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“Si las instituciones no responden a las demandas, es posible visualizar otro 15M”

"Si las instituciones no responden a las demandas, es posible visualizar otro 15M"

Rioja2

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De origen riojano por parte de padre, el politólogo y analista político Nacho Corredor se ha propuesto, en su libro 'El activismo tranquilo. Un manifiesto subjetivo a favor de la convivencia', lograr que apostemos por escuchar al adversario, por dialogar y por quitarnos prejuicios en busca de un marco de juego compartido. Eso sí, no todo vale, y recalca que hay ideas reaccionarias que amenazan la democracia. Corredor presenta esta tarde su libro en la librería Santos Ochoa de Logroño.

En tu libro subrayas que la democracia es una excepción histórica. ¿Estamos dando por supuesta la democracia y creemos que va a durar siempre? Ahora con la guerra en Ucrania hemos tenido un aviso muy serio

Es verdad que los que tenemos menos de 40 años en España y menos de 70 en Europa no hemos conocido otro sistema distinto, pero el mundo se parece más a Rusia que a España y en este último mes hemos podido visualizar la amenaza que supone que nuestros derechos y libertades se acaben.

La democracia hay que cuidarla todos los días. ¿Cómo?

Me parece una frivolidad que en los últimos años se haya hablado sobre si el Gobierno es 'okupa' o sobre si se quiere dar un golpe de estado. Es algo que ha dicho la oposición y es propio de una sociedad que no valora lo que tiene. La lógica de este país es que el adversario es considerado por muchos como un enemigo.

Apuestas en tu libro por un marco de juego compartido, pero España es un país muy polarizado, donde en los últimos tiempos ha crecido la crispación. ¿Cómo tender puentes?

Esta semana hemos visto con la intervención de Zelenski en el Parlamento que nuestro país tiene una problema de lectura compartida del pasado. Se arrastra de la Transición, porque algunos confundieron el perdón con el olvido. La visión reaccionaria de la historia no sólo cala en nuestro país sino también en nuestro alrededor: en Francia vemos cómo Le Pen puede pasar a la segunda vuelta de las elecciones y ha tenido que destruir su programa electoral porque incluía fotos con Putin. La visión de Putin tiene aliados en Europa y en España.

Esto nos lleva a una política de bloques, en la que parece que no tienen cabida los pactos con diferentes

Forma parte de una contradicción a la que los medios tampoco son ajenos: se exigen pactos pero se castigan las renuncias que tiene que haber para que se produzcan. En los pactos siempre hay un equilibrio entre posiciones maximalistas y en el resultado final cuando se pacta, en un contexto como el actual en el que está en riesgo el mantenimiento de derechos y libertades, romper la politica de bloques está más que justificado, en la medida en la que no está en riesgo sólo desarrollar una legislación sino que estamos en un contexto de guerra.

¿Qué parte de responsabilidad tienen los medios en este 'frentismo'?

Los medios tienen una gran responsabilidad en el debate público que tenemos, quienes participamos en los medios tenemos una gran responsabilidad respecto a lo que proyectamos. De hecho, gente que no piensa como yo me dice que agradece el esfuerzo de racionalidad que hago.

Si la lógica del debate público pone más el acento en la discrepancia que en el acuerdo acabamos proyectando una realidad de blanco o negro donde cada uno quiere tomar posición, por eso quien tiene relevancia pública tiene que asumir con responsabilidad aquello que dice.

¿Tendría que ser más crítica la ciudadanía ante estos mensajes? ¿Nos falta tener una opinión propia? ¿Es una cuestión de educación?

La educación juega un papel fundamental en el siglo XXI, pero los ciudadanos acabamos recibiendo múltiples impactos fuera del colegio. Cuando se habla de que se adoctrina desde el colegio se pierde la perspectiva respecto a los estímulos que recibimos al final del día, los medios de comunicación tienen una responsabilidad, no pueden ser ajenos a esa pedagogía. Su función no es sólo describir la realidad sino explicarla y ayudar a entenderla.

¿Y qué parte de culpa tiene la clase política? ¿Está peor preparada que sus antecesores?

No creo que la actual generación de políticos esté menos preparada que la de la Transición, pese a que se haya instalado ese mantra. En las últimas semanas escuchamos que la política se ha convertido en una guardería, pero Felipe González fue secretario general del PSOE con 32 años y José María Aznar fue presidente de Castilla-La Mancha con 34. Sus experiencias no distan de las de los actuales políticos, es una lógica de incentivos, hace 40 años era evidente el incentivo porque la alternativa era la dictadura, ahora no está tan claro. Lo que pasa es que los políticos saben que si dicen una barbaridad, ese el instrumento para que lo que dicen llegue a algún sitio.

