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Superar un cáncer con 14 años: “hay que llevarlo con una fortaleza que no se suele tener a esta edad”

Superar un cáncer con 14 años: "hay que llevarlo con una fortaleza que no se suele tener a esta edad"

Rioja2

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Superar un cáncer con 14 años marca y fragua un carácter en el que la fortaleza se convierte en el principal activo y que no es habitual a esa edad. “Te cambia el punto de vista de las cosas”, subraya Miguel, un superviviente del cáncer infantil que tiene ahora 19 años y que ha retomado su vida normal. Este septiembre es el mes de la Sensibilización del Cáncer Infantil.

Él tuvo un sarcoma embionario debajo de la mandíbula: “me notaba una bola que crecía pero no me dolía”. Así que en la familia esperaron a Semana Santa para acudir al médico a revisarlo y no perder el ritmo académico.

Tras una semana de ingreso y pruebas, llegó el diagnóstico. ¿Cómo entiende un niño de 13 años que tiene cáncer? “No sé hasta que punto yo llegaba a verle la importancia”. Entonces se agarró a que las expectativas de superar este tipo de cáncer eran altas, de un 70%, “y me mantuve positivo”.

Después, fue derivado al Hospital Miguel Servet de Zaragoza, pues en Logroño se deriva a los pacientes oncológicos de menos de 15 años a otros hospitales más especializados en cáncer infantil. “Comenzó así una ida y venida constante todas las semanas a Zaragoza, para realizar controles y una vez al mes, ingresaba durante unos días para recbir un ciclo de quimioterapia”, recuerda.

La vida de Miguel como se entiende la vida del estudiante de 2º de la ESO se paró entonces. Durante la enfermedad no puedo acudir al centro educativo y esa desconexión le hizo perder algunas amistades. “Pero las he ido recuperando”, puntualiza este superviviente.

Nueve ciclos de quimioterapia, una cirugía y algunas sesiones de radioterapia después, en enero de 2018 llegó la mejor noticia: Miguel había superado el cáncer. Se acuerda del apoyo de sus familia durante todo el proceso y la alegría de aquella noticia. “Vas a tener toda la vida riesgo de reincidir pero ya te has curado”, se dice.

Ahora sí, Miguel lleva la vida de un chico de 19 años: “Hago todo el deporte que puedo, practico bádmintón, terminé de estudiar y he empezado mi vida laboral, que la compagino con seguir estudiando”.

Más allá de las precauciones habituales de cualquier superviviente de cáncer con el sistema inmunológico y con el sol, a nivel emocional pasar esta enfermedad de niño deja huella, y después de haber tenido que despedir a compañeros, se acuerda de los que le siguen acompañando: “les conmprendes de otra manera, a un nivel más profundo y cuando nos vemos, compartimos experiencias y me mantiene contento. Hay que llevarlo con la mayor normalidad y tirar para delante”.

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