Sócrates dimite tras el rechazo de su nuevo plan de ajuste
José Sócrates acudía el jueves al parlamento luso convencido del camino que había trazado para los portugueses y su salida de la crisis económica. Por eso mismo también había dejado claro a principios de la semana que su plan tenía que salir adelante sí o sí. Esto significaba, como él mismo señaló, que si no encontraba el apoyo de la oposición, desde la izquierda marxista hasta la derecha socialdemócrata, dimitiría de su cargo. Y dicho y hecho.
La sesión parlamentaria del jueves fue todo lo que Sócrates no quería que fuera: un cruce de acusaciones y negativas de la oposición a aprobar un nuevo, y cuarto, plan de ajuste para los portugueses. El primer ministro socialista defendió este paquete de medidas como la única vía de escape para reducir en 2011 el déficit luso hasta el 4,6%. El llamado Programa de Estabilidad y Crecimiento (PEC) sólo contó con el apoyo de los 97 diputados socialistas.
Así las cosas y sin la confianza de la Cámara, Sócrates presentó cerca de la noche su dimisión al presidente de la República, el socialdemócrata Aníbal Cavaco Silva, que ahora tendrá que aceptarla y convocar elecciones, que se tendrán que celebrar en menos de dos meses. Y para las que Socrates cuenta con el aval de su partido, como dejó claro su mano derecha, el ministro de Finanzas portugués, Fernando Texeia do Santos. El líder socialista será de nuevo, previsiblemente,candidato al cargo de primer ministro y aprovechará la circunstancia para presentarse a sí mismo como el único salvaguarda del desastre económico al que parece abocado Portugal tras los rescates de Grecia e Irlanda.
Sócrates compareció en rueda de prensa sin admitir preguntas de los periodistas. Fue una declaración solemne y cargada de intenciones en las que dejó claro que Portugal vive “unos tiempos difíciles” en los que no había otra opción que acatar unos reajustes, que este viernes iban a ser presentados en el Consejo Europeo al que ya acudirá como primer ministro en funciones.
A esta situación se añade ahora la presión de los mercados, que obligará probablemente a la petición de un rescate portugués a través de la UE o del FMI, porque como sentenció Sócrates en su declaración, “el país perdió”. Además Portugal lleva una semana aciaga en la una mala noticia eclipsa la anterior. Todas, de carácter económico: la última, Eurostat pone en duda las cuentas públicas portuguesas .
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