Pero ha aumentado la desafección política, sobre todo entre la gente joven. El 15M supuso un soplo de aire fresco que ahora ha decaído.

El 15M sirvió para romper un tapón generalizado, pero se ha hecho mayor. Las instituciones y los medios proyectan un debate público que interpela a la parte más adulta de la población, hablamos mucho de pensiones, pero poco de acceso a la vivienda. Hay una posibilidad de que en los próximos años se visualice otro 15M.

En un contexto como el que estamos de guerra, de incertidumbre, de presión después de dos años de pandemia, habrá que ver quién y cómo va a canalizar ese estado de ánimo. Vemos en algunas encuestas que entre los más jovenes los partidos más votados son el PSOE y VOX.

Si las instituciones no dan respuesta a las demandas, aspiraciones y anhelos de una parte de la sociedad, eso acaba reventando por alguno lado. Hace una década fue a través de las manifestaciones del 15M, de las que surgieron partidos políticos y ese escenario puede repetirse.

¿Y qué parte de responsabilidad de esta situación tiene la ciudadanía? Reclamamos políticos que piensen a largo plazo, pero exigimos soluciones a corto.

Los políticos se parecen más a los ciudadanos de hoy que hace 40 años, vivimos en la contradicción de exigir politicas que lleguen a acuerdos y se critican a aquellos que llegan a acuerdos o a los que cambian de postura. De forma individual, todos somos responsables del tipo de política que hay, castigamos o premiamos a los políticos.

En tu libro abogas por un activismo tranquilo, por hablar con el adversario, pero ¿cuáles son las líneas rojas?

Todas las personas son respetables, pero no todas las ideas. La democracia española se construyó en la confluencia de personas diferentes que tuvieron la capacidad de aislar a los más reaccionarios. Carrillo tuvo un papel en la Transición, Blas Piñar no.

Eso es parte del planteamiento, hay una visión de la democracia liberal y hay quien hace una enmienda a la totalidad de ese tipo de planteamiento. Lo vemos con Putin y con sus amigos Orban o Le Pen, y también con los amigos de sus amigos en España.

¿Cómo podemos combatir esos discursos reaccionarios?

Es fundamental entender las causas que permiten el desarrollo de estos discursos. Hay una sensacion de perdedores en una parte de la población y también un sentimiento de amenaza. Aunque es un debate que llega tarde. Hace cuatro años con VOX en Andalucía era el momento de mover ficha si había un diagnóstico de que la normalización de esos planteamientos políticos eran una amenaza para la democracia. Se está advirtiendo de los riesgos de VOX, pero quienes lo dicen no gestionan sus contradicciones. Esteban González Pons ha calificado a VOX como extrema derecha, pero si el PP hace este diagnóstico, ¿por qué no tiene la capacidad de dibujar un escenario en el que no participen en la gobernanza?

El único que la tuvo fue Errejón, que señaló que estaba dispuesto a facilitar un gobierno de Cs en Madrid porque eso le generaba menos contradicciones que permitir la forma de ver el mundo que representa VOX. Nadie se lo compró, nadie se toma muy en serio que son una amenaza para la democracia.

Creo que el PP se equivoca en el diagnóstico respecto a VOX, porque cree que comparte electores, pero la familia política a la que representa no tiene nada que ver con la familia de VOX.

También quiero interpelar a la izquierda, si si se hace el diagnóstico de que VOX es una amenaza, pero no quieren pactar con el PP, hay que asumir que el PP sólo va a pactar con VOX. Manuel Valls, en el Ayuntamiento de Barcelona, no es independentista ni tiene una visión del mundo similar a la de Ada Colau, pero facilitó que gobernara en el Ayuntamiento. Fue un ejercicio de gestión de la contradición.

Lo cierto es que si te pasas el día diciendo que la presencia de un partido en una institución va a acabar con la democracia y entra, cuando pueda suponer un riesgo real, ya no es creíble. Se está frivolizando con el tema, pero si crees que es una amenaza, pones de tu parte para evitarlo.

Como politólogo y medio riojano, ¿cómo ve el papel de Cuca Gamarra en el PP?

Gamarra llega como portavoz del PP por su perfil moderado, a sustituir a Cayetana Álvarez de Toledo. Un portavoz no tiene autonomía para proyectar aquello que quiere y replica la estrategia de su partido. Eso le ha permitido convivir con la doctrina de Pablo Casado y ahora la vemos en un tono distinto porque otra persona lidera el partido. Está por resolver si va a seguir como portavoz o ha sido un movimiento para proponer un nuevo perfil.

La presentación del libro tiene entrada libre hasta completa aforo y puede seguirse también desde casa en YouTube

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