Villa ilumina a España
La selección española protagonizó un estreno mayúsculo, con un triunfo solvente y brillante en ocasiones ante Rusia (4-1), gracias a un triplete del valencianista David Villa, que le permite potenciar su autoestima, asentarse de buen grado en la cita continental y aclarar su futuro en la fase de grupos.
El combinado nacional ofreció además una versión notable, especialmente en el primer acto, con un juego vistoso, pero sobre todo una lección de contragolpe. España se desplegó con enorme facilidad, gracias al toque ágil de sus centrocampistas Xavi e Iniesta.
Ambos ejercieron de mariscales y transformaron la firmeza del equipo español en talento. Funcionaron a la perfección los resortes colectivos que pretende Aragonés porque tanto Villa como Torres ofrecieron su mejor papel ante la endeblez defensiva de los rusos. Villa además estuvo soberbio en la definición, con tres goles de distinto calado.
En el primero aprovechó la brega de Torres para apuntillar a Rusia desde el lugar exacto. Y en el segundo convirtió en gol una obra de arte de Iniesta, con un pase estratosférico al espacio. El asturiano se desmarcó y, en un toque, transformó el segundo por debajo de las piernas de Akinfeyev. Lo mejor estaba todavía por llegar porque en el tercero amasó un esférico dentro del área, recortó con ingenio y chutó raso para festejar la goleada.
España había merecido los goles antes de conseguirlos por su trato del balón. Le habían fallado no obstante los ajustes defensivos antes del ecuador del primer acto. Rusia aprovechó esa grieta en el sistema español, el que generan los centrocampistas cuando no tienen balón, pero tampoco estuvo certero. Su gran oportunidad para agarrarse al encuentro se marchó al palo a los 23 minutos.
La selección entonces ya marchaba por delante como consecuencia de la movilidad y trabajo de Torres. El ariete no lució ante la portería rival, pero sí aportó significado y sobre todo trascendencia al juego español.
CÓMODA SEGUNDA PARTE PARA ESPAÑA
Fueron los mejores minutos del encuentro, con Rusia y España lanzándose contras y generando peligro. Senna ejercía de ancla y permitía a Xavi e Iniesta conducir el juego nacional. Una aparente tregua antes del descanso derivó en el golpe definitivo del partido. Un nuevo contragolpe acabó en las botas de Iniesta. El azulgrana, con el tiralíneas, ofreció el único hueco posible a Villa para que el asturiano consiguiera el segundo.
La herida abierta en Rusia fue demasiado grande para que suturara en el segundo acto, en el que España se movió con suma facilidad, deleitándose por momentos en la zona ancha y en el contragolpe. Los aciertos individuales de Villa, con su tercer tanto, y Cesc, cuando el partido languidecía y en su primer tanto con la elástica nacional, adornaron un triunfo que vuelve a convulsionar a un país deseoso de acompañar a su selección hasta la gloria.
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