
Conforme avance el programa y siempre adaptados a las medidas establecidas por la actual situación sanitaria, la Consejería de Sostenibilidad, a través de la Dirección General de Biodiversidad, organizará sueltas colectivas en las que los voluntarios tendrán oportunidad de compartir con otros participantes la experiencia de ver cómo las aves recuperadas comienzan una nueva vida gracias a su ayuda.
Los interesados en participar en el programa pueden inscribirse rellenando el formulario que aparece en la página web del Gobierno de La Rioja. Para cualquier duda o consulta respecto a la iniciativa pueden llamar al teléfono 941 291 100 Ext. 33165/33716 o escribir un correo electrónico a ayudaleavolar@larioja.org
La colaboración ciudadana es la clave
En La Rioja, el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de La Fombera es el espacio de referencia para centralizar la colaboración ciudadana en relación al hallazgo de fauna silvestre. El Gobierno regional, consciente de la importancia de conservar nuestra fauna silvestre y el equilibrio de los ecosistemas, ha aprobado la inversión de 4,1 millones de euros en la mejora de La Fombera para adaptar las instalaciones a las necesidades actuales.
El centro trabaja en la recogida, recuperación, rehabilitación y devolución al medio natural de fauna silvestre hallada con problemas de supervivencia autónoma (polluelos y otras crías, animales heridos por disparos, electrocución, atropellos, etc.) y colabora en el seguimiento de las causas que amenazan a sus poblaciones, contando para ello con el personal, protocolos, medios materiales e instalaciones necesarias.
El pasado 2020, ingresaron en el Centro 784 animales, de los que 686, algo más del 87,5 por ciento eran aves. Una cifra que no ha dejado de crecer en los últimos años gracias a la sensibilización creciente de la población, y que ha permitido que solo en los últimos diez años el número de ingresos casi se haya triplicado, pasando de 288 a la cifra actual.
Aunque el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre La Fombera (CRFS) acepta todo tipo de animales silvestres, la mayor parte de los ingresos son aves, ya que son fácilmente visibles por el observador y, además, presentan un mayor número de especies que los otros grupos. El mayor número de ingresos se concentra en el verano, especialmente durante los meses de julio y agosto. En esta época se desarrolla el periodo más crítico para la vida de los individuos jóvenes y fundamentalmente para las aves.
Aún así, no siempre que veamos un pollito en el suelo significa que tenga problemas; cada especie tiene un comportamiento diferente y algunos merodean cerca del nido antes de volar perfectamente.
Por eso, la mejor forma de ayudar, antes de cogerlo o de tocarlo, es siempre llamar al teléfono de Emergencias 112. Ellos nos pedirán toda la información que podamos aportarles y valorarán si necesita ser ingresado en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre. En ese caso, el personal del centro pasará a recogerlo y, si comprueba que está sano y tiene posibilidades de salir adelante, se cederá a alguno de los voluntarios del programa.
0