Una profesora de UNIR recomienda que el acceso a pantallas entre jóvenes sea “lo más tarde posible”
Ya no hay vuelta atrás. Las vacaciones de verano de los escolares están a la vuelta de la esquina; fin de exámenes, deberes y madrugones pero: ¿descansarán también de las redes sociales?. Con más tiempo libre, la respuesta parece negativa, aún así, la profesora de UNIR, Noemí García Sanjuán, subraya: “El acceso a las pantallas y a Internet entre los más jóvenes debe ser lo más tarde posible”.
Como ha explicado a Europa Press, no se trata de decir un “no” rotundo a las nuevas tecnologías sobre todo porque, muchas veces, los jóvenes hablan de la “presión de grupo” y pueden “chantajearte” con eso de: “no estar conectados y sentirse apartados del resto” pero hay que explicarles los “problemas” que pueden acarrear ciertos usos de Internet.
Por ello, insiste, “es bueno retrasar lo máximo posible su acceso porque, muchas veces, los niños o adolescentes no están preparados para ellas. Se trataría, así, de intentar evitar situaciones complicadas que pueden ocurrir detrás de las pantallas, como el ciberacoso escolar” que, en muchas ocasiones, “se nutre del anonimato y de las redes sociales”.
ANONIMATO
Al respecto, ha dicho, “el anonimato favorece al ciberacoso porque, de alguna forma, te hace tener una sensación de impunidad muy importante”. Además, detrás de esa pantalla, “parece que uno no es consciente del daño que puede hacer insultando o amenazando a otro compañero de colegio. Es muy peligroso”.
De esta manera, la también directora del Máster en Prevención y Mediación de Conflictos Educativos de UNIR aconseja que se esté “muy pendiente” de lo que nuestros menores hacen en las redes sociales ya que, por ejemplo, desde los 13 años, un menor puede hacerse una cuenta en Instagram.
“Sabemos que la adolescencia es una época muy complicada y, ahora, además, también contamos con la preadolescencia, parece que todo comienza antes y, aunque no se pueden dar datos concretos para saber qué edad es la más complicada a la hora de sufrir ciberacoso escolar, lo importante es que desde la infancia se esté muy atento a todo lo que hacen nuestros hijos con las pantallas y hablar con ellos” porque “son grupos y edades muy vulnerables”.
AUGE DE LAS REDES SOCIALES
Como ha reconocido, “el ciberacoso escolar no es algo nuevo, lleva ocurriendo desde hace muchos años pero el auge de las redes sociales ha hecho que la alarma social se dispare. Antes no había tanto acceso a Internet y, por desgracia, lo más habitual era el acoso en el centro educativo pero ahora, con las pantallas, estamos muchos más expuestos”.
En este sentido, ha destacado, “antes, si un joven sufría acoso escolar era sobre todo en ese entorno. Salías del colegio y parecía que esa situación de peligro terminaba ahí físicamente. Ahora, con todo virtual, puedes estar de vacaciones en tu pueblo o con tu familia y seguir recibiendo ciberacoso a través de las redes sociales. No desaparece ni tampoco se diluye, es una situación muy compleja”.
¿CÓMO PODER AYUDAR A UN JOVEN QUE SUFRE CIBERACOSO?
Para la experta de UNIR, si uno es consciente de que un menor está sufriendo cibercacoso “lo más importante es estar disponible para él”.
Como ha matizado, “no sé trata de preguntar todo el tiempo, porque eso retrae al menor. Es que el niño sepa que estamos ahí para ayudarle. Raramente un niño o una joven que esté sufriendo lo dirá si le agobiamos pero ellos deben saber que estamos ahí, no solo cuando detectamos un problema sino también hay que hacer labores de prevención y estar disponibles para hablar de lo cotidiano, de su día a día, de lo anecdótico... todo ello ayudará a allanar el camino para cuando quieran hablar de lo importante. Dejarle su espacio, sin dejar de observar”.
Así las cosas, ha proseguido, para un niño que sufre ciberacoso “es muy importante que sienta que tiene a alguien a quien pueda recurrir, a su padre, a su madre, a un profesor... por eso nos debemos mostrar siempre disponibles, para compartir y hablar. Si no se podría cerrar en banda. Hay que estar cercar, buscar los espacios y estar disponibles para ellos”.
“PRESIÓN” DE GRUPO
Como ha reconocido, el acceso a las pantallas debería ser lo más tarde posible aunque, muchas veces, los menores chantajean a sus padres con la 'presión de grupo'. Aunque eso suceda, ha dicho, hay que hablar con ellos, “debemos trasladarles y explicarles que entendemos que se sientan desconectados del resto de compañeros por no tener acceso a las redes sociales pero, en la vida, también van a ver muchas cosas a las que no van a poder a tener acceso y, por lo tanto, se lo deben tomar como un aprendizaje”.
Además, ha indicado, “cuando los chicos son pequeños hay más control a esas pantallas porque el padre o la madre están atentos pero cuando ya se cumple una cierta edad ya no te dejan que hagas ese control. Se debería alargar todo lo posible pero también sabemos que es complicado”.
APOYO DOCENTE
También, como no, es importante recalcar la labor del docente. “Deben estar comprometidos con sus alumnos y contribuir a que los niños estén en espacios seguros y educativos”. Evidentemente, ha dicho, “la familia debe estar cerca pero también a veces hace falta apoyo profesional y del colegio. Hay que ir a una”.
Además, reflexiona, “en ocasiones nos centramos en el acoso en tiempo presente, en el ahora, pero el problema es que las consecuencias de estas agresiones no solamente se encuentran en el corto plazo sino también en el medio y largo plazo”.
Un chico mayor que, por ejemplo, nunca haya dicho que ha sufrido acoso “puede tener momentos en su vida en que surjan problemáticas, sin saber cuál es el origen y el foco de su malestar. Puede arrastrar muchos traumas y, por eso, es fundamental conseguir hablar con ellos y que cuenten lo que está pasando”.
“La familia cuida y educa y la escuela educa y cuida, al final son cuestiones que, aunque se aborden desde diferentes ámbitos, son igual de importantes”.
Así, destaca, “debe haber un vínculo de colaboración entre el entorno educativo y las familias. Debe haber una implicación por ambas partes para que haya una dirección común para poder apoyar y ayudar y tratar de evitar que estos casos sigan aumentando”.
“APRENDER A ABURRIRSE”
Finalmente, la profesora de UNIR ha querido nombrar el libro del escritor Álvaro Bilbao que habla sobre el cerebro del niño explicado a los padres. “Este psicólogo -indica- varias veces a lo largo del libro hace alusión a que, en un capítulo concreto, enumera algunas de las aplicaciones o videojuegos que considera importantes para los niños más pequeños y, lo más sorprendente, es que cuando llegas a ese capítulo, éste está en blanco”.
“Es para reflexionar. Lo cierto es que no hay ninguna aplicación buena para esas edades. Los niños y los adolescentes deben aprender a aburrirse, a tolerar el aburrimiento para hacer que su imaginación y creatividad se pongan en marcha y evitar hacer daño a los demás a través de las redes sociales o el anonimato”, ha finalizado.
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